CICLO 447

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Sobre el fondo profundamente negro de las estrellas desperdigadas, los filamentos de la galaxia de la Vía Láctea parecen jirones de luz añadidos por un artista magistral. Aquí, en el extremo más alejado de la Concha Exterior, cerca del principio de lo que los colonizadores llaman la Brecha, no hay indicios de la enorme actividad de la Colonia, a unos veinticuatro miliciclos-luz de distancia. Un silencio impresionante, ininterrumpido, sirve de fondo a la sorprendente belleza de un cielo negro tachonado de brillantes estrellas.

De pronto, del vacío sale un pequeño mensajero robot interestelar. Busca y finalmente encuentra un oscuro satélite esférico de unos cinco kilómetros de diámetro, fácilmente pasado por alto en el gran panorama de la bóveda celeste. Transcurre el tiempo. Un primer plano revela actividad en el satélite. Unas suaves luces artificiales iluminan porciones de su superficie. Vehículos automatizados trabajan en la periferia del objeto, cambiando aparentemente su forma. Se desmantelan estructuras externas y se llevan a un área de almacenaje temporal, lejos. Por fin, el satélite original desaparece y lo que queda son dos largos raíles paralelos, de una aleación metálica, montados en secciones de unas doscientos metros por pieza, sacadas de las partes de repuesto del ahora desaparecido satélite. Cada raíl tiene diez metros de ancho y está separado de su compañero por alrededor de otros cien.

Los viajes regulares al área de almacenamiento continúan hasta que se agotan las provisiones de material útil y los raíles se extienden en una distancia de casi quince kilómetros. Luego cesa toda actividad. Los raíles que van de ninguna parte a ninguna parte del espacio quedan como mudos recuerdos de una gran actividad de ingeniería bruscamente abandonada. ¿O no fue así? Justo por debajo de un prominente par binario, las dos luces más brillantes del cielo oriental, surge un punto. El punto crece hasta dominar el cuadrante oriental del cielo. Una docena, no, dieciséis grandes naves de carga con parpadeantes luces rojas, encabezan una procesión de vehículos robot a la región. Los fantasmagóricos raíles a ninguna parte se ven rodeados por los recién llegados. El primer carguero se abre y emergen seis pequeñas lanzaderas, regresando cada una a la hilera de los grandes contenedores cargueros. Las lanzaderas esperan silenciosamente en el exterior de las grandes naves mientras que el resto completa su llegada.

El último vehículo en llegar es un pequeño transbordador espacial, tirando de un objeto largo y estrecho que parece como dos abanicos japoneses plegados y unidos punta con punta. Viene metido en una funda protectora y transparente de un material muy fino. Ocho diminutos aparatos moviéndose como colibrís bailan a lo largo de su entero cuerpo como si en cierto modo lo guiaran, guardaran y comprobaran su salud, todo a la vez.

Los enormes cargueros, de forma parecida a los viejos dirigibles pequeños, se abren ya y revelan su contenido. La mayor parte transporta secciones de raíl apiladas en enormes montones. Las pequeñas lanzaderas descargan las secciones, dejándolas apiladas y colocadas en grupos que se extienden por kilómetros en ambas direcciones desde los raíles existentes. Cuando casi todas las secciones de raíl están descargadas, cuatro de las lanzaderas se acercan al costado de las restantes naves de carga y esperan que se abran los grandes portones. Desde el interior de este carguero salen ocho máquinas que atacan a cada una de las cuatro lanzaderas por parejas, partiéndose cuidadosamente en pedazos y metiéndolos en la oscura bodega de la nave. Un momento después, un alargado complejo de maquinaria articulada emerge de la gran nave. Una vez fuera de los confines del carguero, se extiende como un largo banco de casi un kilómetro y medio de longitud. Cada cien metros o así, a lo largo de la plataforma central de este banco, un pequeño conjunto de componentes coordinados se transforma en pequeños grupos locales altamente organizados.

Éste es el sistema de construcción automatizado y multiforme, uno de los tesoros tecnológicos de los colonizadores. El entero sistema se traslada y encaja al final de las vías y sus diversos y remotos manipuladores empiezan a tirar de las secciones de raíles amontonados. Sus sofisticadas manos y dedos locales colocan hábilmente las nuevas secciones y las fijan con soldaduras atómicas. La rapidez es asombrosa. Un kilómetro y medio entero de vía se termina en minutos y los grandes constructores pasan a otro grupo de secciones de raíl. Las vías terminadas se extienden a más de cien kilómetros en el espacio.

Habiendo dado fin a una tarea, el sistema de construcción sufre su siguiente metamorfosis. Autodesmontándose por piezas, empezando desde los extremos del largo banco, la monolítica estructura desaparece y se reorganiza en mil componentes separados pero similares. Estos pequeños aparatos, como hormigas, se sujetan agrupados a las secciones de raíl individuales. Miden meticulosamente todas las dimensiones y comprueban las soldaduras entre secciones adyacentes. Después, como obedeciendo a una indicación, los raíles de los cuatro extremos de la vía empiezan a elevarse y torcerse, levantados por los componentes-hormigas. Los raíles se van torciendo hacia arriba, arrastrando el resto de la vía. Las dos largas líneas paralelas son eventualmente transformadas en dos gigantescos aros de dieciséis kilómetros de radio, que parecen las ruedas de un parque de atracciones suspendidas en el espacio.

Con la terminación del doble círculo, el sistema de construcción vuelve a reconfigurarse. Algunos de los nuevos elementos del sistema recogen el largo y delgado objeto parecido a los dos abanicos japoneses encarnados. Lo levantan cerca del círculo (es, y no debe sorprender, casi de la exacta longitud del diámetro de los círculos) bajo la cuidadosa vigilancia de sus guardas colibrís. Entonces el objeto es levantado y colocado como un radio norte-sur en la estructura del doble círculo. Algunos de los colibrís producen unos cables finos e invisibles y sujetan el radio a la estructura circular en ambos extremos. El resto de los menudos y veloces mecanismos crean una red que se enrosca en la sección central y conecta la gran antena con el eje este-oeste de los círculos.

La antena ahora conectada a su estructura de soporte, se abre despacio a las dos posiciones norte y sur del anillo. Una inspección más detenida revela que los colibrís están ahora separando los pliegues individuales. Estos pliegues se extienden hasta que todo el interior de los cercos está cubierto por una mezcla de tela metálica, costillaje y una sorprendente y compleja red de elementos locales. El despliegue inicial está completo.

Después de esto sigue el complejo de comunicación que pasa por una complicada autoprueba mientras que sus subordinados de la construcción esperan por si surgen problemas. Las pruebas tienen éxito y la estación es declarada operacional. A las pocas horas, la falange de emisarios robot procedente del universo habitado recoge todo el metal sobrante y lo carga en una de las grandes naves de carga. Luego, tan de prisa como han venido, los vehículos robot desaparecen en la oscuridad que rodea la estación, dejando la imponente estructura circular sola, como recordatorio de la presencia de inteligencia en el Universo.

Alrededor de la enorme Concha Exterior, cuyas doscientas cincuenta y seis secciones contienen cada una más volumen que la Colonia, se han montado más de un millar de similares vertientes durante el Ciclo 446, en un intento de extender las avanzadas capacidades de comunicación a nuevos ambientes. Ésta es la última cuesta de un grupo muy difícil, en una región cercana a la Brecha. Este grupo se vio retardado varias veces debido a un número inaceptable de deficiencias de manufactura en la más cercana e importante fábrica, a más de dos miliciclos-luz de distancia. Después de varios intentos de diagnosticar y reparar los problemas, la fábrica tuvo que ser cerrada y virtualmente reedificada de planta. El retraso total en la terminación del proyecto fue de catorce miliciclos, aproximadamente lo que el Consejo de Ingenieros había predicho en su análisis de «peor caso», que acompañaba la Proclamación del Ciclo 446.

Mientras se acerca el gran momento, toda actividad cesa en el corazón de la Colonia. En el último nanociclo, no hay actividad comercial, ni entretenimientos. Incluso los espaciopuertos están cerrados. A precisamente 446.9, después de doscientos miliciclos de debate, el programa del Gobierno para la próxima era será proclamado y toda inteligencia de la Colonia estará escuchando.

El transmisor gigante se activa según lo previsto y la Proclamación del Ciclo 447 sale a una velocidad de información de cien trillones de fragmentos de información por picociclo. La velocidad real de datos procedente de la poderosa fuente es mucho más alta, pero la velocidad de información se reduce para acomodar requerimientos para codificación sofisticada, así como comprobación de errores internos de los datos. Con la codificación, solamente los receptores de la Colonia equipados con algoritmos especiales de decripticación pueden clarificar el mensaje a cualquier nivel. Y las comprobaciones de consistencia interna en cada paquete de datos en la transmisión, reduce la probabilidad de recibir información errónea incluso a enorme distancia, a prácticamente cero.

De acuerdo con la organización y agenda para La Proclamación establecida en la Era del Genio, entre los Ciclos 371 y 406, el primer microciclo de la transmisión es un resumen completo del plan entero. Doscientos nanociclos de este resumen están dedicados a cada una de las cinco divisiones gobernadas por el Consejo de Líderes: administración, información, comunicación, transporte y exploración. Después de un descanso planeado, de cuatrocientos nanociclos, para permitir ajustes de recepción a lo largo de la trayectoria de la señal, empieza la transmisión de la actual Proclamación del Ciclo 447. Empieza y continúa. No para hasta veinte microciclos más tarde. Se utilizan cuatro microciclos completos para intercalar, en profundidad, explicaciones de los proyectos importantes llevados a cabo en cada una de las cinco disciplinas. De especial interés para el Comité de la Concha Exterior, el grupo que gobierna la inmensa región concéntrica que define hasta el punto más distante donde los colonizadores pretenden tener jurisdicción, es un plan de la División de Exploración que anuncia la repatriación a la Concha Exterior de casi un millón de especies procedentes del Sistema Sociológico 3.

(La transmisión de La Proclamación, un caudal de información que puede ser traducida a lenguaje, imágenes, sonido y otras impresiones sensoriales según los seres que la reciben y la sofisticación de su equipo de decripticación, es el principio del proceso gubernamental para cada ciclo. Basándose en La Proclamación, los cuerpos regionales o agencias administrativas con jurisdicciones ajustan entonces sus planes para que el ciclo sea consistente con los anunciados por el Consejo de Líderes. Este procedimiento está detalladamente definido en los Artículos de la Confederación Colonial).

La Proclamación es retransmitida a toda la Colonia y a los lugares cercanos de la Concha Interior mediante estaciones de comunicación gigantescas dispuestas a lo largo de las rutas de transporte desarrolladas. Estas estaciones, en realidad centros de información que almacenan todos los mensajes de la Colonia en sus extensas bibliotecas por tanto tiempo como cien ciclos, amplifican y retransmiten la señal a la siguiente estación, según el esquema de unos diez microciclos-luz de distancia. El límite de la Colonia (y de ahí el principio de la Concha Interior) se extendió mediante Decreto de Límites en la Proclamación del Ciclo 416, en el que se incluían todos los puntos hasta tres miliciclos-luz del centro administrativo. De este modo, para cuando La Proclamación llega al gigantesco Complejo Zoológico, una combinación de tres estrellas y diecinueve planetas (cuatro de ellos artificiales), justo al otro lado del límite de la Colonia, el mensaje ha sido transmitido a través de trescientas estaciones.

El Comité de Guardianes del Zoo espera ansiosamente la promulgación para encontrar la respuesta a su petición de expansión del Complejo Zoológico. Les sorprende encontrar su petición remplazada por otro plan de repatriación. En otra ocasión, el Ciclo 429, había propuesto una expansión del Zoo para poder manejar la abundante progrenie creada por los sobresalientes en ingeniería de adaptabilidad genética durante los Ciclos 426-428. A la sazón, también su petición fue desestimada y el Consejo de Líderes había recomendado la repatriación como medio de resolver el problema de población. Durante los Ciclos 430-416 la población del Complejo Zoológico se mantuvo aproximadamente constante mediante estas transferencias regulares de especies corrientes a sus lugares de origen.

Pero con el inicio del Ciclo 437, se notó un rápido aumento del interés por la biología comparada. Lo provocó el descubrimiento de una quinta clase de forma de vida, llamada Tipo E, por el Consejo de Biólogos, en la Sección 28 de la Concha Exterior. Las expediciones subsiguientes a esta área mostraron no sólo que el tipo de vida dominante de las Secciones 28 a 33 era del Tipo E, sino que también el Tipo A estaba sorprendentemente presente, en dichas secciones. Ésta fue la primera vez que la natural evolución en una región determinada había mostrado una predilección por cualquier tipo de vida que no fuera el Tipo A de los Colonizadores en su desarrollo de híbridos. El interés por comprender a esas poco usuales criaturas llevó a las expediciones hacia las estaciones en peligro, a la Concha Exterior, en los Ciclos 440 y 441, y a la creación en el Ciclo 442, de diversos mundos para estudiar específicamente el nuevo Tipo E de formas de vida.

Muchas de estas especies florecieron en el Sistema Zoológico 3, causando problemas de espacio y población, otra vez, al Comité de Guardianes de Zoo. La falta de espacio era especialmente seria y se exacerbaba tanto por la necesidad de segregar todos los Tipos E, como por su rápida reproducción. Por consiguiente, al principio del proceso de planificación para este Ciclo 447, el Comité de Guardianes de Zoo había propuesto la pequeña expansión de su Complejo Zoológico, sugiriendo no sólo un cuarto sistema de Zoo completamente dedicado a los Tipo E, sino también una vigorosa campaña para completar la repatriación de todas las especies de la Colonia y Concha Interior, con coeficientes de agresividad por debajo de 14.

El Comité de Guardianes de Zoo se asombró por la escala de repatriación del plan de la Concha Exterior contenido en la Proclamación del Ciclo 447. En una agitada discusión técnica, catalizada por una inesperada proposición, los peligros de devolver las formas de vida a sus planetas de origen fueron vigorosamente planteados. El Comité decide intentar dar un paso inusitado, someter una Proclamación Diversa al Consejo de Líderes. En el borrador de dicha proclamación los Guardianes hacen notar que se han llevado a cabo muchos experimentos genéticos con el nuevo Tipo E, que las posibilidades evolutivas para la nueva especie son aún inciertas, que las frecuencias de vigilancia y pruebas en la Concha Exterior son inadecuadas y que los coeficientes de agresividad para muchos del grupo no se han comprobado con exactitud.

Por tanto, antes de someter la diversidad, el Comité de Guardianes de Zoo se da cuenta de que alguien ha debido ya señalar todos estos factores en los primeros debates. Así, ¿por qué se promulgó la política de repatriación? ¿Formaba esto parte de un nuevo propósito para rebajar la importancia de la información zoológica? ¿O era esta maniobra estrictamente política y posiblemente conectada con el Mensaje del Poder 2?