XIII
Yolanda llevaba ya varios minutos en ese momento de entresueños, cuando de pronto notó algo a los pies de su cama, dentro de las sábanas.
Asustada se queda paralizada y es consciente de que algo parece moverse junto a ella.
Lentamente, se gira y levanta un poco la sábana. Es entonces cuando ve como una niña, de pelo negro y sin ojos se arrastra desde el interior de la sábana hacia ella, sonriente.
Tras lanzar un grito desgarrador, Yolanda abandona la cama y sale de la habitación corriendo escaleras abajo en busca de su hermana, que ya se encontraba subiéndolas al escuchar el tremendo grito de la joven.
—¡¿Qué pasa?! — Le gritó preocupada Teresa.
—¡Esta ahí, esta ahí! — Gritaba una y otra vez Yolanda nerviosísima.
Teresa miró dentro de la habitación unos segundos, pero no vio a nadie. Se asomó bajo la cama y tampoco observó nada.
—¿Quién esta ahí? — Le preguntó alterada.
—¡Verónicaaaaaaa! — Gritó Yolanda.
Teresa, preocupada, la abraza con fuerza.
—Aquí no hay nadie, cariño— le intentaba tranquilizar Teresa.
—¡La he visto!
—Vamos al salón— le indicó Teresa—. Te haré una tila.
Abrazadas, las hermanas bajan las escaleras en dirección al salón de la vivienda.