Capítulo 17
Max fue acostado en una cama, se hallaba desfalleciente; rápidamente Sophie y Leonid quitaron sus vestuarios tintos en sangre, afortunadamente el proyectil no había dañado órgano vital alguno pero la herida sangraba mucho.
—Si se muere estamos todos perdidos —sostuvo Emil.
—Sostén con fuerza a Max-ordenó Leonid.
Emil hizo lo que se le encomendó, en tanto que Leonid pasó un paño embebido en alcohol yodado sobre el área dañada y con una pequeña pinza le extrajo la bala, seguidamente le aplicó morfina, luego hizo el mismo procedimiento con el hombro y su brazo y por último le aplicó un vendaje.
—Si demorabas en llegar, seguro que entraba en “shock” —sostuvo Leonid. Después de estar varios días delirante e inconsciente, Max despertó, por otra parte la noticia de su supuesta muerte se había difundido como reguero de pólvora; tanto Leonid como Emil y Ramsés se la pasaron todo el tiempo al lado del moribundo.
Max trató de enderezarse pero el dolor que sentía era intenso.
—¿Dónde estoy? —quiso saber Max.
—En mi casa —fue la respuesta de Leonid— de no haber sido por Emil no estarías contando el cuento, él fue quien te salvó y te trajo hasta aquí.
Max apretó con un gesto cordial la mano de Emil.
—Deberás permanecer unos días más en reposo hasta que te recuperes bien; gracias a Dios no se te afectó ningún órgano vital, la malla protectora y el peto te amortiguaron el impacto, sólo la herida te desgarró el tejido y eso hizo que sangraras en demasía —fue la explicación de Leonid-Pero por un momento pensamos en que íbamos a perderte.
—El hijo de Von Der Beck ha venido a tomar revancha y nadie me lo informó-expresó Max.
—Es que no lo sabíamos-respondió Leonid —Emil me comentó después.
—Habrá que pedirle a Pauline que nos de pistas sobre su accionar —manifestó Max.
—Recupérate, de eso se avocará Emil, cuando estés en condiciones podrás retomar tus actividades —le dijo Leonid.
Diez días después Max se había restablecido de la herida, su barba rubia estaba crecida, luego de higienizarse y afeitarse se puso un atavío nuevo que le proporcionó Leonid era diferente a los demás, se trataba de un atuendo de color negro, la capucha era más grande seguía teniendo la misma terminación en la punta y un águila hecha con un bordado dorado, unas botas con hebillas a los costados reforzadas con grebas metálicas, una coraza romana cincelada. También le suministró un cuchillo táctico con rompe coco y serrucho, aparte le agregó otro diseño de hoja oculta, en este caso iba a ser una doble hoja y un par de guantes que le iban a servir para aferrarse mejor de ciertas superficies.
—Max, Emil ha investigado por medio de las chicas del burdel que el hijo de Von Der Beck irá a la conferencia que se realizará en el castillo de Wewelsburg dentro de pocos días, los nazis están convencidos de que te han matado por lo que deberás seguir moviéndote por los desagües o los tejados, de todas formas asistirás a esa disertación y de paso irás a ver Von Moltke, está al tanto de ti.
—¿Cómo haré para cruzar la frontera? —preguntó Max.
—Tenía pensado de que fueras vestido de oficial de las SS, Ludwig y Emil te acompañarán, Ludwig irá en una motocicleta y Emil será tu ayudante, pero no me parece adecuado.
—Me preocupan mis padres, deben creer que he muerto-expresó Max.
—No te exasperes, podrás aclararlo —lo tranquilizó Leonid.
—¿Qué ocurrió con el oficial de la Wehrmacht que entrevisté?
—Te refieres a Schultz?
—Sí.
—Está en Berlín según los datos aportados por el Círculo de Kreisau —respondió Leonid.
Cinco días después Leonid fue a ver a Max en su refugio.
—Max, Von Der Beck dará inicios a la excavación mañana, se dice que Himmler vendrá a supervisar, por lo que habrá una estricta custodia por parte de las Waffen SS, hay que evitar que consigan ese medallón, un camión te llevará al lugar, ten mucho cuidado.
—Lo tendré —fue la contestación de Max.
A la mañana siguiente Max se metió en el vehículo, llevaba la hoja oculta, granadas de humo y fragmentación, el hacha de carnicero, el puñal con serrucho y la ametralladora FG42, también estaba equipado con los binoculares y la brújula que le obsequió Déborah, Emil en tanto estaba haciendo otros encargos en un pueblo cercano a Viena por lo que no pudo acompañarlo.
Al llegar vio varios camiones Mercedes Benz de las Waffen SS y dos automóviles, un Mercedes Benz 770 y un Mercedes Benz 500 k color negro con las banderas del Tercer Reich, había allí unos guardias que dialogaban: —Pensar que nos costó acabar con el Asesino-sostuvo uno de ellos.
—El sargento que finalizó con sus fechorías fue ascendido y recibió la cruz del mérito —comentó otro— se ha convertido en un altanero.
—Pronto se acabará tu altanería-musitó Max.
Max se acercó unos metros más, lanzó un disparo a uno de los centinelas enseguida el soldado se derrumbó, su compañero al ver que le había perforado una bala sacó su pistola Luger y entró a mirar a sus alrededores, sin que lo adivinase, Max lo tomó por sorpresa y le cortó el cuello con el cuchillo.
Debilitada la guardia exterior, Max entró a la bóveda, consecutivamente descendió por unas escaleras, había telarañas y una tumba abierta de la que salían roedores del tamaño del cachorro de un gato de tres meses.
Había una grieta abierta en la que podía entrar una persona, Max se arrojó cuidadosamente y se halló con una sala iluminada con reflectores que funcionaban con generadores y dos mesas en las que había unas planchas de madera con grabados antiguos y se veía una galería, de pronto oyó voces y pasos que provenían de uno de los pasadizos, no tenía dónde guarecerse para que no lo vieran por lo que preparó su hoja oculta y la ametralladora, las pisadas estaban más cercanas hasta que pudo vislumbrarlas sombras de los soldados que venían llegando, rápidamente arrojó una granada de fragmentación.
Un grito de dolor se oyó y a la vez los soldados que exclamaban: —¡Un Attentäten!
Los soldados se aproximaron corriendo, en total eran cinco, Max los recibió con una lluvia de cuchillos arrojadizos que alcanzaron a tres, a los otros dos los mató con el puñal.
Max fue hasta la galería por donde vinieron los soldados y se halló con un portón de rastrillo, bajó una palanca que había allí, el pórtico se levantó y se topó con otro pasillo rodeado por murallas iluminadas por antorchas.
De pronto se le apareció un soldado con una máscara antigás y con un equipo de lanzallamas, ávidamente Max lo acribilló a quemarropa con la FG42 y el Drache se desplomó en el suelo, el Asesino tomó el arma y prosiguió, repentinamente el piso se agrietó, por lo que alcanzó a tomarse de uno de los bordes, miró hacia abajo y divisó el suelo cubierto de escombros y unas tumbas arruinadas.
Cuidadosamente se soltó, había allí una estatua del Ángel Cazador con una bestia semejante a un perro.
—Esto debe ser un pasaje secreto, seguro que debe haber algo que la abra —dijo Max.
Max se fijó en las paredes y distinguió un relieve que sobresalía, colocó su mano y la figura se dio vuelta, dando lugar a un enorme recinto donde había unos muebles viejos y en las paredes unas astas de madera que descollaban y en el otro extremo se veía un balcón con la puerta abierta.
Max subió por un banquillo escalonado que halló en el lugar y fue saltando de saliente en saliente hasta que pudo aferrarse de uno de los extremos del mirador, subió e ingresó por esa puerta, había allí una galería con balcones.
Terminaba de entrar a ese lugar cuando distinguió la presencia varios integrantes de las Waffen SS y un individuo que pregonaba unas peroratas en latín, Max miró con sus binoculares percatándose de que eran Himmler, Von Der Beck y otros oficiales de alto rango, había equipos de filmación y soldados armados hasta los dientes.
Si los nazis se apoderaban de lo que buscaban, nadie más podría detenerlos, por lo que debía impedirse que alcanzaran su meta.
Había allí unos andamios y vigas que atravesaban los extremos de las paredes, precavidamente fue saltando hasta que se pudo sostener de un asta de hierro y bajar por unas estructuras de madera.
A todo esto, Himmler estaba pronunciando un discurso:
—Este día será glorioso para el Tercer Reich, porque de ahora en adelante encontraremos la forma de mitigar el vergonzoso fracaso militar en Rusia, el mundo entero se arrodillará ante nuestros pies y nadie, pero nadie nos vencerá. ¡Larga vida al Führer y al Tercer Reich!
—¡Larga vida al Führer y al Tercer Reich! —respondieron los demás concurrentes.
Max hizo un aplauso y prorrumpió: —¡Magnifico discurso, Mein Reichführer! Espero que el Führer diga lo mismo cuando se entere de su empresa fallida.
—¿Tú? —Inquirió sorprendido Himmler— ¡Acaben con él, energúmenos!
—¡Vamos, rodeen al Asesino! —fue la directiva de Von Der Beck.
Tres soldados de la einsatzgruppe apuntaron a Max con sus fusiles Gewher, pero el Asesino les arrojó fuego con el lanzallamas, los que fueron alcanzados por la llamarada gritaban desesperados, los que estaban filmando salieron huyendo cuando vieron al visitante de ropas oscuras.
—¡No se queden ahí parados, estúpidos maricas! —gritaba Von Der Beck.
A todo esto Himmler retiró el medallón que estaba sostenido por una figura de piedra cuyas puntas tenían forma de pinzas de escorpión e hizo el ademán de escaparse de allí, Max alcanzó a verlo y con habilidad lanzó un cuchillo que atravesó el antebrazo del jerarca nazi haciendo que lo soltara.
Dos soldados le cercaron el paso, con un golpe de culata se desligó de sus dos agresores y fue corriendo a levantar la reliquia, Himmler se quejaba del dolor peor que mujer que estaba a punto de parir.
No había terminado de alzar el preciado trofeo cuando Von Der Beck desenfundó su pistola Luger y retador apuntó en su cabeza.
—¡Ríndete Asesino! ¡Hazlo, maldito hijo de tu puta madre! ¡Pagarás por haber matado a mi padre!
—¡Mátame! No me rendiré ante ningún hombre-fue la contestación de Max —Si quieres desquitarte, hazlo, pero sin trucos, sin guardaespaldas y nada— ; dile a tus hombres que se retiren, yo también necesito arreglar unos negocios pendientes contigo.¡¡Vamos!!
Von Der Beck hizo un gesto a sus leales que se retiraran, Himmler fue tras ellos, a la vez que Max se sacó el armamento que llevaba consigo.
Von Der Beck hizo el amague de propinarle de un puñetazo, pero Max le tomó del antebrazo y se lo torció poniéndoselo en la espalda.
—¿Por qué conspiraron contra mí? —indagó Max.
—Eso es algo que no te incumbe —contestó Von Der Beck.
Max le apretó con energía del antebrazo.
—No lo escuché Hauptsturmführer (Capitán).
—Eres un cerdo apestoso, Asesino, dicen que tu mujer gritó como una perra, de haber estado allí le habría hecho sentir placer.
Max dio un puntapiés en la espalda de Von Der Beck haciendo que se doblara, el oficial se reía a carcajadas, pero Max le dio un terrible sopapo en el maxilar superior provocando que perdiera tres dientes.
—No sólo que confabularon contra mí sino que destruyeron a mi familia, además se dieron el lujo de anunciar que había muerto —le dijo Max tratando de contener su cólera.
Von Der Beck recuperó su sarcasmo y se incorporó, en tanto que acechaba a Max.
—Eras un escollo y seguirás siendo un estorbo para nuestra causa.
Max trató de pegarle nuevamente pero Von Der Beck lo redujo tomándolo de los dos antebrazos y le golpeó con su rodilla en el estómago haciendo que se cayera arrodillado, estaba a punto de propinarle otra tunda cuando el Asesino le dio un cabezazo en el abdomen, el oficial se trastabilló perdiendo su estabilidad, a lo que lo tomó del cuello del uniforme levantándolo en alto a la vez que le pegaba con la rodilla, el oficial se desplomó reiteradamente, Max volvió a castigarlo y le apretó el cuello con sus dos manos, Von Der Beck alcanzó a escupirle su rostro a lo que Max oprimió con más energía el cuello de su oponente, el desdichado dio un manotazo e instintivamente pudo desligarse del Asesino dándole un envite, pese a ello no perdió el equilibrio Von Der Beck hizo el gesto de salir corriendo pero Max lo tomó del cuello y con una habilidad lo hizo caer hacia atrás, el oficial quedó tendido en el adoquinado, al tiempo que su rival lo mantenía sujetado impidiéndole cualquier tipo de movimiento.
—¿Qué urdían? —le interrogó Max— ¿Por qué mataron a Habringer, Winckler y a mi familia?
—Habringer y Winckler sabían lo del Fruto del Edén, tenían conocimiento del sitio donde se halla la bóveda, al igual que tu amigo, por lo que Himmler ordenó borrarlos, él quiere posesionarse del Fragmento, cuando supo de tu investigación de los crímenes envió un mensaje en código Morse a mi padre y al Coronel Heinrich Amsel para que acabaran contigo.
—¿A dónde llevaron a mi pequeño y quién lo tiene?
Von Der Beck escupió el rostro de Max y como pudo se separó de su captor, levantó su pistola Luger para apuntarle.
—¿Te piensas que voy a revelarte todo lo que sé? Estás acabado Asesino, después que te mate, seguiré con los tuyos y no tendré piedad con ellos, por otro lado, todos ustedes ignoran que hay alguien en su entorno que nos reporta de todos sus movimientos.
—¡Maldito hijo de perra! —masculló Max— ¿Quién es?
—No te lo diré, es una pena Mayor Von Hagen que no haya podido resolver los casos, el Führer estaría furioso con usted. ¡Prepárate para morir! —y diciendo esto hizo un silbido.
Un soldado de la einsatzgruppe con sobretodo y pertrechado de un arma semejante a una ametralladora, pero con cuatro cañones se hizo presente, Max se arrojó al suelo rodando sobre sí mismo y arrastrándose tomó el hacha y con una puntería certera fue a dar en el pecho del uniformado que se desplomó sin dar un solo quejido, Von Der Beck hizo el amague de levantar el arma del soldado, pero un cuchillo de Max le impactó cerca del corazón, el capitán se miró la daga incrustada en su cuerpo y la sangre que le brotaba, al tiempo que observaba a Max.
—Se acabó Von Der Beck —le dijo Max.
—Tú lo has dicho Asesino, pero mi muerte no frenará los proyectos que tenemos, mientras siga uno de los nuestros en pie, nada ni nadie nos detendrá, así el mundo sabrá valorar lo que verdaderamente le corresponde.
—Nada es verdad...todo está permitido.
A todo esto Von Der Beck se quitó el arma, dio unos pasos y cayó al suelo ahogándose con su propia sangre que le emanaba de su boca.
—Que tu muerte haya sido digna... Ruhe in Frieden —le expresó Max cerrando sus ojos.
Seguidamente Max fue por un pasillo hasta llegar a una puerta abierta y se encontró con una escalera de madera que salía a la superficie, estaba oscureciendo y la niebla era densa.