Tres meses después
- ¿No es preciosa? -dijo Mel levantándola para que todos la viéramos.
- Monísima -dijo Vernie, tomando a nuestro bebé en brazos.
- Absolutamente preciosa. Mira qué ojitos, cómo brillan.
- Duffy -dijo Julie-, ¿no quieres cogerla?
- Esto… -dije sin comprometerme-. No estoy seguro. Nunca he cogido a un… ya sabes… de todas formas, me parece muy delicada. ¿Qué pasa si se me cae? Quizá luego, ¿eh? Cuando lleguen los padres de Mel. Vamos a darles la oportunidad de ver a su nieta entera antes de que yo empiece a hacer malabarismos con ella.
- No -dijo Mel con firmeza-. Vas a cogerla ahora mismo. Te has estado inventando excusas durante las últimas dos horas. Ya es hora que vosotros dos empecéis a crear un vínculo.
- Me sudan mucho las manos. Necesita que la sostenga alguien con mejor agarre que yo.
- ¿Estás diciéndome en serio que no piensas cogerla hasta que esté más robusta? -preguntó Mel y luego se volvió para darme a mi hija-. Aquí la tienes, papaíto.
- No es nada difícil -me tranquilizó Julie mientras la tomaba de las manos de Mel-. Solo sé delicado.
Mi bebé era ajeno al hecho de que alguien nuevo la estaba sosteniendo. Tenía los ojos firmemente cerrados y hacía morritos igual que su madre cuando estaba enfadada.
- ¿Habéis pensado ya en algún nombre para ella? -preguntó mamá-. Es increíble que hayáis esperado tanto.
- Queríamos esperar hasta que estuviera aquí antes de ponerle un nombre. No nos parecía bien llamarla de una manera antes de verla. -Mel me miró y sonrió-. Estamos abiertos a sugerencias. ¿Qué pensáis vosotros?
- No sé -dijo mamá-, nunca he sido demasiado buena pensando sobre la marcha.
- Tiene cara de Philippa -dijo Julie-. O quizá de Jane. O incluso de Philippa-Jane.
- ¡Elvis! -dijeron Dan y Charlie al unísono.
- Yo creo que Jackie -dijo Vernie, balanceando delicadamente a Phoebe en un brazo para poder pegar en broma a Charlie con el otro-. No ha habido una Jackie de fama mundial desde Jackie Onassis. El mundo necesita otra lo antes posible.
- ¿Y tú qué opinas? -dijo Mel, preguntándome a mí-. Tú eres su padre, así que a estas alturas deberías tener una lista entera de nombres.
Miré orgulloso a la nueva adición a la familia Duffy, que estaba descansando pacíficamente en mis brazos. «Es una preciosidad -pensé-. No hay duda. Este es el bebé más bonito que ha existido jamás. Necesita un nombre que resuma su personalidad. Algo que diga: hola, soy inteligente, graciosa e irresistible, justo igual que mi padre.»
- Sé exactamente cuál es su nombre -dije, mirando su carita-. Mel lo escogió hace mucho tiempo y, como siempre, dio en el clavo. Creo que debemos llamarla Ella.
- ¡No puedo creer que te hayas acordado! -dijo Mel orgullosa-. Tienes razón, sí que tiene cara de llamarse Ella. Así que se llamará Ella Elvis Duffy.
- ¿Elvis?
- Por supuesto -dijo Mel con un gesto elegante-. Es una Duffy, ¿no? Así que está destinada a ser una estrella.
