ENTRE ANCIANOS

Cómo, a los noventa, mienten todavía

y aplazan su fallecimiento

hasta que se convierte en leyenda.

En las manos moteadas

de ancianos madrugadores

fue depositado el mundo.

El Poder, muchas veces plegado,

y los pliegues de una piel vieja

desprecian lo terso.

Nosotros, entre ancianos,

nos mordemos las uñas a ras

y no sabemos crecer.

Duros, sabios y bondadosos,

ellos perduran, ascéticos,

y pronto nos sobrevivirán.