«Hijo ajeno mételo por la manga y salirse ha por el seno»
Este refrán, que ya ha desaparecido del lenguaje corriente de hoy en día, era vivo en el habla popular del siglo pasado, según se desprende del comentario que de él hace Bastús y que copio en razón a los datos que sobre costumbres antiguas nos proporciona dicho autor.
«Refrán que en el día sirve para reprender a los desagradecidos, a los que viéndose favorecidos de alguno, se toman luego con él más autoridad y dominio del que les corresponde; y es con alusión a la ceremonia que se practicaba antiguamente en Castilla al adoptar a uno por hijo.
»Consistía en meter el que adoptaba la cabeza del adoptado por la manga de una camisa muy ancha, y sacándosela por el cabezón, le daba paz en el rostro, después de lo cual quedaba adoptado por hijo.
»Así lo practicó Dª. Sancha Velázquez al adoptar por hijo legítimo y heredero de sus estados a Mudarra González, vengador de sus hermanos, los siete infantes de Lara, practicando esta original ceremonia de meterle por la manga de una camisa muy ancha y sacándole por el cuello o cabezón le dio el beso de paz en el rostro.
»En los Orígenes de la lengua española compuestos por varios autores y recogidos por D. Gregorio Mayans, impresos los dos tomos de que constan en Madrid el año 1737, se lee el origen y aplicación de este refrán castellano por D. Juan Lucas Cortés, consejero de Carlos II.
»“Éntrale por la manga y sácale por el cabezón, o metedlo por la bocamanga y salirse os ha por el cabezón”.
»Este método de adopción era muy común durante la Edad Media, como puede verse entre otras obras en la interesante de Grimm titulada Deutsch Rechtsalt.
»Se referiría sin duda esta costumbre a otra análoga mucho más antigua practicada por varios pueblos.
»Los atenienses decían de una persona que se presentaba después de una larga ausencia, durante la cual había corrido la voz de su muerte, que había nacido una segunda vez, y no entraba en posesión de sus bienes sin llenar ciertas formalidades simbólicas que figuraban un nuevo nacimiento y una nueva aparición.
»Los romanos llamaban a estos hombres, caídos del cielo, a coelo missus, los cuales eran introducidos en su casa atravesando el techo, como si verdaderamente descendiesen del cielo o cayesen de las nubes, según puede verse en la Quinta de las Cuestiones romanas de Plutarco.
»Entre los griegos se colocaba al aparecido debajo del manto de una mujer, y se le sacaba luego como si le acabara de dar a luz.
»Ceremonia que se practicaba igualmente cuando se quería adoptar a alguno y que parece remontar a los primitivos tiempos de la Grecia, como que una tradición mitológica atribuye su introducción a Juno, la que, para adoptar a Hércules, le puso sobre su seno y le hizo deslizar por sus vestidos en el lecho mismo en que ella estaba, como si verdaderamente acabase de nacer.
»A los así adoptados solía dárseles en algunos puntos de Europa el nombre de Renatos, que expresa su renacimiento, su nueva vida; aunque también podía aplicarse a los que recibían el bautismo o nacían a la vida espiritual».