El guionista, productor y director PAUL BERN escribió guiones para Lubitsch (The marriage circle) y Von Sternberg antes de llegar a ser primer asistente de Irving Thalberg en la MGM, donde supervisó la producción de muchos films de Greta Garbo. Cuando en 1932 se casó con Jean Harlow, tenía el doble de años que ella. Parece ser que este hombre lleno de talento era impotente. Tan sólo dos meses después de la boda, se incrustó una bala en el cráneo con una pistola calibre 38 en el dormitorio de su mujer. En la nota dejada por Bern, pedía disculpas a la Harlow por lo ocurrido la noche anterior. Al parecer, había intentado penetrar a la estrella rubia platino con un consolador.
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Paul Bern: decepcionó a la Harlow
HERMAN BING fue uno de los cómicos más adorables y divertidos de la historia del cine. Había nacido en Frankfurt; su padre, Max Bing, era un famoso barítono lírico. Hermán había actuado en circos y espectáculos de vodevil en Alemania. En 1926, llegó a Hollywood en la comitiva del gran director germano F.W. Murnau, a quien la Fox había invitado a visitar los Estados Unidos. Murnau hablaba el inglés muy mal, y Bing le hacía de intérprete. Trabajó para Murnau como guionista y asistente de dirección, sin por ello dejar de servirle de recadero y chivo expiatorio.
El día en que Murnau se mató en un accidente automovilístico cerca de Santa Barbara, Bing y un grupo de amigos iba en otro coche pocos metros detrás. (Murnau se dirigía a Nueva York para asistir al estreno mundial de Tabú. Un astrólogo le había advertido que no viajara en automóvil, pues, de hacerlo, sufriría un accidente catastrófico. Cambió sus planes, decidió embarcarse en San Francisco y llegar a Nueva York por el Canal de Panamá. El fatal accidente tuvo lugar camino del barco).
Muerto Murnau, Winfield Sheehan, jefe de producción de la Fox, le ofreció a Bing un trabajo de actor. Bing hacía vibrar las erres con increíble intensidad y no tardó en conquistar al público sometiendo de un modo cómico el idioma inglés a una deliciosa mutilación cómica. Lo llamaban «el dialéctico de la lengua oscilante». Su voz fue una vez comparada a la de un perro grifón hablando en sueños.
Bing apareció en docenas de películas, entre ellas Cena a las ocho, The Bowery, La comedia de la vida, El gato negro, Desfile de candilejas —es una delicia verle, en el papel de director musical de James Cagney, recitar al estilo Bing los nombres de todas las canciones que recuerda cuyo título incluye la palabra «garita»—, The music goes round, The Great Ziegfeld, Primavera, Every day’s a holiday con Mae West y El gran vals.
Durante los años treinta actuó con frecuencia en espectáculos teatrales montados en salas de la cadena Loew, especialmente en el Loew’s State de Nueva York, cuyo público tenía por él especial debilidad.
Durante los años cuarenta, sin embargo, ya no le fue tan fácil encontrar trabajo. Su hija dijo: «Papá deambulaba de un estudio a otro pidiendo empleo, pero su tipo de humor había pasado de moda. No es que necesitara dinero. Simplemente no podía soportar la inactividad. Tenía que actuar y, cuando ya no pudo obtener papeles, empezó a sentirse nervioso y desgraciado».
El 10 de enero de 1948 su hija y su yerno estaban desayunando en su casa de Los Angeles cuando oyeron un estampido. Bing se hallaba de visita. Se precipitaron a su dormitorio y encontraron al pobre hombre en el suelo con una herida en el corazón y un anticuado revólver en la mano. La nota dirigida a su hija era sucinta: «Querida Ellen, ¡ese insomnio! Voy a tener que suicidarme. Papá». Su última película se había titulado ¿Y adónde vamos ahora?
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Herman Bing: cura para el insomnio
CLYDE BRUCKMAN fue una de las figuras clave en la historia de la comedia cinematográfica norteamericana. Su primer trabajo consistió en escribir guiones para el comediante Monty Banks. En 1921, pasó a colaborar con Buster Keaton, quien siempre lo recordaría como a su creador de gags con más talento. Keaton y Bruckman siguieron siendo amigos toda la vida. Para Keaton, Bruckman escribió Las tres edades, La Ley de la hospitalidad, Sherlock Holmes, El navegante, Siete oportunidades y El cameraman, entre otros. El mejor film de Keaton, El maquinista de «La general», no sólo fue escrito por Bruckman sino también codirigido por él. Los guiones que hizo para Harold Lloyd son Casado y con suegra, Professor beware, La garra del gato, Welcome danger, ¡Ay, que me caigo! y Cinemanía. Se adaptaba fácilmente al ritmo y temperamento de cada uno de los cómicos con los que colaboraba, y siempre supo extraer las mejores cualidades de cada actor. (Movie crazy, por ejemplo, no sólo es el mejor film sonoro de Lloyd, sino también una de las mejores sátiras de Hollywood que se han hecho hasta hoy. Hay en ella además algunas situaciones románticas de asombrosa complejidad).
Bruckman dirigió algunas de las mejores películas de Stan Laurel y Oliver Hardy: Putting pants on Philip, en la cual intercaló una serie de escandalosos gags homosexuales, La batalla del siglo, que incluye la mejor secuencia de pasteles de nata que pueda verse, Leave’em laughing y The call of the cuckoo. Dirigió además a W.C. Fields en dos de sus obras memorables: The fatal glass of beer y The man on the flying trapeze.
A medida que avanzaban los años treinta, el progresivo alcoholismo de Bruckman le fue quitando trabajo en producciones de categoría. Trabajó entonces en películas de serie B, escribió guiones para la serie basada en el personaje de «Blondie» y colaboró en algunos cortos realizados por Keaton para la Columbia. Cuando vendió a la Universal algunos gags originalmente escritos para películas de Lloyd, que el estudio utilizó en 1945 para una producción barata con Joan Davis, She gets her man, Harold Lloyd, que era multimillonario, puso una querella contra la Universal y pidió varios millones de dólares por daños y perjuicios. Este incidente le supondría a Bruckman dificultades para encontrar empleo. Escribió varios guiones mediocres para Los Tres Chiflados y para el show televisivo de Keaton. Pronto iría convirtiéndose en un elemento familiar del paisaje de Hollywood: una figura tambaleante, el corcho de una botella asomando siempre de un bolsillo.
En 1955, le pidió prestada a Keaton una pistola «para hacer un poco de tiro al blanco». Escribió a su esposa una nota en la cual le explicaba que iba a buscar un lugar fuera de casa porque no quería estropearle un salón tan bonito. Y añadió: «No tengo dinero para pagar el entierro». Fue entonces hasta una cabina telefónica de Santa Monica Boulevard y se voló la tapa de los sesos.
Refiriéndose a los años veinte, Bruckman manifestó en cierta ocasión: «Muchas veces desearía volver con Buster y el resto de la pandilla al Hollywood de aquella época. Pero no tengo la lámpara de Aladino. Sólo hubo una de este tipo».
WILFRED BUCKLAND, fue el primer gran director artístico de Hollywood y fue llamado «fundador del arte cinematográfico de Hollywood». Antes de que él llegara a Hollywood, Cecil B. De Mille nunca había recurrido a un asistente dedicado específicamente al diseño de decorados. Fue la madre del director quien le recomendó a Buckland, pues éste había sido responsable de la belleza escénica de los montajes teatrales de David Belasco. Durante años, Buckland trabajó siete días a la semana y ocho horas diarias, enfrentado a menudo en ásperas discusiones con De Mille.
Son varias las innovaciones decisivas que se le deben atribuir, entre ellas el uso de la lámpara Klieg. Él fue quien concibió la iluminación interior en la industria cinematográfica norteamericana. Hasta entonces, los directores confiaban en la luz natural. El empleo que hizo Buckland de las lámparas de arco voltaico produjo por primera vez en la pantalla una iluminación dramática. Fue el responsable de los decorados de tres películas de De Mille: La marca del fuego, Juana de Arco con Geraldine Farrar y Macho y hembra con Gloria Swanson. Los cuartos de baño de las heroínas de De Mille, concebidos como «altares» de la belleza femenina, fueron íntegramente diseñados por Bucland. De Mille lo trataba generalmente de una manera abominable; durante años, ese hombre mezquino pagó tan sólo 75 dólares semanales a su director artístico. Después de muchas amargas discusiones, Buckland se separó de De Mille a mediados de los años veinte. Como diseñador independiente, su mayor logro fue la monumental escenografía para el Robin Hood de Douglas Fairbanks (1922).
En los años siguientes, cumplió algunos encargos de la MGM, e incluso con más de ochenta años, seguía yendo cada día al estudio en busca de trabajo. El anciano era por entonces vagamente parecido a Teddy Roosevelt. En Europa una figura como la de Buckland habría recibido todos los honores por su contribución al arte cinematográfico. En Hollywood, pasó sus últimos años olvidado y sin trabajo. La Depresión lo había dejado sin un céntimo.
Su único hijo, Wilfred Buckland Jr. (llamado Bill), se había marchado a Princeton y mezclado con la alta sociedad. Tras la desaparición de la fortuna familiar y la muerte de su madre, la encantadora actriz Vida Buckland, que murió de cáncer, Bill sufrió una crisis nerviosa. Lo único que sabía hacer un poco era jugar al tenis (por un tiempo pensó que podía ganarse la vida como entrenador). Era homosexual y se sentía culpable porque su padre lo desaprobaba ferozmente. Se volvió alcohólico. Cuando lo encontraron en Hollywood Boulevard sollozando en pleno estupor alcohólico, lo internaron en Camarillo, un instituto estatal para dementes, donde recibió un tratamiento de electroshocks que le hizo más mal que bien. Cuando le dieron de alta, un viejo amigo suyo, Jesse Lasky Jr., le consiguió un empleo de botones en el plato donde De Mille rodaba Policía montada del Canadá. Una vez terminada la película, Bill volvió a encontrarse sin trabajo y le dio otra vez por la botella.
Para el viejo Wilfred estaba claro que su hijo nunca llegaría a encarrilarse del todo —y que jamás sería un hombre «normal»—. Cayó en la cuenta de que él mismo no tenía mucha vida por delante y sabía que, cuando muriese, nadie se haría cargo de su hijo alcohólico y homosexual. El 18 de julio de 1946, mientras Bill dormía, su padre le disparó un tiro en la cabeza con una Mauser automática calibre 32 y después se disparó a sí mismo. La nota que dejó decía: «Me llevo a Billy conmigo».
Buckland tenía fama de gran tirador. Uno de sus refugios favoritos era la sala de tiro en el sótano. Le encantaba enseñar a los jóvenes cómo manejar una pistola. Un artículo, publicado en 1917, en «Picture Play» concluía de esta manera: «Su hobby es el tiro, y en las paredes de su casa hay armas de fuego de todas las hechuras desde el tiempo en que las inventaron. Tiene tanto el largo mosquetón árabe como el trabuco más corto. Por más atareado que esté en el estudio, no deja pasar semana sin disparar».
El actor JAMES CARDWELL se mató de un tiro en Hollywood el 4 de febrero de 1954. Tenía treinta y tres años y había aparecido en Eran cinco hermanos, Secuestro, Orden: caza sin cuartel y Tierra generosa y había encarnado al sargento Hoskins en un film de Lewis Milestone: A walk in the sun.
ARTHUR EDMUND CAREW había nacido en Armenia, emigrado a los Estados Unidos cuando niño y actuado ocho años en el teatro. Se introdujo en el cine en 1919, en films con Constance Talmadge, pero, pese a su inquietante apariencia de galán, por algo intenso y lúgubre en sus gestos lo fueron progresivamente asociando con películas de terror y melodramas, donde hacía sobre todo papeles de malvado. Es posible verlo en The palace of darkened Windows, El fantasma de la Ópera, donde interpreta a El Persa, El castillo maldito, The claw, Dr X y Los crímenes del Museo de Cera. La última película en que actuó fue El secreto de Charlie Chan, en 1936. También apareció en la primera película norteamericana de Greta Garbo, El torrente y en The gay diplomat.
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Arthur Edmund Carew: un deslumbrante Svengali
Carew alcanzó la cima de su carrera en Trilby (1923), donde encarnó a Svengali. Fue todo un éxito de público y crítica. Bajo el título de «Un Svengali Saturnino», el «New York Times» señalaba: «Pero por más encantadora que sea la Trilby encarnada por Andrée Lafayette, lo que domina el film es la reveladora interpretación que Arthur Edmund Carew hace de Svengali. Su maquillaje es tan auténtico como el acero. Tiene los dedos largos, la afilada nariz aguileña, las cavernosas mejillas cadavéricas, la barba negra e hirsuta y el pelo enmarañado del Svengali del libro. Sus ojos negros son relucientes y horribles». Poco después de rodar El secreto de Charlie Chan, sufrió un ataque de parálisis y acabó con su vida de un tiro el 23 de abril de 1937.
El primer film de LESTER CUNEO fue Graustark con Francis X. Bushman. Actuó también en The haunted pajamas, y más tarde conoció a Francelia Billington cuando los dos trabajaban en una película de Tom Mix. Se casaron y aparecieron juntos en unos cuantos largometrajes. Cuneo era un apuesto cacho de carne típico del cine mudo; a menudo hacía de malo, pero por lo general resultaba más atractivo que el héroe. Su matrimonio se vino abajo. El 1 de noviembre de 1925, pocos días después de que su mujer pidiera el divorcio, Cuneo fue a la casa que habían compartido, discutió ruidosamente con ella y se pegó un tiro. Lester Cacho de Carne murió a los treinta y siete.
KARL DANE, nacido en Copenhage en 1886, era un tipo alto, simpático y desgarbado que había llegado a Hollywood durante la primera guerra mundial y se había integrado al reparto de dos films de propaganda antialemana: My four years in Germany y To the hell with the Kaiser. Su carrera cinematográfica no fue gran cosa hasta 1925, cuando causó gran impacto en el papel de Slim, temerario reparador de chimeneas que es reclutado por el ejército y muere en tierra de nadie en El gran desfile de King Vidor. La película fue un rotundo éxito; en el teatro Astor de Broadway estuvo en cartel dos años seguidos, contribuyendo en gran medida a cimentar la MGM como un gran estudio. «El gran desfile», declaró Vidor, «impulsó a Karl Dane escalera arriba hacia la fama».
Los peldaños eran resbaladizos. Dane actuó junto a Tom Mix, luego junto a Marion Davies y desempeñó el papel de un moro astuto junto a Valentino en: El hijo del jeque. Hacia el final de la era del cine mudo, participó en una serie de populares cortos humorísticos en pareja con George K. Arthur. Su última película importante fue El presidio, de George Hill en 1930.
Por desgracia, Dane no pudo librarse de su impenetrable acento danés. Hizo un serial de ínfima categoría, pero la ex estrella de la MGM terminó vendiendo hot dogs frente a la entrada principal del estudio. El 14 de abril de 1934, cogió una pila de viejos recortes de prensa, las reseñas más elogiosas, los contratos con la MGM, y lo esparció todo encima de la mesa de su deprimente hogar. Apoyado en los recortes, se alojó una bala en la cabeza.
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Karl Dane: un acento incorregible
BOB DUNCAN, nacido en Kansas en 1904, fue un vaquero-estrella de tercera división que durante los años cuarenta trabajó en varios westerns (Tumbleweed Trail, Rainbow over the Rockies, Song of the sierra) para productoras como la Monogram o la PRC. El 13 de marzo de 1967, se pegó un tiro con su propia pistola.
El apuesto rubio de Texas TOM FORMAN irrumpió en el mundo del cine con Lasky, para luego ser actor y director de varias películas de la Paramount. Hizo pareja con Gloria Swanson en el film de De Mille Abnegación (1919) y dirigió a Lon Chaney en Shadows (1922). Se estaba recuperando de una crisis nerviosa en la casa de sus padres en Venice, California, cuando, el 7 de noviembre de 1926, apuntó un arma a su corazón y apretó el gatillo. Murió a los treinta y cuatro años. Dana Viola fue su compañera de reparto en su última película: Kosher Kitty Kelly.
CLAUDE GILLINGWATER nació en Missouri en 1870. Aprendiz en el despacho de abogado de un tío suyo, se escapó de casa para unirse a una compañía de teatro ambulante que pasaba por la ciudad. Trabajó en teatros de Nueva York y en 1921, hizo su debut cinematográfico acompañando a Mary Pickford en El pequeño lord Fauntleroy. Gillingwater, medía casi 1,90 m, el perfecto contrapunto visual de la Pickford en esta película, en la que la actriz de veinticuatro años debía representar a una niña de diez. Su notable estatura confería aún mayor verosimilitud al personaje de la chiquilla disfrazada de varón. Más tarde Gillingwater, junto al cual la mayoría de la gente se veía diminuta, también abultó al lado de Shirley Temple en Pobre la niña rica.
Trabajó con William Haines en Three wise fools de Vidor; una de sus últimas películas mudas fue Ham and eggs at the front. Sus películas sonoras son: Dumbbells in Ermine, Papaíto piernas largas con Janet Gaynor, Broadway’s Bill de Frank Capra, Historia de dos ciudades en donde encarnaba a Jarvis Lorry y Prisionero del odio de John Ford.
En 1936, mientras rodaba con Jack Oakie una escena de Florida Special para la Paramount, Gillingwater cayó de una plataforma, se lesionó la espalda y a partir de entonces tuvo serios problemas para seguir actuando. Su mujer murió y la depresión se apoderó de él. El 1 de noviembre de 1939 se voló los sesos en su casa de North Bedford Drive, en Beverly Hills. Así rezaba la nota que dejó: «A la Policía: he acabado con mi vida porque, dada mi avanzada edad y el grado de mi deterioro físico, no tengo oportunidad alguna de volver a encontrarme bien y me resisto a convertirme en un inválido desvalido».
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Claude Gilligwater: basta es basta
JONATHAN HALE nació en Canadá en 1891. Antes de ingresar en el mundo del cine en 1934 fue diplomático durante un breve período. Sus casi trescientos papeles a lo largo de veintidós años de carrera cinematográfica lo convierten en uno de los actores de reparto más ocupados de Hollywood. Por lo general era el típico hombre de negocios rudo, y se le recuerda sobre todo en su interpretación de Mr. Dithers, el jefe de Dagwood, en la popular serie producida por la Columbia con el personaje de «Blondie». Era una suerte de «especialista» en seriales, apareciendo en películas de Charlie Chan, el Santo, Maisie, la familia Hardy y el doctor Gillespie. En Sólo se vive una vez de Fritz Lang, era el fiscal del distrito; Lang volvió a utilizarlo para el personaje de Debege en Hangmen also die. Encarnó a Mr. Anthony, al padre de Robert Walker, en Extraños en un tren de Alfred Hitchcock y apareció con Paul Kelly en Duffy of San Quentin. Una vez jubilado, Hale se instaló en el complejo residencial Motion Picture Country House, en Woodland Halls, California. El 2 de marzo de 1966 se suicidó en su chalet; encontraron la pistola junto al cadáver. Los vigilantes manifestaron que desde hacía un tiempo lo notaban deprimido.
BOBBY HARRON nació en una humilde familia irlandesa de Greenwich Village. Alcanzada la adolescencia, Bobby tuvo que buscarse un empleo por horas, y uno de los hermanos de la escuela parroquial lo envió al estudio Biograph de la calle 14. Wallace McCutcheon (otro suicida) lo empleó en el departamento de montaje por 5 dólares semanales. Luego se encariñó con él D.W. Griffith y, junto a Mary Pickford, Lillian Gish y Mae Marsh, lo incluyó en el reparto de Judith en Bethulia. En El nacimiento de una nación interpretó cuatro papeles, aunque sin duda su mejor creación fue la del El Muchacho en la secuencia moderna de Intolerancia. Un hermano de Harron, Charles, se mató en 1916 en un accidente automovilístico. Su hermana Teresa murió durante la plaga de gripe española. El 1 de septiembre de 1920 Harron se hallaba alojado en el hotel Seymour de Nueva York y acababa de llegar a la costa Este para asistir al estreno de Las dos tormentas de Griffith. Por aquel entonces, era obvio que la estrella masculina preferida del director era Richard Barthelmess. El año anterior Barthelmess había alcanzado un notable triunfo con La culpa ajena al lado de la Gish. Esa noche Harron fue a la morgue en lugar de ir al cine. Lo encontraron muerto en su habitación, con un revólver junto al cuerpo y una bala en el pulmón derecho.
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Bobby Harron: la morgue en lugar del cine
En un film que en 1943 Tay Garnett realizó para la MGM, Bataan, aparece JOSE ALEX HAVIER en el papel de Yankee Salazar. Volvió con Brack to Mataan al lado de John Wayne en 1945 en la película de la RKO del mismo nombre. Otra vez junto a Wayne, haría después el papel de Benny en una saga de barcos torpederos rodada por John Ford con el título de They were expendable. Havier se pegó un tiro el 18 de diciembre de 1945. Su último film, Nadie es inmortal se estrenó en 1946, cuando él ya estaba muerto.
GEORGE HILL empezó a trabajar en el cine como tramoyista, guionista y cameraman en los estudios de la Biograph. Durante la primera guerra mundial combatió en Gallipoli. Era alto, moreno y apuesto.
En 1921, se inició como director e hizo Tell it to the marines, una de las mejores películas de Lon Chaney. Dirigió las soberbias escenas bélicas nocturnas de El gran desfile de King Vidor, pero tal vez su obra maestra sea El presidio (1930), primera cinta sonora importante sobre el mundo de la delincuencia. En 1934, Thalberg envió a China un equipo de filmación encabezado por Hill, quien había sido elegido para dirigir La buena tierra. Hill regresó cargado con muchos metros de imágenes de ciudades y paisajes campestres y con dos búfalos de agua vivos. En una clara mañana de 1934, pocos días antes de la fecha señalada para iniciar el rodaje de La buena tierra, George Hill se voló el cráneo con un rifle de caza.
Cuando D.W. Griffith llegó a los estudios Biograph de calle 14 en Nueva York, el jefe era el «Viejo» McCutcheon, que había dirigido algunos de los primeros cortos para las primeras salas de espectáculo que proyectaban imágenes. El Viejo le compró a Griffith un guión y lo contrató como actor. McCutcheon trabajaba a ritmo lento; sacando sólo una película por semana. Cuando le dio a Griffith la oportunidad de dirigir, éste trabajó aprisa y pronto pasó a hacer todos los films de la Biograph. El resto es historia.
Por la época en que Griffith llegó al estudio, el hijo del Viejo, WALLACE MC CUTCHEON JR., desempeñaba allí muchos empleos. A finales de 1908, abandonó la Biograph. Pese a ser norteamericano, al estallar la primera guerra se alistó en el ejército inglés; en recompensa a su valor lo promovieron al grado de mayor. Fue herido por una granada y le tuvieron que colocar una placa de plata en el cráneo.
Finalizada la guerra, regresó a Nueva York, se casó con Pearl White y formó pareja con ella en la serie The black secret, y en 1920 protagonizó The thief. Más tarde se divorciaron y poco después McCutcheon fue internado en una clínica privada. El 27 de enero de 1928 se pegó un balazo en la cabeza. Cuando lo encontraron tenía el revólver en la mano y los bolsillos llenos de recortes que hablaban de Pearl White.
Tres pistolas para tres actores. NELSON MC DOWELL (El último de los mohicanos de Maurice Tournar, Scaramouche con Ramón Novarro, College Swing con Bob Hope). JOHN MITCHELL (Mr. Skeffington con Bette Davis). BERT MOORHOUSE (El Crespúsculo de los dioses y The big hangover). Los tres se pegaron un tiro y murieron el 3 de noviembre de 1947, el 19 de enero de 1951 y el 26 de enero de 1954, respectivamente.
¡Superman se mata a sí mismo! No, no se trata de un nuevo episodio de la serie. Fue en serio. En 1959, GEORGE REEVES hizo lo que nadie se había atrevido a intentar: mató al Hombre de Acero.
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George Reeves: asesinado por Superman
Reeves, cuyo nombre verdadero era George Bessolo, había nacido en 1914 en Iowa y estudiado arte escénico en la Casa del Teatro de Pasadena. Su primera interpretación cinematográfica fue el personaje de Brent Tarleton en Lo que el viento se llevó. A continuación actuaría en Torrid zone, Argentine nights, con las Andrews Sisters, Strawberry blonde de Raoul Walsh, Sangre y arena como el capitán Pierre Lauren, Jim de la jungla, Sansón y Dalila de De Mille, donde era El Mensajero Herido, Encubridora de Fritz Lang y Superman y el Hombre Montaña. Una musculosa constitución de 1,85 m de altura y firmes conocimientos de judo fueron importantes elementos para hacerse con el uniforme y la capa del Superman televisivo. Popular no sólo en los Estados Unidos, la serie pasó a ser uno de los programas punta del Japón, y el emperador Hiroito envió a Reeves una carta contándole cuánto disfrutaba con el espectáculo. Reeves no pudo soportar la desazón que le causó el hundimiento de su carrera cuando dejó de trabajar en la serie de Superman.
Hubo en torno a su muerte algunos detalles curiosos. El 16 de junio de 1959 se pegó un tiro en la cabeza con una Luger 9 mm y lo encontraron desnudo, en la cama, en su casa de Benedict Canyon. Segundos antes de que se oyera el disparo, su novia, Leonore Lemmon, de la alta sociedad neoyorquina, predijo ante algunos invitados que Reeves se suicidaría. Miss Lemmon estaba en la planta baja de la casa cuando, alrededor de la 1 de la madrugada, un grupo de amigos llamó a la puerta. Furioso de que le molestaran a semejantes horas, Reeves bajó la escalera y les amenazó con echarlos. Cuando volvió a subir, Miss Lemmon observó: «Ahora debe de estar abriendo el cajón para coger la pistola». Entonces, se oyó un disparo: «¿Veis? Ya os lo había dicho: se ha pegado un tiro». Dos meses antes de morir, Reeves había ido a la oficina del fiscal general de Los Angeles para informar de que estaba siendo víctima de unas llamadas telefónicas anónimas cuya voz él atribuía a Mrs. Toni Manix, esposa de Eddie Manix, vicepresidente de la Loew’s Inc. y ex gerente general de la MGM. Mas a pesar de ello Reeves legó a la señora Manix el grueso de sus bienes.
Su novia echó a Superman la culpa de la muerte de Reeves. Dijo que el personaje había dominado hasta tal punto la vida del actor, se había identificado de tal manera con el papel, que se había vuelto imposible para él representar otros papeles.
Nacido en Checoslovaquia, Leo Slezak fue uno de los grandes tenores líricos de nuestro siglo. Por más de veinticinco años fue la figura central de la Ópera de Viena y el ídolo del público austríaco. Solía interpretar papeles de Wagner en el Metropolitan. También fue estrella de cine y actuó en muchas películas en Austria y Alemania (Rendez-vous in Wien, Die blonde Carmen).
WALTER SLEZAK, hijo de Leo, había nacido en Viena en 1902 y estudiaba medicina cuando el director Michael Curtiz lo descubrió. Apareció en una cinta épico-bíblica, Sodoma y Gomorra, que el director rodó en 1922. La más memorable de sus interpretaciones tempranas es la del protagonista de Mikaël (1914). Esta obra maestra, dirigida por el danés Karl Dreyer en Berlín fue la primera película importante en abordar el tema de la homosexualidad. Es una historia de amor entre un pintor de mediana edad (encarnado por el cineasta danés Benjamín Christensen) y su joven modelo (Slezak).
Cuando actuó en Mikaël, Slezak era delgado, juvenil y epiceno. En pocos años ganó muchos kilos y ya no pudo interpretar papeles de galán romántico. Pronto se vio relegado a personajes secundarios. Viajó entonces a los Estados Unidos y participó en varios espectáculos de Broadway, haciendo su debut en la pantalla norteamericana en 1942. En 1955, su trabajo en la obra Fanny en Broadway, le valió a un tiempo el Tony y el Premio de la Crítica Neoyorquina. En 1957, actuó en El barón gitano en el Metropolitan. Se le puede ver junto a Ronald Reagan en Bedtime for Bonzo, y con la también suicida Barbara Bates, en una película de Danny Kaye, The inspector general. Una de sus interpretaciones más impresionantes fue la de novio de Judy Garland, Don Pedro Vargas, en el film de Vincent Minnelli El pirata.
(El pirata es un «Triple S», o sea una película que albergó a tres suicidas. Además de Slezak, estaban, en calidad de supervisora de vestuarios, Irene y, como arreglista musical, Conrad Salinger, dos talentosos artistas que acabaron con sus vidas).
Durante la segunda guerra mundial, Adolf Hitler, cinéfilo por excelencia, vio a Walter como capitán del submarino de Náufragos de Alfred Hitchcock y en un film de propaganda antinazi dirigido por Jean Renoir, Esta tierra es mía. Al Führer no le gustó nada lo que estaba viendo y decidió imponer a Leo Slezak una multa de 100.000 marcos. El padre tuvo así que «pagar» los pecados de su hijo.
La última película de Walter Slezak fue en 1976 The mysterious house of Dr. C., en la cual desempeñaba el papel del Dr. Coppelius. Una persistente dolencia cardíaca sumía por entonces al actor en fuertes depresiones. En 1983, en su casa de Manhasset, Long Island, se mató de un tiro con un revólver calibre 38.
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Walter Slezac: sin ánimos para vivir
La acrobática MARY WIGGINS, que en el curso de su carrera había sobrevivido en la ficción a las más peligrosass situaciones, murió instantáneamente en la casa de North Hollywood donde vivía cuando, el 10 de diciembre de 1945, se disparó un tiro en la cabeza.