Agradecimientos
A Cinthya de Anda, no solo por brindarme su cariño y amistad, también por prestarme su nombre para esta historia y animarme a seguir haciendo lo que me apasiona: escribir.
A mis padres, a mi amado esposo, a mis preciosas hijas, a mis grandes amigas; Marcela Gutiérrez y Olga H. Moreno. A mi profesor de literatura, Juan Carlos Quiroz, y a mis maravillosos compañeros de clase; gracias por sus comentarios y aportaciones.
A Lola Gude, a Ilu Vílchez y a todos los que hacen posible que mis historias lleguen a ver la luz.
Pero sobre todo, gracias a los lectores, que han depositado su confianza en mi obra y me han permitido llegar a su corazón.
Un beso,
Fabiola Arellano.