IRÈNE NÉMIROVSKY (Kiev, Ucrania, 1903 - Auschwitz, Polonia, 1942). Hija única de un próspero banquero judío, recibió una educación esmerada (aprendió francés, ruso, polaco, inglés, vasco, finés y yidis), aunque tuvo una infancia infeliz y solitaria. Tras huir de la revolución bolchevique, su familia se estableció en París en 1919, donde Irène obtuvo la licenciatura de Letras en la Sorbona.

Luego de publicar El malentendido (1926) y Un niño prodigio (1927), la aparición de su novela David Golder (1929) le abrió las puertas de la celebridad. Le siguieron, entre otras, El baile (1930), Las moscas del otoño —traducida también como Nieve en otoño— (1931), El caso Kurílov (1933), El vino de la soledad (1935), Jezabel (1936) y Los perros y los lobos (1940).

Pero la Segunda Guerra Mundial marcaría trágicamente su destino. Denegada en varias ocasiones por el régimen de Vichy su solicitud de nacionalidad francesa, en 1942 fue deportada al campo de concentración de Auschwitz, igual que su esposo, Michel Epstein. Murió de tifus poco después.

Sesenta años más tarde, el azar quiso que el nombre de Irène Némirovsky regresara al primer plano de la actualidad literaria con el enorme éxito de Suite francesa, su obra cumbre descubierta casualmente por sus hijas y publicada en 2004. Galardonada con el Premio Renaudot —otorgado por primera vez de forma póstuma—, fue aclamada por la crítica y relanzó el interés por una autora que se sitúa sin duda entre los grandes escritores franceses del siglo XX.