A CIERTA DISTANCIA
A cierta distancia y prudente altura,
os miro como si fuera un dios.
Soslayados e intrínsecos,
inmersos en vuestros miedos,
vais muriendo.
Os observo diminutos,
casi indefensos tras el humo
después de cada batalla.
Os vestís con harapos destartalados
y os movéis como hormigas desquiciadas,
avariciosos del hambre
e insaciables de sed.
Hacéis hincapié en que la vida es frágil
como una brizna de hierba a merced del aire,
y sin embargo, no cesáis en socavarla
bajo el fango de vuestros pies,
vivís la paz como un sueño,
la libertad como un fin,