CAPÍTULO XXI

 

Nos levantamos temprano para empezar a preparar nuestra puesta en escena en el Consejo. Me retiré al bosque con Miguel y Robb para no tener ojos ni oídos curiosos a nuestro alrededor mientras los demás se quedaron en el campamento preparando la estrategia de nuestro avance con los oficiales.

Yo no sabía nada acerca del Consejo, mientras que los chicos llevaban acudiendo a ese evento desde que eran unos críos como acompañantes de sus padres. No es que ellos hubieran presenciado la reunión en sí, pero conocían todos los pormenores sobre la reunión por lo que se les había contado y especialmente porque eran los hijos de los líderes y eso implicaba conocer al detalle las tradiciones de su gente. Aún se me hacía muy difícil pensar que Robb era hijo de James, pero sabía que si Dragón lo había confirmado era porque debía de ser cierto. Aparentemente Robb no estaba tan alterado como al principio con el tema y pensé que quizás el haber compartido su secreto conmigo finalmente le había aliviado, haciendo menos duro enfrentarse a ello.

No nos alejamos demasiado de la ciudadela por precaución. En cuanto divisamos un pequeño claro, nos detuvimos y nos acomodamos sentados sobre unas rocas. Me tenían que poner al día de los detalles más importantes sobre el evento al que iba a tener que asistir si pretendía que pareciera no estar fuera de lugar.

–Las reuniones del Consejo suelen ser anuales coincidiendo con el fin del verano, salvo en el caso de que haya que tratar algún tema de suma urgencia y se vean obligados a convocar una reunión específica para ese caso en concreto, pero no es lo habitual– explicó Miguel–Los lugares de reunión son sumamente secretos y de hecho a mí no se me comunicó hasta ayer el lugar exacto del encuentro. En este caso llevamos ventaja porque el contacto de Dragón le sopló la ubicación con más tiempo, lo que me lleva a pensar que ha de ser uno de los primeros que organizan la reunión. Esto nos ha permitido estudiar muy bien la zona antes de que empezaran con los preparativos–.

–Y ¿por qué vosotros no habéis asistido nunca a la reunión del Consejo? Sois los hijos de los jefes, supongo que tendríais curiosidad por presenciarlo, ¿no?–pregunté intrigada.

–Emma, sólo los primeros pueden asistir al Consejo–dijo Robb.

–Bueno, también podría asistir un híbrido si los temas a tratar en la reunión le incidieran directamente, en especial si va a ser juzgado porque en ese caso tiene que alegar su defensa. Eso sí, siempre tiene que haber un primero que le respalde y que medie por él –aclaró Miguel.

–¿Cómo si fuera su abogado defensor o algo así?–pregunté.

–Eso es–respondió Miguel.

–Bien, entonces ¿cómo se supone que entraremos si somos híbridos? ¿Es que han difundido un programa de la reunión con un punto específico sobre el Equilibrio y algún primero se ha ofrecido a ayudarnos?– me burlé.

–Emma, estoy casi seguro de que James aprovechará este Consejo para intentar hundirte y no creo que haya ondeado a los vientos que quiera hacerlo, esperando contar con el factor sorpresa para no dejar a los demás formar su propia opinión sobre el tema–respondió Robb–Pero de todos modos tú tienes derecho a entrar porque eres alguien más próximo a un primero que a un híbrido–.

–¿Entonces me estás diciendo que tengo que hablarles de mi origen para poder entrar?–pregunté confusa–No creo que deba hablar de mis padres en el foro en el que les condenaron a muerte porque me prejuzgarán antes de exponer nuestro propósito–.

–Creo que Emma está en lo cierto. Podríamos empezar con mal pie si se introduce como la hija de Adriel y de Hana–dijo Miguel.

–Pues yo opino lo contrario. El Consejo tiene que comprender tu origen para creer en la profecía, Emma y sobre todo para que nos permitan entrar en la reunión. Y además creo que nos veremos obligados a convencerles de que tus padres eran inocentes y que toda la trama fue maquinada por James para hacerse con el poder. Él intentará acusarnos a nosotros de traición y el único modo de librarnos de ser juzgados será demostrar que James es el verdadero culpable–insistió Robb.

–Pero no tenemos pruebas de que James fue quien lo preparó todo, sólo son conjeturas en base a lo que hemos ido averiguando por ahí–protesté–Será su palabra contra la nuestra–.

–Eso es cierto, pero en los dos sentidos. Él tampoco tiene ninguna acusación fundada contra nosotros, por eso tenemos que tener muy estudiado cómo actuar para poner al Consejo en su contra–dijo Robb.

Asentí, aunque no estaba muy convencida de cómo conseguir inculpar a James.

– Aclaradme otra cosa, ¿cómo se supone que se es invitado al Consejo?–pregunté.

–No se te invita, sino que se lleva a cabo un sorteo para elegir a los primeros que asistirán a la reunión y aquellos que salen elegidos tienen la obligación de asistir–apuntó Miguel–Cada bando tiene que presentarse en el Consejo con doce miembros que han sido seleccionados en el sorteo una semana antes. Dentro de esos doce por supuesto está el líder del bando que asistirá por defecto, aunque en ocasiones de fuerza mayor podría delegar en su segundo al mando–.

–¿Y quién hace el sorteo para elegir a los miembros de cada bando? Si cada bando lleva a cabo la elección de sus miembros supongo que será muy probable que los sorteos sean manipulados, ¿no?–pregunté con interés.

–El sorteo lo realiza el comité encargado de la organización del Consejo. No es fácil amañarlo porque se hace con testigos presenciales y las placas con los nombres de los primeros son manuscritas en directo por muchachos híbridos y revisados por el comité organizador. Después introducen en dos urnas los nombres de los primeros de ambos bandos y se elige a un muchacho para extraer los doce nombres de cada urna, todo ello vigilado y visado también por el comité–me aclaró Miguel.

–De acuerdo, entonces eso significa que no estamos invitados ¿no?–pregunté con fastidio.

–No, evidentemente, pero nosotros vamos a exponer un tema, no a formar parte del jurado–me aclaró Robb–Los miembros del Consejo actúan como jueces si hay que tomar decisiones o implantar castigos. Ellos pueden también proponer temas a tratar, pero otros primeros o incluso híbridos podrían optar a proponer temas a tratar en el Consejo–.

–¿Quieres decir que nos juzgarán veinticuatro primeros?–pregunté alarmada–Creo que no es lo que necesitamos, pensé que sería más bien una reunión donde los primeros más importantes tomaban decisiones transcendentes y no un patíbulo donde se decida la suerte que has de correr. Creo que empiezo a entender cómo mis padres fueron condenados por todos esos compañeros sin que nadie hiciera nada por salvarlos…–.

–En realidad ante cualquier propuesta siempre hay una votación y con que la mayoría de miembros se ponga de acuerdo, basta para que se aplique la decisión o la sentencia y el resto de primeros tendrá que acatarla. En el caso de tus padres no sé cómo quedaría la votación,  quizás algún primero intercedió por tus padres pero desde luego la mayoría de los jueces los condenó–aclaró Robb.

–¿Y los líderes también votan?–pregunté de nuevo.

–Por supuesto y su voto es el más importante de todos porque se da en primer lugar y el  problema es que suele condicionar claramente las votaciones del resto de miembros, que en muchas ocasiones se alinean con su líder para mostrar su lealtad y no crear roces–dijo Miguel.

–Pues sabiendo que James estará en nuestra contra no podremos alcanzar la mayoría de votos que necesitamos porque los primeros de su bando seguramente le respaldarán. Y por lo que tengo entendido tu padre también desconfía bastante de mí, por lo que eso nos lleva a que ni siquiera conseguiremos un cincuenta por ciento de aliados–dije frustrada.

–Imaginando que nos salimos con la nuestra y que conseguimos colarnos en el Consejo, lo que consistiría ya un gran logro, he estado pensando que si James expone antes que nosotros y nos acusa de traición tendríamos que ser capaces de que el Consejo no le permitiera votar puesto que ya está haciendo una acusación y es parte implicada en el juicio. Y tendríamos que ser capaces de incriminarle a él sin cambiar de tema para no perder nuestra oportunidad de exponer la propuesta de paz en este Consejo– declaró Robb.

–¿Qué quieres decir con que si expone antes que nosotros?–pregunté confusa.

–Antes de empezar la reunión hay que definir el orden de las intervenciones antes de exponer los temas a tratar–me aclaró Miguel– Esto se hace también por elección al azar. Se introducen en la urna los nombres de aquellos que quieren tratar temas en ese Consejo y se les asigna una secuencia según el orden de extracción de los nombres de la urna–.

–Con lo que nos conviene muchísimo exponer en primer lugar o al menos antes de James, para que él no envenene las mentes del resto de primeros cuando difame sobre ti–dijo Robb.

–Podría intentar amañar el sorteo, no creo que sea complicado–aventuré.

–Se darían cuenta de que estás usando tus aptitudes. Recuerda que estamos hablando de primeros, son mucho más perceptivos que nosotros en esos temas–dijo Miguel.

–Entonces nos la jugamos al azar, ¿no? Lo primero será intentar que nos dejen entrar sin ser invitados y después expondremos nuestro caso en el orden que nos toque, sabiendo que es muy probable que James ya tenga a todos los jueces en nuestra contra, al menos a los de su bando– resumí insatisfecha.

–Tendremos que ser convincentes y sobre todo atacar a James con su misma moneda, acusándole de traición–propuso Robb.

–Chicos, lo siento pero no lo veo nada claro–confesé– Y eso sin hablar de que vosotros vendréis conmigo y quizás los demás lo tomen como un acto de rebeldía hacia vuestros bandos. Estallará una batalla campal allí mismo–.

–Bueno, tenemos algo a nuestro favor y es que una de las reglas del Consejo es que están prohibidos los enfrentamientos violentos dentro del recinto del Consejo durante toda la duración del mismo–me aclaró Robb.

–De modo que sólo les cabrearemos lo suficiente para que cuando se dé por concluido el Consejo, se nos echen encima como leones–admití.

–Eso por descontado–dijo Robb–Pero Emma, necesitamos impactarles con nuestra entrada y nuestra propuesta. No tienen que dudar de que eres el Equilibrio y aunque no tomen una decisión inmediata, no podrán obviarnos. Les daremos en qué pensar–.

–Eso suena bien. Haremos una entrada triunfal–dijo Miguel–Dejádmelo a mí, ¡esto es lo mío!–.

 

Esa noche cenamos todos juntos en una de las carpas. Para ser un campamento temporal tenía que admitir que estaba muy bien abastecido de provisiones, incluso de alimentos frescos como frutas, verduras y carnes que los híbridos recolectaban y cazaban a diario. Dragón se unió a nosotros de pronto, como surgido de la nada, despertando una tremenda curiosidad entre los miembros del grupo que no le conocían, especialmente en Cloe, que no apartó los ojos de su rostro en toda la velada. Lian se situó al lado de su padre, haciendo que el parecido entre ellos fuera aún más notable y cuando Dragón habló captó la atención de todos nosotros.

–He estado espiando con alguno de mis hombres los alrededores de la zona donde se celebrará el Consejo. Miguel aún no ha llegado, pero sus oficiales ya ocupan sus lugares en el campamento base, bajo el control de Arcadio. Supongo que el arcángel se presentará con Daríus en el último momento, pero sus primeros ya están aquí y creo que hemos tenido buena suerte con el sorteo. Los hombres de James no han realizado aún su llegada, aunque tengo los nombres de los primeros de su bando que presidirán el Consejo y la mitad de ellos son acérrimos de James, pero con el resto hemos tenido mejor suerte e incluso alguno de ellos estaría encantado de ver a su líder desbancado, luego tendremos que jugar bien nuestra baza para conseguir su voto–explicó Dragón.

–Si James pretende acusarnos no creo que venga desprotegido al Consejo–dijo Robb–Estoy convencido de que al igual que nosotros tiene un ejército de híbridos preparado en los alrededores para atacarnos a la más mínima oportunidad. De hecho en los sueños premonitorios de Emma, hemos visto cómo lidera a un enorme batallón contra nosotros–.

–Puedo intentar localizar su campamento–sugirió Lian mirando a su padre.

Su padre asintió y Lian, raudo, se levantó y se puso en movimiento.

–Llévate a Jacob y a algunos de sus hombres contigo–le sugirió Miguel.

–Me acompañarán unos cuantos hombres de mi padre, están más familiarizados con este lugar–dijo Lian y salió de la carpa.

–¿Creéis que Huracán estará presente en el Consejo?–preguntó de pronto Cloe.

–De ser así podríamos forzarle a declarar contra James. Quizás Emma pueda sugestionarle–dijo Miguel.

–¿Qué quieres decir con eso? Huracán temía a James, de hecho lleva años escondiéndose de él–intervine.

–Creo que hay una parte de la historia que no os hemos contado–nos aclaró Miguel.

Miguel entonces nos puso al día de lo ocurrido en Nueva York con Huracán y de la historia que éste le contó a Christine en la que admitía su alianza con James y la traición a mis padres y sentí cómo me invadía la ira. Lo peor de todo era que yo había insistido en ir a las montañas a su encuentro, poniéndole sobre nuestra pista y por mi descuido Christine había estado a punto de perder la vida. Robb estaba en lo cierto cuando dijo que no era un tipo de fiar y de haberle dado más credibilidad a su suposición, Christine ese día no habría confiado en él. Dragón nos escuchó perplejo y acabó reconociendo que no sabía quién era Huracán, que no recordaba a nadie con ese nombre entre los primeros del infierno. Entonces yo le aclaré que nos había contado que era el mejor amigo de mi padre y que nos mintió contándonos que había intentado ayudar a mi madre y liberarla y que antes de su muerte le había prometido que se ocuparía de mí. Dragón en esta parte del relato palideció y pareció incómodo. De pronto se levantó y salió de la tienda. Sin pensarlo dos veces salí tras él y le alcancé mientras se alejaba.

–¿Qué es lo que ocurre?–le pregunté intrigada.

–Ese primero que se hace llamar Huracán ha de ser sin duda Gallen. Yo siempre creí que él era fiel a Adriel porque eran amigos íntimos, pero lo que contó a Christine ha de ser la verdad, porque la versión que te contó a ti es lo que me ocurrió a mí con tu madre. No entiendo cómo conocía esa parte de la historia porque era un secreto entre tu madre y yo, si bien Mary conocía también algo. Quizás si fue él quien se encargó de acabar con ella a fin de cuentas y consiguió sacarle información de algún modo cuando estaba moribunda. Pero te aseguro que fui yo quien te tuvo entre mis brazos cuando eras un bebé tras la muerte de tu padre y quien  intentó convencer a tu madre para que huyera conmigo, pero ella no aceptó y desapareció contigo. También fui yo quien al enterarme de que había sido capturada me colé en el Consejo para intentar liberarla y cuando ella me prohibió hacerlo para no arriesgarme a que nos mataran los dos, le prometí que te cuidaría y que te ayudaría en todo aquello que necesitaras. Ella me confesó que te había dejado con Mary, pero yo no pude localizaros en Nueva York. Cuando descubrí su paradero, ya había sido asesinada y tú estabas de nuevo desaparecida. Imaginé que era obra de James y no dejé de buscarte hasta que Robb vino a mí para que te ayudara y supe que estabas a salvo con él de vuelta en Nueva York. Emma, amaba mucho a tu madre y Miguel también lo hacía. Te aseguro que ninguno de los dos le preparó una trampa para que fuera incriminada. Ahora comprendo cómo ese vil de Gallen nos engañó a todos, incluyendo a tu madre, sólo para ganarse el favor de James–me explicó Dragón con rabia.

–¿Está Gallen en la lista de primeros?–pregunté intuyendo la respuesta.

–Sí, lo está–admitió Dragón– Era uno de los votos a nuestro favor con los que contaba y me temo que lo acabamos de perder–.

–Dragón, si tú vinieras conmigo ante el Consejo podríamos convencerles juntos de la traición de James. Tú y yo somos los únicos supervivientes de sus manipulaciones y tú ahora conoces todo lo que ocurrió. Si fueras nuestro testigo nadie dudaría de tu palabra–le dije.

–El Consejo no creería en la palabra de un traidor–me aseguró.

–Pero tú no eres un traidor. Todo fueron calumnias–le defendí.

–Tampoco creerán a un fugitivo y no se puede negar que eso es lo que soy–confesó Dragón.

–Entonces estamos perdidos–admití.

–No debes de decir eso. Tú sabrás como hacerlo de algún modo. No te ha ido nada mal hasta el momento, pequeña y eres mucho más fuerte de lo que crees. Todos confiamos en ti–me dijo.

Y dedicándome una sonrisa se alejó y desapareció de mi vista.

 

Me quedé pensativa tras mi conversación con Dragón. Me acurruqué contra el tronco de un abedul que crecía apoyado contra la muralla de la ciudadela. Miré al cielo, cuajado por mil estrellas, buscando una señal que me permitiera abrir mi mente y me ayudara a ver con claridad qué es lo que tenía que hacer, pero por más que escrutaba el horizonte la inspiración no me llegaba.

–Me han dicho que si pides un deseo a una estrella fugaz suele cumplirse–dijo alguien de pronto junto a mí.

–¡Miguel! No te he sentido aproximarte–exclamé.

–Sin duda estabas ensimismada, no es normal coger por sorpresa al Equilibrio–dijo sonriendo.

Se acercó más y se apoyó también contra el árbol, a mi lado.

–¿Qué te preocupa?–me preguntó buscando mis ojos.

–¿Todo?...–respondí.

–¡Vamos! Tienes al mejor equipo que pudieras desear y además aún no te he contado cómo será nuestra aparición, ¡alucinarán!–dijo para animarme.

–Lo sé, sois lo mejor que tengo–admití–Y por eso no puedo dejar de pensar en vosotros. Todos tenéis una fe ciega en mí y yo sé que no debo defraudaros, pero a estas alturas aún no tengo un plan elaborado y eso me da pánico–admití.

–¿Sabes? A mí siempre me salen mejor las cosas cuando improviso. Basta hacer una buena entrada, soltar un par de frases provocadoras y meterte a la gente en el bolsillo. Y si la cosa no funciona, pues arrasamos con todo y ¡listo!–dijo mirándome con una sonrisa.

–Muy de tu estilo– admití no pudiendo evitar sonreír yo también por su ocurrencia.

–No estarás sola, Emma. Te apoyaremos en todo momento–me aseguró ahora más serio.

–Seguro que os necesitaré. ¡Espera!, quizás tenga una idea para mejorar la comunicación entre nosotros durante el Consejo. Déjame probar–dije de pronto teniendo una idea.

Él me miró confuso, pero se dejó hacer. Me puse frente a él y puse mis manos en sus sienes mientras él me miraba con intensidad. No pude evitar tomarle un poco el pelo.

–Mírame fijamente y cuando cuente hasta tres te dormirás profundamente –bromeé.

–¡Muy graciosa!–dijo sonriendo– ¿Qué intentas hacer?–.

–Ahora verás, pero no estoy segura de que funcione–admití.

Tracé sobre el suelo de tierra un pentagrama inscrito en un círculo con la ayuda de un trozo de rama. Cogí la mano de Miguel y le llevé conmigo al centro. Una vez allí puse de nuevo mis manos en sus sienes, pero como era más alto que yo mi postura era un poco forzada. Él advirtiéndolo se arrodilló frente a mí.

–No te tomes esto como una declaración de amor,  ahora estoy comprometido–se burló.

–Y yo estoy muy feliz de que lo estés–dije intentando concentrarme.

–Creo que Robb lo está aún más. Cuando se enteró de que estaba con Christine se quitó un gran peso de encima. Es normal que se sintiera inseguro, le he birlado unas cuantas chicas antes–bromeó.

–Fanfarrón–le acusé–Espero que ahora intentéis al menos llevaros mejor, conviene que estemos unidos en esto–.

–Lo intentaré, pero no te prometo nada–dijo con una mirada traviesa.

–¿Eres feliz?–le pregunté.

–Más de lo que creí posible. La amo y creo que ella me corresponde. Jamás pensé que encontraría a alguien tan perfecto para mí y creo que Christine lo es–respondió con sinceridad.

–Por supuesto que lo es, dois perfectos el uno para el otro–admití– Pero dejémonos de cháchara o me despistaré y no podré concentrarme –.

Miguel asintió con un gesto de disculpa y volvió a mirarme serio. Entonces me concentré pasando mi energía a mis manos y compartiéndola con él. Aquí no tenía la fuerza de las montañas para crear un campo de energía, pero la mía tendría que servir. Busqué el aura de Miguel en su interior e intenté conectarme con él. Aun recordaba con nitidez cómo era estar vinculado a Miguel, pero ahora si conseguía ampliar mi sinergia para incluirle a él, seguro que sería diferente, porque sólo compartiríamos lo fundamental y él podría seguir compartiendo su alma con Christine. Sentí a Robb cerca y mentalmente le dije que se acercara y me ayudara. Pronto entró en mi campo de visión y se sentó fuera del pentáculo, apoyándome con su energía. Y al poco también apareció Dragón que se ubicó justo frente a Robb. Los tres nos alineamos, creando una red de energía que envolvió a Miguel y de pronto conseguimos que él estuviera con nosotros. Había conseguido ampliar nuestra sinergia.