LA CARA DEL HAMBRE
Golpe blando como un espacio
en lo obscurecido es el hambre;
y es verdad que ella solo tiene tiempo
para mirarse a sí misma,
regodeada en los percheros
de los armarios de caoba,
blancos ropajes bosquejados
en papel de cartón,
que pasearon por los puentes
donde era la enemiga;
arrancada de la espalda
que dobló al monstruo sin matarlo
de un golpe de brillo en el agua,
sin ahogarla y por azar.
La ves venir engalanada
como una montaña acompañada
de bosques llenos de frutos
en su pelo enredado en las raíces,