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Jack volvió a la casa de Roberto.
Esta vez no estaba.
Su esposa atendió al muchacho por el interfono y le explicó que el marido vendría tarde. Le facilitó el número de su teléfono móvil y de vuelta en casa, lo llamó.
—Buenas tardes, aquí habla Jack.
—Buenas, aquí habla Roberto. ¿Cómo estás, Jack?
—Bien…
—¿Quién te dio mi número de celular?
—Su esposa.
—Ah, ya. ¿Y, qué pasó?
—Quiero hacerle algunas preguntas.
—¿Referente?
—A mi madre.
—Bueno, ahorita estoy todavía en el trabajo acabando un diseño.
—Será algo rápido.
—A ver, pues.
—Lo que pasa es que la otra vez, usted no me contó que cuidó a mi madre cuando estuvo hospitalizada.
—Así es. Ella estuvo muy delicada y como tu padre estaba cansado del desvelo, me turnaba con él.
—¿Pero usted era más amigo de mi madre o de mi padre?
—De los dos, Jack. De los dos. Yo quería tanto a tu madre como a él y por eso, me disgustaba que los demás ni siquiera se ofrecieran a ayudarle.
—Pero después usted se alejó…
—Así es la vida, muchacho. Tu padre volvió a su trabajo y se ausentó por temporadas más largas. Yo creo que era para evitar los recuerdos y por eso nos dejamos de ver, pero no de querer.
—¿Siempre se escribían?
—Habitualmente, Jack.
—Pero mi papá nunca me habló de usted.
—Tras la muerte de tu madre, me aparecí seguido a ver a Vincent. Estabas muy pequeño para recordarlo. Yo creo que tendrías unos cuatro años pero con el tiempo, como te dije, nos distanciamos.
—No recuerdo eso.
—Es que a esa edad es difícil.
—¿Usted alguna vez discutió con mi padre?
—Bueno, a veces teníamos diferentes opiniones. Tu padre era un tipo muy rudo cuando alguien no estaba de acuerdo con él, pero en la mayoría de las discusiones se podía mantener una plática normal.
—¿Y nunca pelearon?
—Vos decís algo violento…
—Sí, como la vez que discutieron cuando reparaban la casa…
—Eso no lo recuerdo fijate. ¿Quién te dijo eso?
—Uno de los que estuvo ahí.
—Yo no recuerdo haber discutido en esa ocasión con tu padre. La verdad es que no sé… ve, y ¿quién es la persona que te contó que nos peleamos? ¿A qué viene todo esto?
—La otra vez que estuve en su casa, también vi que usted esquía.
—No mucho. Fui como ocho veces, pero era torpe y mejor lo dejé.
—¿Y usted alguna vez fue a esquiar con mis padres?
—No.
—¿Y con mi madre?
—No, muchacho. ¿Pero qué me estás preguntando, Jack, a dónde querés llegar?
—¿Está seguro de que nunca fue con mi madre a esquiar?
—No, Jack.
—¿La vez que ella sufrió el accidente esquiando, usted dónde estaba?
—Estaba en la capital presentando unos diseños para viviendas sociales.
—Qué conveniente…
El hombre se quedó en silencio.
Jack permaneció a la expectativa.
—Bueno, Jack, si no creés en mí, no entiendo por qué me preguntás. ¿A qué se debe tanta insistencia con el pasado? ¿Qué es lo que te pasa? ¿A dónde querés llegar?
Jack cortó la comunicación.