Para llevar... al trabajo
Puede que ya haya quien, en tu lugar de trabajo, ha adoptado la sana costumbre de llevarse el almuerzo de casa en vez de gastar dinero y malcomer en el bar de la esquina, o peor, en la hamburguesería. En ese caso tienes terreno ganado. O también puede que te toque interpretar el papel de pionero. No te cortes: cuando vean tus fiambreras y las comparen con su grasiento menú del día no tardarán en imitarte.
Sea cual sea la situación, busca un lugar cómodo y agradable, a ser posible lejos del teclado del ordenador, por si hay accidentes. Si hace buen tiempo, tómate diez minutos después del almuerzo para dar un paseo a ritmo vivo: el ejercicio y el aire fresco te ayudarán a sentirte más ligero, quitarte el tradicional sopor de después de comer y de paso te servirán para cargar pilas. En caso de que haya instalaciones adecuadas, lava las fiambreras o el termo, o al menos pásalos por un poco de agua para que los recipientes sucios no manchen la bolsa de transporte, y guárdalos en bolsas de plástico. Eso no te libra de lavarlos a fondo en casa por la noche, pero te facilita la tarea.
Y si sois varios en la oficina, ¿por qué no ponéis en común vuestro talento? Busca cuatro compañeros, asegúrate de que tenéis más o menos los mismos gustos, y repartíos la tarea: llevad cada día uno el almuerzo para todos. ¿Te imaginas tener que prepararlo sólo una vez a la semana? También podéis organizar almuerzos colectivos una vez al mes: llevad cada uno vuestro plato favorito y ponedlos en común a la hora de comer. Mejor que sea un viernes, porque luego no os van a quedar muchas ganas de trabajar.
Aquí van un puñado de recetas con ideas de almuerzos que te puedes llevar al trabajo. Obviamente nos hemos saltado las evidentes, seguro que no necesitas la receta de la lasaña o de las albóndigas con salsa... Cualquier receta de tus favoritas puede funcionar, sólo hace falta que consideres en qué condiciones va a llegar a la hora del almuerzo y qué capacidad vas a tener para conservarla caliente (o fría, si se tercia). Y ten en cuenta que los diferentes apartados de recetas de este libro no son para nada compartimientos estancos: utiliza para tus almuerzos ideas sacadas de cualquiera de las otras secciones. Lo único importante es que te apetezcan.