¿Dónde aprendo a ser padrastro/madrastra?
Esta fue una de mis preguntas cuando me enamoré de mi esposa y supe que ella tenía tres hijos. Aunque soy bastante autodidacta y busqué libros, artículos y recursos para saber cómo ser un buen padrastro, no conseguí demasiado. Sin embargo, esta falta de información no es proporcional a los casos de familias reconstituidas (como me gusta llamarlas) que existen hoy. Recuerdo preguntarles a mis alumnos de secundaria cuántos de ellos vivían con su padre y su madre: muy pocos levantaron sus manos. La mayoría vivía en una familia monoparental o con un padrastro, madrastra o novio/a de su padre o madre.
Por esta razón, y por saber que la mayoría de las personas que se divorcian o separan volverán a reconstruir su vida sentimental, entiendo que debemos poner este tema sobre la mesa y trabajar sobre él para obtener resultados positivos para nuestras nuevas familias y para la salud psicosocial de nuestros hijos. Padrastros y madrastras toman cada día un rol importante en la reconstitución del núcleo familiar, y por este motivo necesitan herramientas y orientación para no frustrarse en esta labor tan magna. Al desarrollar este libro me gustaría que tanto padrastros como madrastras, sean casados con su nueva pareja o estén unidos de hecho, puedan verse incluidos en cada experiencia y testimonio que compartiré desde una vivencia personal, pero que trataré de enriquecer con datos de profesionales de la salud que han estudiado este tipo de relaciones familiares.
Si estás leyendo este libro, seguramente eres una persona que desea hacer bien las cosas, o por lo menos, saber en qué te estás metiendo. Tu actitud es loable y quiero animarte a que no le temas a este desafío, pero sí que tengas presente, por un lado, el contenido de esta clase de relaciones, donde interactúan muchas personas, muchas emociones y expectativas, y por otro, que hay muchas cuestiones que debemos conocer de antemano para no cometer errores por ignorancia. Nuestro corazón nos impulsa a amar y a asumir el desafío; sin embargo, hay que tener fuerzas extras cuando las cosas no se dan como pensábamos y las expectativas que teníamos se ven difuminadas. Nada es sencillo en una familia reconstituida o ensamblada y eso la hace una de las relaciones más desafiantes que podemos vivir como seres humanos en una sociedad que no aboga por las relaciones a largo plazo.