DÍA ANODINO
Se asoma a la ventana. Está la calle
con gente haciendo ruido en el mercado
y en la calzada coches y autobuses
atienden al semáforo. Todo es
una vida ordenada que se cumple
tediosa. Y él escapa hacia la ducha
de un día repetido. Bajo el agua
alguna imagen y otra y otra más:
son los ojos de gata de su prima
la donosura de un ciruelo en flor
la última carta para un póquer de ases
o el vaso helado del primer gin-tónic.
En un día anodino cosas dulces.
(de Las horas quemadas)