Capítulo 35
Riley abrió los ojos. Todo su cuerpo le dolía, sobre todo su hombro y su cabeza. El rostro de Bill inundó su vista. ¿Estaba soñando?
“¿Bill?”, preguntó.
Sonrió, viéndose aliviado. Todavía tenía algo suave contra su cabeza, deteniendo el flujo de sangre.
“Bienvenida”, dijo.
Riley entró en cuenta de que todavía estaba en la habitación, con el tubo cerca. La agarró un momento de pánico.
“¿Dónde está Dirk?” preguntó.
“Muerto”, dijo Bill. “Le diste justo lo que se merecía”.
Riley se seguía preguntando si estaba soñando.
“Tengo que verlo”, jadeó. Logró voltear su cabeza. Luego vio a Dirk en el piso, boca abajo en una piscina de su propia sangre. Ojos abiertos. No parpadeaban.
Bill giró su cabeza de nuevo para que lo mirara.
“No trates de moverte”, dijo. “Estás bastante herida. Vas a estar bien. Pero has perdido bastante sangre”.
Un espasmo de mareos le dijeron que Bill tenía razón. Sólo logró enunciar cinco palabras antes de volver a perder el conocimiento.
“Un monstruo a la vez”.