mentor de la delicadeza;
el mandato del barbero de Sevilla,
versos escritos
a golpes de tragos añejos
engendrados en los tabernáculos
donde los artistas ungían sus almas
de místicos oráculos.
Una gaviota contra los grandes navíos
forjando lo digno
que encierra un porvenir
al arrancarle el faldellín a los puertos,
las punzadas al arte mentidero de la escarcha
o al gélido invierno
que pernocta en los huesos
de inocuos espectros
que desovan en la lonja.
Estaba de polizón en un albergue portuario
extrayéndole impurezas
al aire contaminado y,
alas al pensamiento;