LLAMA ABIERTA
Una casa vacía a mis espaldas
y la certeza de calcetines puestos a secar;
fuera se esfuerzan tormentas de antiguo conocidas.
Con pensamientos amiantados,
hurgar en brasas ajenas, luego en cenizas;
porque el lado caliente tiene razón.
Placeres y bonitas conversaciones
con la madera excitada y temerosa;
fácilmente me dejo convencer.
Eso vegeta hasta que. Cierra,
cierra de una vez la puerta.
Dentro todo se hace real.
Las chimeneas antes habitadas
fueron ya abandonadas ayer.
Mañana, cabeza abajo, flotará el humo frío.