Capítulo 40
-¿QUÉ tal la excursión aérea por los castillos del Loira, Princesse? —inquirió el hombre de los tirantes con una sonrisa inequívocamente perversa.
—¿Castillos…? ¿Qué castillos, monsieur? —le replicó una fémina visiblemente molesta—. Desde la avioneta yo solamente he podido ver campos de trigo, bosques frondosos y las minifortalezas de los Airgam Boys.
—Bueno, Princesa, como dijo en cierta ocasión un famoso dramaturgo: «A veces deben tomarse medidas desagradables…»
Como una exhalación y sin cruzar una sola mirada más con sus carceleros, Sandra subió las escaleras que conducían hasta sus aposentos y se encerró a cal y canto dando un sonoro portazo. La turista airada había dejado al gran Isaac Ben Zahdon con la palabra en la boca.
—«… por una buena causa» —concluyó el albino la frase del autor inglés, encogiéndose de hombros y sintiéndose un tanto humillado.
—Do the wrong thing for the right reason?—gruñía Sandra mientras desnudaba su cuerpo para darse una ducha refrescante—. ¿Conmigo, señores? ¡Y una mierda!
—Femmes! —exclamó el judío converso, desviando luego su mirada gris hacia la de Krilenko—. Todas son igual de ingratas.
—Frailty, thy name is woman. —añadió Krilenko, en un intento dudoso de parecer un ilustrado del verso blanco isabelino. Aquélla era una de las dos frases que el ucraniano recordaba de Hamlet. La otra era To be or not to be, that is the question.
Ben Zahdon había captado en toda su acritud la cólera de una mujer engañada, pero le daba lo mismo. Lo verdaderamente importante para él era que la Protegida cumpliese esa noche con la función que se le había asignado, y conseguir que el Primer Maestre de la orden quedase plenamente satisfecho con la elección que ambos habían acordado un año atrás.
Después de ducharse sin la menor prisa, Sandra se colocó un albornoz blanco y metió los pies en unas zapatillas de baño del mismo color. Luego, se cercioró de que la puerta de su habitación se mantenía perfectamente cerrada con el pasador y mantuvo el mando de la ducha abierto con la finalidad de ahogar cualquier posible ruido que ella misma pudiese producir accidentalmente. Finalmente, extrajo del bolso el misterioso paquete que le había llegado no menos misteriosamente. El tosco envío estaba embalado en papeles de diario sujetos con cinta adhesiva y contenía un disco DVD alojado en su correspondiente estuche protector, una pistola pequeña con silenciador, una navaja afilada y muy puntiaguda, un enigmático dado blanco de plástico blando y una nota escrita en letras mayúsculas:
SEÑORITA RIALC:
A ESTAS ALTURAS NO HARÁ FALTA QUE LE INFORME DE QUE USTED YA SE HA CONVERTIDO EN PRISIONERA DE ISAAC BEN ZAHDON Y DE SU ORGANIZACIÓN DE FANÁTICOS MEGALÓMANOS QUE INTENTAN SALVAR NUESTRAS ALMAS. SI, ADEMÁS DE SU ALMA, USTED QUISIERA TAMBIÉN SALVAR SU CUERPO Y RECOBRAR LA LIBERTAD PERDIDA, LE ACONSEJO QUE INTENTE SALIR DE LA GUARIDA DEL LOBO ESTA MISMA NOCHE. Y PARA QUE EL ÉXITO ACOMPAÑE NUESTROS ESFUERZOS, LE SUGIERO SEGUIR MIS INSTRUCCIONES AL PIE DE LA LETRA:
1°. A LAS 03:50 HORAS DE LA MADRUGADA DEBERÁ USTED ENTRAR DISCRETAMENTE EN LA SALA DE CONTROL DEL SÓTANO Y COLOCAR EL DISCO QUE LE ENVÍO EN EL DISPOSITIVO DVD DEL ORDENADOR QUE SE HALLA INSTALADO EN EL BOX NÚMERO 5. A ESAS HORAS SOLAMENTE ENCONTRARÁ UN VIGILANTE NOCTURNO Y UNA O DOS PERSONAS TRABAJANDO EN LA SALA. SI ALGUNO DE ELLOS LE PLANTEASE PROBLEMAS, SIMPLEMENTE HAGA VALER EL PODERÍO DE SU CINTURÓN NEGRO DE KARATE O LA CAPACIDAD DE PERSUASIÓN DE LA PISTOLA QUE LE ADJUNTO. UNA VEZ COLOCADO EL DVD EN EL DISPOSITIVO DEL ORDENADOR CITADO, EL PROGRAMA QUE CONTIENE ESTE DISCO COPIARÁ AUTOMÁTICAMENTE EN EL MISMO UNOS DATOS IMPORTANTÍSIMOS QUE PUEDEN SALVARNOS LA VIDA A LOS DOS Y EVITAR UN GRAVE CONFLICTO DE CONSECUENCIAS IMPREVISIBLES ENTRE ESTOS CHALADOS Y LA IGLESIA DE ROMA. LUEGO, DEBERÁ DIRIGIRSE CON EL DISCO YA GRABADO HACIA EL GARAJE DE LA PLANTA INFERIOR A TODA VELOCIDAD POR LA ESCALERILLA DE CARACOL.
2°. A LAS 03:55 USTED DEBERÍA ESTAR CLAVANDO LA NAVAJA QUE LE ENVÍO EN LAS RUEDAS DELANTERAS DE CADA UNO DE LOS VEHÍCULOS ESTACIONADOS EN EL GARAJE, PARA INMEDIATAMENTE ENCERRARSE EN EL LAVABO QUE HAY AL FONDO, A LA DERECHA. A LAS 04:00 HORAS UNA FUERTE EXPLOSIÓN DESTRUIRÁ POR COMPLETO LA PUERTA DE ACCESO AL GARAJE.
3°. TRAS LA DETONACIÓN, SALGA USTED DEL GARAJE Y DIRÍJASE A TODA PRISA HACIA EL PEUGEOT 307 AZUL OSCURO QUE VERÁ EN LA ESQUINA DE LAS CALLES MARMITTE Y DENIS PAPIN CON LAS LUCES ENCENDIDAS. SI TODO SUCEDE COMO ESTÁ PREVISTO, YO MISMO LE ESTARÉ ESPERANDO DENTRO DEL COCHE CON EL MOTOR EN MARCHA. TAN PRONTO COMO NOS HAYAMOS REUNIDO, AMBOS NOS DIRIGIREMOS HACIA UN LUGAR SEGURO A TODA VELOCIDAD.
4°. DE MOMENTO, GUARDE USTED EL DVD Y LOS OTROS OBJETOS DONDE NADIE PUEDA HALLARLOS. LUEGO, MEMORICE MIS INSTRUCCIONES Y DESHÁGASE DE ESTA NOTA Y DEMÁS PAPELES CUANTO ANTES. RECUERDE QUE YA LE SALVÉ LA VIDA UNA VEZ Y AHORA ESTOY INTENTANDO SALVÁRSELA DE NUEVO. ¡NO SE OLVIDE DE GRABAR EL DISCO! SIN ÉL ESTAMOS MUERTOS LOS DOS.
UN AMIGO.
P.S.: EL PEQUEÑO CUBO DE PLÁSTICO ES UN TRANSMISOR CODIFICADO. SI ESTÁ CONFORME CON MI PLAN, OPRÍMALO TRES VECES A LO LARGO DE LA TARDE. LUEGO, DESHÁGASE INMEDIATAMENTE DE ÉL A TRAVÉS DE LA TAZA DEL INODORO. SI NO RECIBO SU SEÑAL ENTENDERÉ QUE RECHAZA MI PLAN Y ME OLVIDARÉ DE USTED Y DE SU RESCATE.
¡BUENA SUERTE!
«¡Dios mío, esto no puede estar ocurriendo! —se decía Sandra en silencio—. Estoy entre auténticos chiflados: mis guardianes pretenden convertirme en la emperatriz de una Europa unida, y el skinhead me ha confundido con la novia de Indiana Jones.»
Fuesen dementes o cuerdos los individuos que se estaban moviendo a su alrededor, estaba claro que Sandra debía tomar esa misma tarde una de las decisiones más difíciles de su vida: o seguía el juego a los presuntos iluminados que la mantenían retenida, o intentaba escapar de ellos siguiendo las instrucciones del rapado.
O quizás ambas cosas a la vez.
Sentada sobre una esquina de su cama, la atribulada mujer posó su mirada perdida sobre el parqué de aquella espaciosa habitación, dándole vueltas al pequeño cubo de plástico con sus dedos como si de un simple cigarrillo se tratase. Tras unos, minutos de reflexión que a ella le parecieron décadas, Sandra oprimió tres veces el diminuto transmisor y, acto seguido, lo hizo desaparecer tal y como le habían indicado. Luego, se dispuso a memorizar las instrucciones del rapado antes de que aquella hoja de papel y demás envoltorios corriesen la misma suerte que el dado.
El enfado que Sandra sentía hacia sus guardianes a causa del engaño sufrido en la excursión frustrada a los castillos del Loira había influido considerablemente en la toma de aquella decisión trascendental, pero sentía que las verdaderas razones de su determinación se hallaban depositadas en lo más profundo de un alma libre de hipotecas ideológicas, religiosas, dogmáticas o de cualquier otro tipo. Y, aunque la muchacha no podía ser todavía consciente de todo aquello en esos momentos de confusión y zozobra, prácticamente sin darse cuenta, la Protegida de la Orden de los Pobres Caballeros y Damas de Cristo había tomado una decisión libérrima que la había colocado del lado de la Iglesia Católica en aquella disparatada contienda.
«Alea jacta est», se dijo nuevamente en silencio al recordar al conquistador de la Galia, aunque sin tener la menor idea de cómo podría acabar aquella aventura suya. Pero una cosa era segura: al oprimir el diminuto artilugio de plástico tres veces seguidas, la bella mujer de ojos avellanados y rostro de porcelana acababa de cruzar su Rubicón particular, y ahora todo dependía de que la suerte estuviese a su lado llegado el momento de tener que poner tierra de por medio y a toda velocidad.