UNO
Dos años antes
Aquella mañana salieron fotos de Mavi en la sección de cultura de diversos periódicos de ámbito nacional. Las noticias tenían que ver con la publicación de su última novela, tal como revelaban los titulares:
LAURA WHITE DESVELA EL MISTERIO DE LA RELACIÓN ENTRE EL NARCOTRÁFICO Y LAS SECTAS SATÁNICAS
(ABC).
UNA NOVELA IDENTIFICA DROGA Y SATANISMO
(La Razón).
LA ESCRITORA Y EXJUEZA LAURA WHITE PRESENTA SU ÚLTIMO LIBRO SOBRE LA DIABÓLICA INFLUENCIA DE LA COCAÍNA
El Mundo).
UNA NOVELA IDENTIFICA NARCOTRÁFICO Y BRUJERÍA
(El Periódico de Cataluña).
La foto más favorecedora aparecía en la revista Tiempo: Mavi, de pie y mostrando el libro, situada delante de las dependencias de la Audiencia Nacional; a sus espaldas, la puerta principal de la entrada, con el letrero en letras doradas y un policía haciendo guardia. En ese sitio, incluso su forma de vestir, tan formal (traje de chaqueta oscuro, medias negras y, como único adorno, un pañuelo azul anudado al cuello), hacía pensar que se trataba de una investigadora seria y convincente: las gafas sujetas con un cordón colgando sobre el pecho, el pelo algo revuelto y una mirada entre fatigada e interesante. El pie de la foto decía: «Laura White, de cuarenta y siete años, jueza excedente y escritora de novela negra, ha pasado meses investigando entre centenares de expedientes policiales y judiciales para sacar a la luz un asunto absolutamente real y a la vez desconocido: las misteriosas relaciones entre las bandas gallegas de narcotraficantes y algunas sociedades secretas dedicadas a la magia negra, la brujería y el satanismo». La información se acompañaba con otras fotografías: una en la que se veía una planeadora de las utilizadas por los narcotraficantes gallegos ardiendo en una playa; otra de un antiguo miembro del Servicio de Vigilancia Aduanera; y una tercera, en la que se veían los restos de un supuesto aquelarre celebrado en las proximidades de un acantilado de la costa gallega. El texto, repartido en tres columnas, podía resumirse seleccionando los siguientes párrafos:
La escritora, tras una ardua investigación, sostiene haber descubierto «una misteriosa interdependencia entre el tráfico de cocaína y la pervivencia de ancestrales ritos satánicos». Después de largas conversaciones con funcionarios de Aduanas, que atestiguan el «preocupante y significativo repunte del narcotráfico en Galicia», Laura White afirma no tener ya «ninguna duda sobre el hecho de que magia negra y droga van de la mano en muchos lugares del planeta». Ella, como los policías, jueces y funcionarios del Ministerio del Interior que ha entrevistado durante los últimos años, considera que «el movimiento de los narcotraficantes es cada vez mayor, pese a la extrema vigilancia, y de ahí que de un tiempo a esta parte estén apareciendo lanchas planeadoras varadas en diferentes puntos de la costa, incendiadas, consumidas por las llamas después de realizarse siniestros rituales que mezclan la antigua tradición de las meigas, el satanismo, el budismo y otras formas de magia negra». En su apasionante novela, publicada por la editorial Plantel, se cuenta la historia real de una familia (cuyos datos personales y lugar de residencia son omitidos por motivos de prudencia) que sufrió en sus propias carnes el maléfico poder de estas mafias, que los tuvieron trabajando para ellos en turbios asuntos y delitos, bajo el poder terrorífico de una secta satánica y la permanente amenaza de graves males, enfermedades, la ruina e incluso la muerte. Laura White sostiene que una novela como la suya puede esclarecer unos hechos llenos de misterio que todo el mundo intuye, pero que nadie hasta ahora se ha atrevido a denunciar públicamente.
Y más adelante, bajo un ladillo que se titulaba «ELLA FUE TESTIGO DIRECTO», se decía:
La escritora admite que participó en uno de los aquelarres, invitada por un narcotraficante cuyo nombre no revelará jamás. «Sí, estuve allí esa noche y vi con mis propios ojos como una meiga entraba en trance tras invocar al diablo y solicitar su ayuda para que una importante carga de cocaína pudiese llegar a su destino sin ser interceptada por la policía. Fue algo aterrador que no olvidaré mientras viva. En mi novela se cuenta con detalle, aunque, como se debe comprender, se mezcla la ficción y la realidad en el juego literario que permite el género de la novela de misterio».
* * *
Mavi ha ido temprano al quiosco más cercano para recopilar toda la prensa en la que sale información sobre su novela. Después ha desayunado en una cafetería, mientras ojeaba con rapidez, nerviosamente, los periódicos y revistas, regocijándose por la difusión que tanto va a beneficiar a las ventas del libro. Todo lo publicado le parece adecuado, oportuno. Si acaso, hay un error, aunque pasable, en lo que se dice en uno de los diarios: «Laura White se ha servido de su antigua profesión de jueza para acceder a datos reservados». Se trata de algo que el periodista ha supuesto por su cuenta. A Mavi le incomoda que algunos miembros de la judicatura, antiguos compañeros y amigos suyos, puedan sentirse molestos y tal vez considerarla como una oportunista.
De vuelta en su apartamento media hora más tarde, extiende el compendio de prensa sobre la mesa y lo estudia con mayor detalle. Salvo lo que ese periodista se ha sacado de la manga, todo lo demás resulta atractivo y a buen seguro va a reportar una buena propaganda. Mientras lee el artículo de La Razón, suena el teléfono móvil y en la pantalla aparece: «MAMÁ».
—¿Sí…? Dime, mamá.
—Mavi, hija, ¡qué preocupada me tienes! —Su voz afónica tiembla de disgusto.
—¡Mamá, por favor! —ríe Mavi—. ¿Ya has leído los periódicos?
—Sí, hija… ¡Y qué miedo! Mavi, ¿cómo se te ocurre…?
—¡Eh, mamá! ¿Se puede saber qué te pasa?
—Me da mucho miedo todo eso que les has contado a los periodistas.
—Pero… ¡mamá!
—Sí, hija, estoy muerta de miedo… ¿A quién se le ocurre ir a una cosa diabólica de esas? ¿Tú estás loca? ¡Ay, Mavi, por Dios! ¡Cómo se te ocurrió!
—Mamá, eh, mamá… ¿No te dije que eso no era verdad?
—¿Cómo que no es verdad? ¿Y por qué se lo cuentas a los periódicos? Sabiendo el sensacionalismo que hay… ¡Mavi, que me da mucho miedo!
—Mamá, ya te lo dije, lo que cuento en mi novela es pura ficción; o sea, mentira. ¿Comprendes? ¡Es mentira! Pero hay que darle a la cosa misterio… Es por las ventas del libro; por eso nada más. ¿No lo entiendes? Debo decir esas cosas para que la gente se interese, les entre más curiosidad a los lectores y vayan a comprar el libro… ¿Tan difícil es de entender?
—Pero… ¡Mavi! ¿Y lo del aquelarre? ¿Fuiste o no fuiste a eso? ¡Qué horror!
—No, mamá, no fui. Ya te lo dije, hay que inventarse esas cosas para enganchar a la gente. Es como un anzuelo…
—¡Ay, Mavi! No sé si creerte… ¿Me lo prometes?
—Te lo prometo, mamá.
Hay un silencio al otro lado del teléfono y, al cabo, la voz vuelve a temblar:
—Hija mía, ¿y la gente? ¿Qué va a pensar la gente?
Mavi ríe con desdén.
—¡Mamá, la gente sabe que soy escritora! —contesta—. Por favor, no te preocupes, que no va a pasar nada. Estas cosas son así. Tú ponte en el lado bueno: el libro se va a vender un montón y nos alegraremos. Tú déjame hacer a mí, que sé lo que me hago… ¡Que soy mayorcita, mamá!
—Hija, me preocupo… ¿Cómo no me voy a preocupar? Allí en Madrid, tan sola… ¿Cuándo vas a venir?
—No lo sé, mamá. Ahora estoy en plena campaña de promoción de la novela. Mañana tengo prensa otra vez y pasado firmas de libros en El Corte Inglés. Esto es así, mamá; ya lo sabes de otras veces.
—Hija, ¿y Martita? Está a punto de empezar los exámenes en el instituto…
—Ya lo sé, mamá. No te preocupes de eso, Agustín se ocupa de todo…
—¿Pero tú cuándo vas a volver? Mavi, hija, quiero verte… ¡Queremos verte!
—No lo sé, mamá, ya te lo he dicho. Tengo que hacer cosas en Madrid.
—¡Mavi, apenas faltan dos meses para las bodas de plata!
—¿Y?
—¿Y? ¿Eso contestas, hija? ¡Como si no fuera importante! Hace veinticinco años que os casasteis, hija… A todos nos hace ilusión celebrar esas bodas de plata… Si papá viviera…
—Si papá viviera, si papá viviera… ¡Siempre con lo mismo! Claro que es importante para mí, mamá. Pero casi no hay nada que preparar. Agustín me dijo que se encargaría él; que no me preocupara por eso. Él sabe que estoy ocupada… Además, no quiero demasiado jolgorio; no quiero una fiesta ni montones de invitados; me apetece una cosa sencilla: la familia cercana nada más…
—No sé, hija; la verdad, no te entiendo… Estás tan rara últimamente…
En ese momento, el teléfono de Mavi empieza a emitir avisos de llamada entrante.
—Mamá, tengo que dejarte, me están llamando —dice ella, apremiante—. Lo más probable es que sea Agustín o alguna de las niñas. No te preocupes por nada, que muy pronto estaré allí. Y mira el lado bueno de las cosas, por favor, mamá, alégrate por estos triunfos míos; seguramente papá se pondría muy contento. ¡No te preocupes!
—¡Hija, cómo no me voy a preocupar! Ahí, tan sola…
—Mamá, que tengo que colgar. Un beso.
Cuando pone fin a la comunicación, Mavi ve en el móvil que su editora ha estado intentado ponerse en contacto con ella un par de veces. Le devuelve la llamada.
—Perdona, Virginia, hablaba con mi madre. Ya sabes… Ha leído lo que sale hoy en los periódicos y se ha agobiado…
—¡No me digas! ¡Pero si es maravilloso! Nunca te han tratado en la prensa mejor que esta vez.
—Sí, pero ella se ha creído que todo lo que cuento es verdad y está muerta de miedo con lo de los narcos, el aquelarre, el demonio y lo demás.
Una estridente carcajada resuena al otro lado del teléfono.
—¿Y tú qué le has dicho a la pobre?
—Pues que es mentira todo. ¿Qué le voy a decir? Que son cosas que se dicen para crear interés y vender más libros.
—Bueno, Mavi, todo, lo que se dice todo, no es mentira… Algunas cosas son verdad…
—¡Virginia, tú no conoces a mi madre!
—Sí, Mavi, me lo imagino. Ya sabemos que las madres se preocupan mucho por todo… Pero vayamos a lo que nos importa ahora. ¡Qué impacto, chica! ¿Tú tienes todos los periódicos?
—Sí, todos. ¡Impactante! Estoy contentísima.
—¡Increíble, Mavi! ¡Lo tuyo es increíble! En tres años has pasado de ser una desconocida a salir en primera plana de la prensa nacional. Y seguro que vas esta vez a la lista de los más vendidos. En la editorial estamos encantados con La familia y la bestia, porque se ve venir un exitazo. Te lo dije, Mavi, recuerda que te lo dije cuando leí el manuscrito: ¡es la bomba!
—Sí que me acuerdo. Yo también tengo el presentimiento de que me va a ir muy bien con esta novela. He trabajado a conciencia y sé que va a funcionar…
—¡Es que lo tiene todo, Mavi! —la interrumpe entusiasmada la editora—. ¡Absolutamente todo! Es una novela con intriga de verdad: misterio, asuntos turbios, erotismo, política, juicios, corrupción, droga, esoterismo, morbo… ¡Todo, Mavi! Ni a Dan Brown le habría salido mejor la cosa… ¡Te vas a forrar, Mavi! ¡Y nos vamos a alegrar todos! En Plantel estamos encantados contigo.
—Pues bien podríais subirme el anticipo de los derechos de autor —susurra ella con ironía.
—Bueno, Mavi, ya sabes que las cosas no están muy bien, la crisis, la piratería en internet… Esperemos a ver si se superan los cincuenta mil libros vendidos… Y luego, Dios dirá. Pero, para que la cosa siga tan bien, tendrás que moverte, Mavi. Hay que hacer más prensa y seguir con las firmas por lo menos hasta las Navidades.
—¡Uf! —resopla ella—. La semana que viene tendré que regresar a Cáceres. Ya te dije que celebro mis bodas de plata dentro de dos meses y tengo al pobre de Agustín al cargo de todo. Además, mi hija pequeña empieza las clases en el instituto y creo que debo estar allí.
—Comprendo —contesta en tono serio Virginia—. Pero es una pena, Mavi. Si La familia y la bestia funcionan tal y como esperamos, será necesario reforzar el éxito con una gira por España.
—¿Y no se puede condensar la campaña de promoción en diez días?
—¡¿En diez días?! ¡Cómo, Mavi, cómo! Tendrías que darte un palizón, porque, por lo menos, deberías ir a Barcelona, Bilbao, Valencia, Zaragoza, Sevilla, Oviedo…
—No importa; me daré el palizón.
—Bueno, Mavi, veré qué se puede hacer. Mañana me reuniré con la directora de prensa de la editorial y le pasaré tu propuesta, a ver qué dice. Pero tú procura volver pronto después de esas bodas de plata; que no debemos dejar que el interés que ha suscitado La familia y la bestia se desinfle. Esto es una gran oportunidad; y ya sabemos que las grandes oportunidades pasan delante de nosotros muy pocas veces en la vida…