A ESE DEVENIR INSONDABLE
A ese devenir insondable
de casas vacías,
y el llanto por doquier
de soledad anunciada
con voz de aciago.
Es tan dura esta carga
que no me concierne,
se pronuncia como esquirla
en este costado hasta enjugarlo
de sangre maloliente y de adulterios.
Hondo, profundo sentir
que no da sosiego
ni arrebata aquello que entumece,
y te deja en la letanía del letargo
para carne de la que se nutre
toda ave oscura en su escondrijo.