Un giro en nuestras historias

 

Cuando comenzamos una relación con un hombre que tiene hijos o con una mujer que nos confiesa, en medio de una cita romántica: “No vivo sola”, nos sentimos extraños y con cierto temor. Esto es normal, ya que estamos estableciendo una relación y la disfrutamos, pero con una sola persona, no con una multitud. No obstante, si nos damos cuenta de que “no estamos solos”, la incertidumbre se apodera de nosotros como hombres y mujeres con cierto sentido común. Seguramente te has planteado salir corriendo al momento en que ese hombre te dijo que tiene un ejército de pequeños o esa mujer te anuncia, con aire de victoria, que ha tenido tres cesáreas. Sin embargo, quizás no pudiste reaccionar (ni salir corriendo) por el shock que produjo esta confesión.

 

En la literatura, y aun en el cine, existen elementos que pueden ayudarnos a describir lo que nos sucede en el momento que nos damos cuenta de que la persona que está a nuestro lado tiene una mochila con dos o tres niños en ella. Estos elementos se llaman giros narrativos. Los giros son situaciones inesperadas que reorientan a un personaje hacia su meta o lo desvían. Por ejemplo, en las películas es la ruptura de la paz que vive el personaje o algo que lo desestructura. En las novelas, el giro se da, por ejemplo, cuando el personaje recibe la visita de un hombre que termina siendo su padre al que no vio desde que tenía dos años. Son esas situaciones que dejan a uno con la boca abierta. Estas situaciones pueden ser positivas o no. Cuando aparece la declaración de tu pareja acerca de sus hijos del matrimonio anterior puedes llegar a vivirlo como un giro negativo y quieras desaparecer por arte de magia, o como un giro positivo y te arriesgues un poco. Uno decide si este giro será positivo o negativo, según la actitud que uno tenga respecto de él.

 

Comenzar una relación con una persona con hijos siempre representará un giro en tu historia personal. Este giro te hará replantearte varios aspectos de tu propia existencia. Desde tus valores hasta tu vocación, llegando a tus emociones más íntimas. Comenzar a escribir en la historia de tu propia vida que ya no eres la protagonista o el protagonista principal, sino que ahora hay muchos involucrados tiene un costo. Para aceptar este giro como positivo tendrás que ver a los hijos de tu pareja como seres humanos, los cuales, en mayor o menor medida, serán parte de tu historia. Cuando tenemos hijos propios los vemos desde su concepción y vamos aceptándolos en el proceso vivencial. Los vamos incorporando a nuestra vida desde que sabemos que están allí en el vientre. Sin embargo, los hijastros no estuvieron en nuestro vientre sino en el vientre de nuestra pareja. Ellos están allí, crecidos, con una personalidad, con una historia y con un legado familiar. Esto deberás tenerlo presente antes de aceptar el giro de tu historia.

 

Cuando los dos tienen hijos del matrimonio anterior (o de los matrimonios anteriores) la cuestión es más sencilla. Es más, hasta podría ser tranquilizante para ambos, ya que uno y otro están en igualdad de condiciones. Sin embargo, esto no significa que tu pareja con sus hijos, y tú y los tuyos, serán una gran familia donde la paz y la bondad mutua reinará. Tendrán, todos, que construir esa nueva gran familia con los desafíos y las negociaciones correspondientes.

 

En cuanto a la cuestión de los giros en la historia de los personajes, decidí que este sería un giro positivo en mi historia y, por lo tanto, comencé a prepararme para los riesgos y obstáculos que se presentarían en el futuro.