No tenemos buena fama
Para comenzar este capítulo quiero contarte que los padrastros no tenemos buena fama. De hecho, la Real Academia Española (que no nos ayuda demasiado), nos define de la siguiente manera:
Padrastro
(Del lat. vulg. patraster, -tri; despect. de pater, padre).
1. m. Marido de la madre, respecto de los hijos habidos antes por ella.
2. m. Mal padre.
3. m. Obstáculo, impedimento o inconveniente que estorba o hace daño en una materia.
4. m. Pedazo pequeño de pellejo que se levanta de la carne inmediata a las uñas de las manos, y causa dolor y estorbo.
Si un hijastro/a, o cualquier otra persona, tuviera que integrar esta definición quedaría algo así como...
El marido de mamá, que no es mi padre (obvio) y nunca lo será. Obstáculo, impedimento o inconveniente que estorba o hace daño, causa dolor y estorbo.
Madrastra
(Del despectivo de madre).
1. f. Mujer del padre respecto de los hijos llevados por este al matrimonio.
2. f. p. us. Cosa que incomoda o daña.
3. Sust. f. Se aplica a la madre que trata mal a sus hijos.
Si un hijastro/a, o cualquier otra persona, tuviera que integrar esta definición quedaría algo así como...
La nueva pareja de papá, que no es mi madre (obvio) y nunca lo será. Cosa que incomoda o daña y que me trata mal cuando no está mi padre.
Sin embargo, más allá de esta despectiva definición y del humor que pueda causarnos, los hijastros tienen estadísticas que pueden serles un buen argumento para confirmar esta definición: más del treinta por ciento de los casos de violencia intrafamiliar y abuso sexual están relacionados con la figura de padrastros y madrastras. Esto debería ser un llamado de atención.
Por otro lado, si revisamos la historia de la literatura y del cine, la figura del padrastro o madrastra está relacionada con personas que son violentas y que desvalorizan a sus hijastros.
Hace unas semanas comenzamos a leer con Agustín, mi pequeño hijo, los cuentos tradicionales recopilados por los hermanos Grimm. Cada noche leemos uno antes de ir a dormir. En medio de la lectura me sorprendí de cuántas madrastras y padrastros hay en estos cuentos. Por ejemplo, Rapunzel es raptada por una bruja que la encierra y que termina siendo su madrastra. Esta la maltrata y no la deja ser libre; Cenicienta sufre a su madrastra y sus hermanastras. Según el relato, el padre piensa que es lo mejor para la niña que sea cuidada por esta mujer. Blancanieves tenía una madrastra soberbia, que se creía la más bella del mundo, lo cual la llevó a desear (y aun planear) la muerte de su hijastra. Evidentemente, la literatura infantil, adoptada también por Walt Disney para crear sus películas infantiles, no ha ayudado a crear una imagen positiva de las madrastras. Para muchos, la palabra madrastra representa la maldad.
La figura del padrastro tampoco tiene buena fama. En la literatura podemos ver el ejemplo de Hamlet. En esta tragedia shakesperiana podemos observar cómo Claudio asesina a su hermano, el rey de Dinamarca, y cómo su sobrino, Hamlet, lo descubre. Asimismo, podemos ver cómo la traición toma significado en cada suposición del ahora hijastro Hamlet. Para empeorar las cosas, su madre es aliada de Claudio (su cuñado) en la muerte del rey. En los filmes contemporáneos tampoco encontramos buenas figuras de padrastros. Por ejemplo, en el filme The Stepfather, de Nelson McCormick (2009), un hijastro y un padrastro se enfrentan a muerte. Es una película bastante siniestra, pero reveladora del imaginario social sobre esta clase de relaciones.