Agradecimientos

No puedo ni empezar a dar las gracias lo suficiente a mis lectores. Calle Dublín fue una aventura completamente nueva para mí en la novela romántica contemporánea para adultos, y no estaba preparada para la maravillosa acogida que recibió. Estoy verdaderamente abrumada y alucinada por la positividad y el amor que ha recibido Calle Dublín. El éxito de su publicación ha abierto muchas puertas nuevas para series y me ha permitido conocer a algunas personas maravillosas.

Primero quiero agradecer a Lauren E. Abramo, mi fenomenal agente en Dystel & Goderich Literary Management. Has sido tremenda, Lauren. No puedo agradecerte lo suficiente por defender Calle Dublín, y por aportar asombrosas nuevas experiencias a mi vida.

Esto me lleva a mi editora Kerry Donovan de New American Library. Kerry, gracias por creer en Calle Dublín y en mí. Tu entusiasmo con el mundo y los personajes que he creado me da un sinfín de felicidad y no puedo esperar para ver lo que podremos hacer juntas en el futuro.

También quiero dar las gracias a Ashley McConnell y Alicia Cannon, mis editoras originales en la edición autopublicada de Calle Dublín. ¡Sois asombrosas, señoras! Gracias por todo el trabajo intenso (y por comentarios que me hicieron reír). También un masivo agradecimiento a Claudia McKinney (alias Phatpuppy Art) por tu talento, por crear cubiertas que me hablan y sobre todo por ser una persona encantadora con la que trabajar.

También quiero dar las gracias a unos cuantos blogueros de libros de fantasía que no solo han apoyado de manera increíble Calle Dublín desde el momento en que anuncié mis planes de publicar novela romántica contemporánea para adultos, sino que me han apoyado casi desde el principio de mi carrera de escritora: Shelley Bunnell, Kathryn Grimes, Rachel y el blog Fiktshun, Alba Solorzano, Damaris Cardinali, Ana del blog Once Upon a Twilight, Janet Wallace, Cait Peterson y Jena Freeth. Siempre me asombráis con vuestro apoyo increíble, entusiasmo y palabras amables. Me hacéis sonreír a diario.

No puedo olvidar mostrar un enorme agradecimiento a mis compañeras autoras Shelly Crane, Tammy Blackwell, Michelle Leighton, Quinn Loftis, Amy Bartol, Georgia Cates, Rachel Higginson y Angeline Kace. No puedo deciros lo mucho que vuestra amistad en estos últimos meses ha significado para mí y lo maravilloso que es tener a mujeres tan asombrosas y amables a las que acudir en busca de ayuda, consejo y risas. No hay palabras para describir lo brillantes que sois todas.

Un enorme gracias a mis lectoras por darme una oportunidad, por alentarme y por llenar mis días con grandes sonrisas de oreja a oreja al leer vuestros mensajes de correo, comentarios de Facebook, Twitter y Goodreads. No tenéis ni idea de lo mucho que los aprecio :)

Y por último, un agradecimiento especial a mi madre, mi padre, mi hermano David, Carol, mis mejores amigas, Ashleen (¡felicidades señora Walker!), Kate y Shanine, y a toda mi familia y amigos por estar ahí y por ser como sois. Algunos elementos de Calle Dublín son personales para mí y personales para vosotros. A veces hace falta toda una vida para aprender lecciones importantes, parece que a todos nosotros nos han llegado muy deprisa.

Pena y pérdida son probablemente las criaturas más temibles que existen. Pueden enseñarnos a preocuparnos por el futuro, a cuestionar la longevidad de la satisfacción y demostrar la incapacidad de disfrutar de la felicidad cuando la tenemos. Pero la pérdida no debería ser una criatura a la que temer. Debería ser una criatura de prudencia. Debería enseñarnos a no temer ese mañana que podría no llegar y a vivir de manera plena como si las horas se estuvieran fundiendo como segundos. La pérdida debería enseñarnos a apreciar a los que queremos, a no hacer nunca algo de lo que luego arrepentirnos y a vitorear el mañana con todas sus promesas de grandeza.

En ocasiones la fuerza y el valor no son lo más importante. En ocasiones lo más valiente que podemos hacer es disfrutar lo que tenemos y ser positivos sobre lo que nos hace afortunados. Estar asustados de la vida es fácil, no es nada extraordinario. Es mucho más difícil armarte con lo bueno a pesar de todo lo malo y poner un pie en el mañana como un guerrero de cada día.

Para mis familias y amigos: sois los guerreros más fuertes que conozco.