CAPÍTULO II

 

Durante el almuerzo les conté a todos que teníamos entradas para el concierto de esta noche y mis amigos estuvieron entusiasmados por el plan. Miguel no se negó a acompañarnos y verle un poco más animado me alegró bastante, quizás poco a poco encontraríamos el equilibrio en nuestra relación.

Más tarde los chicos estuvieron entretenidos en el garaje con las motos porque una de las Hondas se había averiado y estaban intentando dar con la causa del problema. Robb disfrutaba con la mecánica y como hobby se dedicaba él mismo a poner a punto su Harley y Miguel pareció también bastante interesado en el tema y se unió a él, intentando ayudarle. Me sorprendió verles juntos intentando colaborar e intuí que ambos volvían a intentar congeniar para hacerme feliz.

Cloe y yo aprovechamos para pasar un rato juntas y hablar de nuestras cosas. Nos habíamos convertido en muy buenas amigas durante mi estancia en la base y la consideraba casi como una hermana, como en otro tiempo lo había sido Christine. Nos sentamos en la cama de Cloe a charlar mientras nos pintábamos las uñas de los pies.

–¿Qué tal te ha ido con mi hermano?–preguntó Cloe.

–Está mal, me lo ha confesado, pero también parece querer superarlo. No sé si es bueno o malo que sigamos viéndonos, pero él no quiere que me aleje y si te soy sincera yo tampoco quiero hacerlo– le expliqué.

–¿Todavía le quieres?–preguntó de nuevo sorprendiéndome con la pregunta.

–Sí, pero no de ese modo. No quiero decir que no me siga resultando atractivo físicamente porque Miguel es muy guapo y eso queda ahí, pero ahora tengo claros mis sentimientos hacia él y sé que le quiero porque es mi mejor amigo y nada más– admití.

–A mí lo que me preocupa es que él sigue estando enamorado de ti a pesar de todo y creo que seguirá estándolo hasta que encuentre a otra chica que le haga olvidarte–dijo.

–Puede que tengas razón, pero ¿qué podemos hacer? ¿Estás proponiendo que le programemos un encuentro con alguna de sus ex para tentarle?–pregunté.

–¡Ni loca! Creo que las relaciones de Miguel no han acabado demasiado bien en general. No es que esté muy enterada al respecto, pero por lo que he oído si alguna de sus exnovias le pillara no saldría muy bien librado–dijo Cloe divertida.

–Sí, yo también he oído algo al respecto–admití–Será mejor no entrometerse, creo que en general él se apaña muy bien solito en ese tema–.

–Por descontado, pero lo que me temo es que si te tiene cerca ni siquiera se le ocurra pensar en nadie más–admitió Cloe.

–Esperemos que no sea el caso y si lo fuera siempre quedaría la opción de marcharme y eliminar el problema, ¿no?–sugerí un poco dolida.

–Emma, no te habrás molestado conmigo por lo que he dicho ¿verdad? En ningún caso he querido sugerir que te vayas, sólo estoy preocupada por mi hermano. De veras quiero que sigamos juntos. Ya sabes que te considero como la hermana que nunca tuve… y quiero que sepas que te agradezco un montón que hayas hablado hoy con Miguel. No sé exactamente qué has hecho pero está un poco más animado y estoy mucho más tranquila que estos días atrás en los que estaba completamente encerrado en sí mismo–se excusó.

–Lo siento, también yo estoy un poco susceptible con todo esto. Supongo que era de Miguel de quien querías hablar conmigo ¿no?– pregunté.

–Bueno, no exactamente–dijo ruborizándose.

Entonces la observé intrigada, sorprendiéndome de que se sonrojara conmigo y supe que el tema del que querría hablar sería Rick.

–¿Y bien?, ¿qué tal va todo con Rick?–pregunté con curiosidad.

–Necesito consejo–dijo.

–¿Sobre qué?–pregunté.

–Quiero que mi relación con Rick pase a otro nivel, pero él es muy tímido y si no llevo yo las riendas de la relación veo que nos atascaremos sin remedio. El problema es que yo no tengo experiencia en absoluto y he pensado que tú podrías ayudarme–me explicó.

–Cloe, te das cuenta de que yo tampoco tengo mucha experiencia en el tema sentimental, ¿no? Sólo he estado con Robb–le aclaré.

–Sí, pero ¡se trata de Robb! y además, también has vuelto loco a Miguel… y ambas sabemos que ellos dos han estado con muchas chicas y si ellos se han enamorado de ti será por algo– me explicó.

–Cloe, ambas sabemos que Rick está loco por ti. ¿Qué es lo que te preocupa exactamente?–pregunté.

–El sexo–dijo bajando la voz.

–¡Ah, no! Cloe, no puedo aconsejarte en eso. Es un tema muy delicado y no sabría qué decirte–dije espantada.

–¡Vamos Emma! No tengo a nadie más con quien hablar. Si se lo comentara a Miguel me enviaría de vuelta a la base y mandaría que me encadenaran hasta que cumpliera los treinta. No tengo más amigas que tú y creo que tú tienes más experiencia que yo en eso, ¿no? ¿Tú y Robb ya lo habéis hecho?–preguntó con indiscreción.

–Cloe, el sexo es un tema muy íntimo y creo que con quien realmente tendrías que hablarlo sería con Rick, pero si quieres que te aconseje en algo te recomendaría que os vinculaseis antes de avanzar más en la parte física de la relación. Estar vinculados os unirá aún más y quizás sea justo lo que necesitáis para que todo lo demás venga rodado, sin tener que pensarlo demasiado–sugerí.

–¿En serio? La verdad es que yo también lo había pensado, pero como Rick está vinculado con Tom no quería exigirle que rompiera su vínculo por mí–dijo.

–Habladlo, Cloe. Si de una cosa estoy segura es que para que una relación funcione tiene que haber confianza total en la pareja. Y ¡créeme!, en este caso sí que te hablo por experiencia–le aconsejé.

–De acuerdo, lo hablaré con Rick. Pero dime una cosa más, ¿es tan maravilloso como dicen?– preguntó abriendo mucho los ojos.

–Más–admití sonrojándome.

–¡Lo sabía! ¿Por qué Rick no será tan lanzado como Robb en ese aspecto? Por cierto, tomaréis precauciones ¿no?–preguntó con indiscreción.

–Siempre… y basta de entrometerte más en mis asuntos. Deberíamos empezar a pensar qué ponernos para el concierto de esta noche– propuse desviando por fin la conversación a otro tema más liviano.

 

Nos trasladamos hasta la sala de conciertos en las motos. Me alegró que Miguel al final se animara a venir y parecía dispuesto a pasárselo bien. Cloe y yo nos habíamos arreglado juntas eligiendo unos vestidos cortos y botas altas. Estaba muy ilusionada por ir a este concierto y cuando llegamos a la sala, el ambiente que se respiraba era tan enérgico como el que había esperado encontrar. Nos situamos en el patio central, junto al escenario, para poder empaparnos más del ambiente y tener más sitio para movernos. La sala estaba abarrotada, pero teníamos un buen sitio y la acústica era muy buena. Incluso los teloneros eran bastante buenos y cuando llegó el turno de mis grupos favoritos, busqué a Robb y me abracé a él para agradecerle su regalo.

–¿Lo estás pasando bien?– me preguntó mirándome divertido.

–Más que bien, siempre había deseado asistir en directo a un concierto de rock. ¡Es como un sueño hecho realidad!– admití emocionada.

–¿De modo que te gustan los roqueros? Pues creo que voy a tener que hacerme de nuevo con un bajo si eso hace que gane puntos en tu estima– sugirió.

Me volví a mirarle sorprendida.

–¿En serio tocas el bajo?– pregunté asombrada.

–Sí, pero no esperes demasiado nivel, no soy muy bueno– me confesó.

–Permíteme que lo dude, sueles ser bueno en todo lo que haces– respondí encantada de tener un novio con aptitudes musicales.

–Me sobrevaloras, Emma. Tú eres la que brillas en todo lo que haces– dijo acariciando mi rostro.

–Sólo porque tengo un maestro estupendo– respondí poniéndome de puntillas y abrazándome a su cuello.

Robb me rodeó con sus brazos y me atrajo hacia sí, izándome un poco para acercarme a sus labios. Cerré los ojos y nos fundimos en un beso, disfrutando de una balada preciosa como música de fondo. Esta noche estaba siendo mágica hasta el punto de hacerme olvidar todas mis preocupaciones. Pero entonces abrí los ojos y me encontré con la mirada de Miguel que nos observaba en silencio desde el lateral de la sala. Me quedé mirándole sintiéndome absurdamente culpable, pero él se giró y se alejó de allí. Refugié mi rostro contra el cuello de Robb e intenté calmarme. No había querido que Miguel me viera así con Robb, pero no podía evitarlo. Yo quería a Robb y necesitaba ser afectuosa con él también en público. No sabía cómo podía evitar hacer daño a Miguel si salía con Robb. Quizás Cloe tenía razón y la única solución era que Miguel y yo nos alejáramos por un tiempo.

–Hey, ¿qué pasa?– me preguntó Robb advirtiendo mi agitación.

–No es nada, estoy un poco emocionada– mentí.

No quería amargar la noche a Robb, él había sido un encanto conmigo trayéndome hoy aquí y justo por eso me había propuesto que fuera una noche especial para los dos. Me forcé a sonreír y le miré para convencerle de que estaba bien, ya pensaría qué hacer con Miguel más tarde. Él sonrió y me acarició la mejilla.

Se nos acercaron Rick y Cloe que hasta ahora habían estado abrazados bastante acaramelados a nuestra derecha.

–Vamos a ir a por algo para beber–gritó Cloe para hacerse oír– ¿Queréis algo?–.

Asentí y Robb se ofreció a ir con Rick a por la bebida mientras nosotras los esperábamos allí disfrutando del concierto. Cuando los chicos se alejaron me acerqué a Cloe para preguntarle si sabía dónde estaba Miguel, pero aunque ella también le había visto alejarse no sabía a dónde había ido. ¡Quizás se había molestado y se había largado! Intenté no pensar demasiado en el tema porque Robb no tardaría en volver y no quería que notara que estaba mal por Miguel, con lo que me concentré en la música. Al rato Cloe me pidió que la acompañara al servicio y me quedé en la puerta de los aseos esperando a que saliera.

De pronto sentí un escalofrío recorriéndome la columna y me envaré. Sabía de sobra lo que eso significaba: había un híbrido cerca y no era de los míos. Era una sensación extraña, más fuerte de lo normal y bastante parecida a la sensación que me causaba la presencia de James… Pero no podía ser, James estaba muerto. Hacía una semana exactamente Robb y yo le habíamos apuñalado atravesando su corazón con la daga forjada en el cielo y dejándole en las últimas bajo Woodlawn. Me escudé y me giré en redondo buscando al sujeto que emitía ese aura en mis proximidades. Entonces un tipo corpulento pasó detrás de mí y murmuró algo al cruzarse conmigo. Me quedé helada en el sitio porque había oído con total claridad su comentario: “Acabaré contigo, zorra”, eso era lo que había dicho exactamente.

Sin pensármelo dos veces salí en post del tipo abriéndome paso a empujones entre la multitud. Él avanzaba a paso rápido dado que la gente prefería apartarse a ser arrollada por un tipo de esa magnitud, lo que no ocurría en mi caso, pero al menos era fácil no perderle de vista dado su tamaño. Le vi alcanzar una de las salidas de la sala y traté de avanzar más rápido para no perderle, pero había un tapón de gente en esa zona y cuando conseguí llegar a la escalera el tipo había desaparecido. Avancé escaleras arriba hasta una salida al exterior del local y llegué a ver al tipo enorme ya en la calle, alejándose. Corrí tras él y salí del local a tiempo de verle girar a la derecha al fondo de la calle.

“Emma, ¿a dónde vas?” preguntó de pronto Robb en mi mente.

“Estoy siguiendo a un híbrido que me amenazó en el concierto” dije sin parar de correr.

“¿Estás loca? ¡Es muy peligroso! Detente ahora mismo y espérame” me pidió Robb.

“Pero le perderé, Robb. Tengo un mal presentimiento, creo que tiene que ver con James” dije sin parar de correr.

“Voy hacia allí, espérame” me gritó de nuevo Robb.

Pero si le esperaba se me escaparía, de modo que continué y giré por la esquina en la que había visto por última vez al híbrido y entonces él me sorprendió abalanzándose sobre mí. Me moví rápido para esquivarle, pero me alcanzó con algo afilado en el brazo y sentí una punzada de dolor. Furiosa levanté mi mano hacia él y le lancé con fuerza contra la pared del callejón. Cayó contra el suelo, pero no tardó mucho en ponerse en pie y hacerme frente. Sin embargo tuve tiempo suficiente para acercarme más a él y esto me permitió identificarle. Era Lobo. ¿Qué diablos estaba haciendo él aquí? Lobo era un sicario a sueldo que había estado trabajando para James, pero ahora que James había muerto no entendía quién le podía estar pagando para que viniera a por mí. Y me extrañaba mucho que Lobo fuera tan profesional que siguiera adelante con los trabajos cobrados aunque el solicitante muriese. Tendría que atraparle y sugestionarle para conocer la verdad.

Lobo me esperaba con el puñal con el que me había atacado apuntando hacia mí y comencé a concentrar mi energía para atacarle. Entonces sentí que otros híbridos se unían a la fiesta y de nuevo no eran de los míos. Un par de hombres entraron en escena saltando desde el tejado de uno de los edificios que daba al callejón y se interpusieron entre Lobo y yo. No esperé a que me atacaran y liberé un campo de energía que les impactó de lleno y les hizo salir despedidos por los aires. Lobo volvió a chocar contra la pared también afectado por el campo, pero esta vez en lugar de enfrentarse de nuevo a mí, se dio la vuelta y huyó. No podía dejar que escapara sin intentar hacerle hablar y avancé tras él, pero entonces otra pareja de híbridos apareció a mis espaldas corriendo hacia mí. Estaban intentando entretenerme para que no siguiera a Lobo, era evidente, y empecé a pensar que había algo muy extraño en todo esto. Los híbridos se lanzaron contra mí y yo me preparé para ir a por ellos. Entonces sentí que Robb estaba muy cerca y de pronto entró en mi campo visual tras girar la esquina de la calle. Nos bastó mirarnos para sincronizar nuestros movimientos, él saltó, golpeando a uno de los híbridos mientras levitaba en el aire y yo me lancé a por el otro.  Acto seguido nos lanzamos contra la otra pareja de híbridos que se habían recuperado del anterior asalto y cargaban de nuevo. Robb cogió impulso y saltó de nuevo, golpeando a ambos tipos a la vez y a continuación yo les sugestioné para que quedaran fuera de combate. Robb aterrizó en el suelo y vino veloz a mi encuentro.

–Estás herida–constató tocando mi brazo.

–Ha sido Lobo, pero sólo me ha rozado. No sé lo que se proponía con este ataque, pero seguro que nada bueno–le informé.

–¿Dónde está?–preguntó.

–Salió huyendo. No creo que le encontremos a estas alturas–dije avanzando hacia el lugar por donde le había visto desaparecer.

Salimos a un cruce donde efectivamente sería difícil localizarle porque estaba abarrotado de tráfico y de peatones circulando en todas direcciones. Exploramos la zona durante unos minutos sin éxito y volvimos sobre nuestros pasos. En el callejón ya no había ni rastro de los híbridos, incluso de aquellos a los que habíamos sugestionado, y esto me hizo pensar de nuevo que la emboscada había sido una especie de montaje para probar algo. Robb y yo nos miramos y caminamos en silencio hasta la sala de conciertos. Notaba que Robb estaba tenso y yo sabía que era porque estaba furioso conmigo. Empecé a contar mentalmente los segundos que quedaban para que estallara y como suponía no tardó mucho en explotar, pero lo hizo con un tono más bajo y comedido de lo que había esperado, lo que significaba que  estaba realmente enfadado conmigo. 

–No me has esperado–dijo serio.

–Lo sé, pero temía perderle si lo hacía–le expliqué mirándole de reojo.

–¿Es que no podías haberme avisado antes y habríamos ido juntos?–explotó Robb– Emma, no te das cuenta del peligro al que te expones cuando actúas así. Esto no es un juego. Es cierto que eres poderosa, pero aun así hoy has salido herida por no ser precavida. ¿Qué hubiera ocurrido si Lobo te hubiera atacado con la daga celestial en lugar de con un cuchillo cualquiera? ¿Te has parado a pensarlo?–.

–No, evidentemente no lo he hecho Robb. No pensé en el peligro cuando me lancé a perseguirle–admití.

Robb me cogió por el brazo y me recostó contra la fachada de la sala inclinándose sobre mí.

–Cuando actúas así me desesperas. Te recuerdo que a ti también te enfurecía bastante que yo me metiera en batallas sin contar contigo, pero yo lo hacía por protegerte no porque no quisiera que estuvieras a mi lado. Somos compañeros y estamos vinculados, ¿no entiendes que tenemos que actuar juntos?–me dijo con fervor.

Comprendí que tenía toda la razón. No estaba exagerando en absoluto, como había pensado que hacía al principio. Pensé en las veces que Robb fue sólo a enfrentarse con un problema y yo me quedé atrás muerta de preocupación y sintiéndome impotente sin poder echarle una mano y esto me hizo entender sus reproches.

–Robb, lo siento. De veras que no me había dado cuenta de que ir sola era una temeridad. Si me hubiera puesto en tu lugar antes lo habría comprendido. Perdóname, por favor, no volveré a comportarme así–dije acariciando su rostro.

Robb exhaló y apoyó su frente contra la mía.

–Déjame ver tu herida–dijo al fin cogiendo mi brazo con suavidad.

–Ya está casi curada, ¡mira!–le aseguré.

–Vayamos a casa y te curaré–dijo poniéndose en movimiento.

–No, espera–dije atrapando su brazo y atrayéndole de nuevo hacia mí– Quedémonos hasta que acabe el concierto–.

–Emma, estás herida, es mejor que nos vayamos a casa–insistió.

–Robb por favor, deseaba mucho venir a este concierto contigo y no quiero que lo que ha ocurrido nos estropee la noche. Estoy bien, te lo aseguro y para que te quedes tranquilo me aplicaré ahora mismo energía curativa en la herida–supliqué aplicando la energía sobre el rasguño para acabar de sanarlo.

Robb me miró dudando qué hacer. Por un lado estaba ansioso por mi seguridad y mi salud y quería llevarme a casa cuanto antes y por otro ansiaba complacerme y dejarme asistir a lo que quedaba de concierto y estaba claro que sus sentimientos contradictorios le tenían hecho un lío y decidí aprovecharme de la situación. Le rodeé con mis brazos y me puse de puntillas para acercarme a su rostro.

–Por favor, quedémonos. Es nuestra noche especial y ¡quién sabe cuándo tendremos oportunidad de nuevo de hacer algo así! Por favor–supliqué de nuevo.

–De acuerdo, ¡vamos!–se rindió al fin.

–Te quiero–dije besando sus labios emocionada.

Le cogí de la mano y le arrastré conmigo de nuevo al interior de la sala y él se dejó hacer, mirándome divertido. Uno de los vigilantes se acercó para prohibirnos el paso y ambos le miramos a la vez y le dejamos bloqueado en el sitio, más confuso de lo que habíamos pretendido al propinarle una ración doble de sugestión mental. Serpenteamos entre la gente buscando nuestro sitio en el patio central e intentando localizar a Rick y a Cloe. Esto fue fácil dado que el tamaño de Rick le hacía bien visible entre la multitud. Cloe nos vio acercarnos y nos hizo una señal con la mano. Nos aproximamos y Rick nos pasó un par de latas de coca cola que hacía tiempo que habían dejado de estar frescas, pero me moría de sed y bebí la mía sin protestar.

–¿Dónde diablos está Tom?–preguntó Robb mientras recorría la sala con la mirada.

–Creo que estaba bastante ocupado con una morena en la barra del bar–dijo Rick sonriendo.

–Siempre le pierden las morenas–se burló Robb.

Me quedé mirándolos con curiosidad sorprendiéndome de que Tom, el chico tímido que solía pasar desapercibido, fuera todo un Don Juan y entonces me acordé de Miguel.

–¿Habéis visto a Miguel?–pregunté de nuevo alzando la voz sobre la música.

Cloe movió la cabeza en una negativa.

–Quizás también esté ocupado–sugirió Robb.                                                                                                 

Me volví a mirarle picada por su comentario y entonces pensé que quizás Robb tuviera razón y que Miguel podría estar perfectamente pasando el rato con una chica. De hecho podría estar con cualquier chica del local…era muy atractivo y ese aire de suficiencia que le caracterizaba le hacía parecer condenadamente sexy. Me sentí un poco extraña y comprendí que aún intentaba retenerle para mí, pero no podía hacer eso, tenía que dejar que Miguel me olvidara y sobre todo yo ya no podía pensar en él de ese modo, con lo que me obligué a pensar que si esta noche conocía a otra chica sería lo mejor para los dos.

Robb me atrajo hacia sí, despertándome de mi reflexión y me susurró un “te quiero” al oído que me hizo estremecerme en sus brazos. Entonces salió a escena mi grupo favorito. Afortunadamente la noche había acabado por ser realmente especial.