A Fredi Guthmann
BUENOS Aires, 1948
Querido Fredi:
Mil gracias por su carta. Me llegó justamente cuando me disponía a escribirle, pensando que pronto se pondría en viaje hacia el Este y que después ya no sería fácil alcanzarlo. Ya veo que tengo tiempo de que mis líneas le lleguen. Muy hermosa su carta, Fredi; de esas que lo dejan a uno frente a una repentina caída en uno mismo, en lo profundo y olvidado —eso que la vida que algunos tenemos que nos oculta y distorsiona todo el tiempo—. Usted se embarca hacia la fuente, es cierto; pero... "no me buscarías si no me hubieras ya encontrado". Siempre me pareció ver en usted (¡y lo he conocido tan poco y tan mal!) una situación muy clara y definida, como la del hombre que a mitad de la vida se ha quitado ya de encima todo o casi todo lo accidental, lo transitorio. Incluso su tendencia a desplazarse, a ir un lado a otro, me pareció un afán de no enraizarse, de no recaer en la triste condición del hombre que tiene una sola casa, una sola mesa, un solo libro, una sola ventana con un solo paisaje. Simplificación, y a la vez enriquecimiento. Por eso me parece que usted va admirablemente preparado para su experiencia oriental. Vous allez boire à la source, mais c'est parce que vous la méritez...112
Pienso que será magnífico saltar hacia atrás, desde Europa siglo XX a las mesetas originales, fuera del tiempo, a salvo de la historia ¿Se despertarán en el occidental las resonancias de contacto, las armónicas, frente a su escenario primitivo, su punto de partida? Creo sí; por lo menos, algunas experiencias como las de D. H. Lawrence en Taos, y las de ese americano que vivió veinte años entre los indios de Nueva Méjico,113 hasta aprender no solamente el idioma y las costumbres, sino llegar a pensar como ellos y sentir como ellos... El extremo desarrollo espiritual del hombre puede coincidir mejor con el extremo primitivismo, que los términos medios estilo "misionero" y “antropólogo". Pero usted va en busca de algo todavía más grande: los orígenes simultáneamente dados con la infinita sabiduría del Oriente. Pero, como usted dice, esto exigiría largos desarrollos... En fin, buen viaje para Natacha y usted. Alguna vez, en algún Hades de tierra o del subsuelo, nos encontraremos para que usted me cuente lo que vio, lo que supo, lo que vivió.
Sí, insisto en irme a Europa. Incluso tengo planes bastante concretos, que desgraciadamente no pueden definirse del todo por la maldita demora de las Messageries en darle a Havas la fecha exacta de la partida del barco a Tahití. Hemos visto a un funcionario de Navi-France, en B.A., y nos ha prometido tener informes para mediados de diciembre. Calcule usted que yo tengo que sincronizar exactamente mi regreso con la partida de Havas; el estudio no puede quedar desatendido ni un solo día (Trop de concurrence, et le prestige, mon cher, le pres-ti-ge!).114 Ahora bien, mi plan es irme el 12 de enero en el Alcántara, o el 19 en el Conté Biancamano; los dos van a Francia, y yo me pasaría un mes en París y dos en Italia.
Le agradezco de todo corazón su generosa oferta de dinero. No será necesaria, pero tenga la seguridad de que si hubiese necesitado más plata, no hubiera vacilado en pedírsela. Me arreglaré bastante bien con lo que he juntado. Eso sí, acepto su ofrecimiento de una lista de amigos franceses e italianos, y también todo lo que pueda decirme usted sobre condiciones de vida en París (meaning very cheap conditions).115 Puedo vivir en una piecita cualquiera, y comer en donde el apetito me sorprenda. Me dicen que París es horriblemente caro, pero que en cambio puedo economizar más en Italia.
De manera que si tiene diez minutos libres, mándeme sus consejos. Me vendrán estupendamente.
Me pide usted noticias de los amigos. Havas está muy bien, contento por tener su pasaje en el bolsillo, pero restless enough por los azares del cambio, las divisas, etc. Sigue trabajando como un bárbaro, y ya ha reaccionado muy bien de la depresión que le produjo el tener que definir su camino. Si usted pudiera insistir todavía ante ese conocido de las Messageries para que le precisen la fecha de salida del barco a Tahití, le hará un gran favor a Havas, y otro no menos grande a mí, pues yo podré poner inmediatamente en marcha mi viaje a Europa.
Jorge está muy bien, terminando ya su trabajo musical, que este año ha sido bastante intenso. Daniel da conciertos, conferencias, y prepara sus exámenes de latín. Dice que soy un "bárbaro" porque leo a Graham Greene y a Camus. De Rafael116 no sé nada, salvo verlo una que otra vez en los conciertos, porque su nueva vida lo ha alejado de nuestro círculo. Susana y Perla están muy bien, y en cuanto a Arturo hace rato que sólo lo veo cuando lo encuentro en alguna esquina (que son la casa de Arturo; es un contrasentido que Cuadrado117 viva en un sitio que es más bien redondo).
Me parece estupendo que persista usted en traducir Los Reyes—¿De veras suena bien en francés? Un par de personas me habían dicho que les parecía notar una analogía entre ciertas formas poéticas francesas y mis diálogos. No sé, pero me gusta tanto que usted haga con él esa cosa tan bella que hizo con los cuentos y con Ícaro. Y me gusta que haya alguien en Francia a quien le guste el libro... y lo cite. Uno se siente muy importante.
Dígale a Natacha (que se sonreirá como ella sabe hacerlo) que lucho sus libretas, sus vocabularios, sus papeles secantes, sus plumas y sus carpetas. Y que la recuerdo con muchísimo cariño. Dígale bien que nuestro Cocteau yace sepultado en el olvido. No time for poetry.118
Querido Fredi, que tengan ustedes el mejor de los viajes, y un grandísimo abrazo de su amigo,