Una conversación olvidada hace mucho tiempo
Ella: (Pausa). ¿Me quieres?
Yo: Claro que sí.
Ella: ¿Cuánto me quieres?
Yo: No sé… un montón. Hasta el infinito y más allá.
Ella: (Satisfecha). Bien.
Yo: Así pues, arreglado.
Ella: (Juguetona). ¿Y qué harías si alguna vez te dejara?
Yo: ¿Es que vas a dejarme?
Ella: No.
Yo: Entonces, ¿por qué vamos a hablar de ello?
Ella: Se llama conversar. La gente lo hace constantemente.
Yo: A ver si lo entiendo bien: ¿la pregunta es qué haría yo si tú, hipotéticamente, me dejases?
Ella: Sí.
Yo: Hipotéticamente, nada.
Ella: ¿Nada?
Yo: Bueno, como estamos locos el uno por el otro, yo tendría que haber hecho algo bastante estúpido para que quisieras librarte de mí. (Pausa.) Como empezar a morderme las uñas de los pies o algo parecido. Yo también me dejaría a mí mismo si hiciera algo así.
Ella: ¿Es que siempre tienes que ser tan lógico?
Yo: (Carcajadas). Me quedaría destrozado. Deshecho. Desesperado. Y otras palabras que comienzan por «D».
Ella: Pero ¿qué harías?
Yo: ¿Qué haría? (Hace una pausa.) Haría todo lo posible para conseguir que volvieras.
Ella: ¿Como qué?
Yo: Escalaría la montaña más alta, cruzaría desiertos abrasadores, lucharía contra tigres comedores de hombres. Cosas de ese estilo. Admito que no hay demasiados tigres, montañas o desiertos en Muswell Hill, pero ya ves por dónde voy.
Ella: ¿Y si las posibilidades fueran nulas?
Yo: Entonces moriría intentándolo.
Ella: ¿Y si te dijera que ya no te quiero?
Yo: No te creería.
Ella: ¿Pero nunca dejarías de intentarlo?
Yo: Qué va. Hay cosas que no puedes abandonar, ¿no?
Ella: Señor Duffy, ha contestado correctamente a todas y cada una de las preguntas.
Yo: Fantástico, ¿y qué he ganado?
Ella: A mí.
