34. Confrontación.

 

Me acerqué a la mesita de café donde Oscar estaba esperándome y sin mediar palabra me invitó a sentarme con un gesto de su mano. Lo miré sin saber que decir por un momento, entonces una especie de indignación me subió desde el estómago, aunque hablé sin levantar la voz.

 

-         Así que ya sabes que estoy aquí... - afirmé.

-         Me enteré unos días atrás, aunque cuando me llevaste ese libro a casa, me pareció reconocerte y comencé a hacer llamadas.

-         Estoy buscando a los chicos, contigo no quiero nada, no te preocupes.

-         Me lo imagino, pero es un momento delicado y si hace veinte años casi te matan hoy pueden terminar el trabajo.

-         Si es una amenaza, no me asusta en lo más mínimo. Yo morí hace veinte años, en una prisión sin nombre ¿lo recuerdas?

-         Mira, hace veinte años te engañé; hice un pacto con el diablo y todavía lo estoy pagando...

Bajó la vista y comenzó a hablar como si lo hiciera ante un confesor. Pero si buscaba alguna redención estaba equivocado; yo no iba a perdonarlo...

 

-         Malena no acepta un "no" como respuesta, y ella lo quería todo. Vos sobrabas para ella. Tuviste suerte de salir viva. Desde ese momento, yo acepté desaparecer y empezar de nuevo en otro lugar; aquí, en Mendoza. Criar a nuestros hijos lo mejor posible y alejarnos de los problemas de la familia de Malena. Son muy peligrosos, ellos lo manejan todo. Te escribí cada año por navidad, para que tuvieras noticias de los chicos, y te rogué que nunca intentaras buscarnos. Pero aquí estás. ¿Por qué no me hiciste caso?

 

Me quedé helada por la revelación. Esperaba a un hombre vil, amenazante. En cambio, era un ser atormentado el que mirándome otra vez a los ojos, me reprochaba el haberle buscado.

 

-         No recibí ninguna carta en la prisión. - respondí azorada - Fueron veinte años de total incomunicación. Y si, ahora aquí estoy...

-         Pero yo... Te juro que mandé las cartas. Fui un estúpido y creí tenerlo todo bajo control. Ahora lo más importante es que Malena sabe que estás en la ciudad y si hace veinte años no te mató, fue porque no tuvo la oportunidad. Pero ahora ella maneja un asunto gordo aquí y tú estás en peligro. Y si los chicos saben quien eres y la enfrentan, los pondrás en peligro a ellos también.

-         ¡Pero son mis hijos! Quiero verlos, formar parte de su vida de alguna manera.

-         Vanessa no te recuerda y Leandro no está bien, bebe un poco y nunca consiguió levantar cabeza. No los metas en esto, estoy intentando protegerlos.

-         ¿Cómo puedes pedirme eso? ¡De ninguna manera pienso desaparecer otra vez! Quiero verlos, quiero ayudar... ¡Tienes que decirme donde encontrarlos! ¡Por favor, Oscar!

-         No puedo, Claudia... Estamos metidos en un lío bastante difícil y estoy tratando de proteger a Leandro. Tienes que desaparecer y cuando esto pase, intentaré explicarle a los chicos tu... situación. Pero si todo esto nos explota en la cara, Malena puede intentar hacer algo desesperado.

-         Me estás dando miedo, Oscar. ¿En qué estás metido?

-         No voy a decírtelo; pero te pido que no te metas. Tienes que irte. Hoy mismo si es posible.

 

Oscar se levantó y me miró suplicante. No había más palabras que decir, solo dijo un corto: "Por favor" mientras se marchaba.

 

Mis instintos de madre se encendieron todos a la vez, pero seguía sin saber como el hecho de encontrar a mis hijos podría ponerlos en peligro. Otra vez sería por causa del asunto en que estaban metidos Oscar y Malena.

 

Sólo cuando amanezca
titlepage.xhtml
part0000_split_000.html
part0000_split_001.html
part0000_split_002.html
part0000_split_003.html
part0000_split_004.html
part0000_split_005.html
part0000_split_006.html
part0000_split_007.html
part0000_split_008.html
part0000_split_009.html
part0000_split_010.html
part0000_split_011.html
part0000_split_012.html
part0000_split_013.html
part0000_split_014.html
part0000_split_015.html
part0000_split_016.html
part0000_split_017.html
part0000_split_018.html
part0000_split_019.html
part0000_split_020.html
part0000_split_021.html
part0000_split_022.html
part0000_split_023.html
part0000_split_024.html
part0000_split_025.html
part0000_split_026.html
part0000_split_027.html
part0000_split_028.html
part0000_split_029.html
part0000_split_030.html
part0000_split_031.html
part0000_split_032.html
part0000_split_033.html
part0000_split_034.html
part0000_split_035.html
part0000_split_036.html
part0000_split_037.html
part0000_split_038.html
part0000_split_039.html
part0000_split_040.html
part0000_split_041.html
part0000_split_042.html
part0000_split_043.html
part0000_split_044.html
part0000_split_045.html
part0000_split_046.html
part0000_split_047.html
part0000_split_048.html
part0000_split_049.html
part0000_split_050.html
part0000_split_051.html
part0000_split_052.html
part0000_split_053.html
part0000_split_054.html
part0000_split_055.html
part0000_split_056.html
part0000_split_057.html
part0000_split_058.html
part0000_split_059.html
part0000_split_060.html
part0000_split_061.html
part0000_split_062.html
part0000_split_063.html
part0000_split_064.html