A grandes rasgos,
la poesía y el toreo son parte de la vida,
con mucho quiebro y desdicha, sí,
y temple que despierta la agonía, de que el vivir,
es el único remedio que les queda.
Y trajinar con el tiempo y barajar la rutina
con tinta para quedarse hartos.
Es como un carraspeo en la garganta
que va sesgando la voz hasta callarla,
así se hace la poesía del alma,
así se hace el toreo de la vida.