VII
El coche de Carlos se detiene frente a la casa de Yolanda. La chica sigue emocionada, preocupada y nerviosa por todo lo sucedido, y Carlos intenta aparentar una falsa calma.
—¿Tu hermana está en casa? — Le preguntó Carlos.
—Sí, tenía exámenes y se quedaría todo el fin de semana.
—Si necesitas algo no dudes en llamarme.
Yolanda asintió con la cabeza.
—Sea la hora que sea— le apuntó Carlos.
—Gracias.
Lentamente, Yolanda abandonó el vehículo y se encaminó hacia su casa. Carlos esperaba y la observaba atento. No iba a moverse de ahí hasta asegurarse que entraba en su domicilio sin imprevistos.
De pronto, algo pasó a toda velocidad por detrás del coche, y Carlos se asustó, volviéndose rápidamente. Pero no vio nada. Miró de nuevo hacia la casa de Yolanda y comprobó como entraba a la vivienda y cerraba la puerta tras ella.
Carlos arrancó el vehículo y se fue del lugar. Sin percatarse de que en una papelera cercana se había posado una lechuza blanca.