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Los cinco días de viaje habían estado lleno de actividades, las mañanas atracaban y los clientes salían a recorrer la ciudad y lugares turístico, los almuerzos en cubierta, las tardes musicales, las noches con sus mesas de juegos, y bailes con sorpresas, todo organizado por Blue. Como último día de viaje antes de arribar a Minneapolis donde todos se despedirían para seguir en tren hasta la capital, Blue había organizado un picnic.

—Gracias Marcel —decía Blue con una sonrisa ante el éxito del evento— todo ha funcionado de manera extraordinaria.

—Gracias Blue. No pensé que saldría así. Estoy encantado — desvió la mirada hacia la mujer que había aparecido ante la carpa que se había levantado para la cocina.

También idea de Blue, se habían armado carpas con mesas y sillas a orillas del río, el lugar, rebosaba de flores salvajes y vibrante vegetación. Había sido un día de auténtico relax. Los invitados de Amanda Taylor se estaban divirtiendo como nunca.

—Perdón… ¿Blue, podemos conversar un momento?
—Por supuesto señora Taylor.
Blue salió hasta la entrada de la carpa y la mujer lo tomó del brazo y le pidió:
—¿Me acompañas a tomar algo fresco?
—Por supuesto.
Caminaron del brazo escuchando los gritos y las risas de todo el mundo. El día había sido perfecto.
—¿Algo está mal señora Taylor?

—¡No, todo lo contrario! Todo está maravillosamente bien. Vincent y yo estamos profundamente agradecido por la cantidad de detalles tan agradables que has construido para nosotros. Este y todos los días pasados han sido una maravilla. De eso quería hablarte. Mi esposo y yo estamos muy agradecidos por todo, por eso agregaremos al pago del Amo, una cantidad especial para ti.

—No… no señora, no es necesario.

—Lo sabemos, pero es algo que queremos hacer. Has hecho de nuestro aniversario el mejor recuerdo que podamos tener. Y quería pedirte un favor. En dos meses es el cumpleaños del presidente, mi esposo y él son muy amigos y pensamos que quizás podrías ayudarme a preparar su fiesta.

—¿Yo?
—No conozco a nadie que pueda hacerlo mejor.
—Pero… yo tengo mi trabajo en el Amo y…

—Lo tengo todo pensado. Podemos arreglarnos por correo, por carta, tú organizas y yo ejecuto. Creo que si el señor Colt imaginara que voy a quitarle a su empleado favorito podría tirarme al río en algún descuido.

La mujer río ante su propia broma.
—Yo… hablaré con el señor Colt, si a él no le molesta… será un placer ayudarla señora Taylor.

—Eres adorable Blue. Pero—bajó el tono de vos y se acercó como si le estuviese confiando un secreto— yo también hablaré con el señor Colt así te da permiso.

—Madre.
Amanda levantó su cabeza para ver a su hija que con una gran sonrisa le dijo:
—¡Ven madre, vamos a romper la piñata! Blue me dijo que tiene cosas maravillosas adentro.
La señora Taylor sonrió a Blue y tomó del brazo a Sophie. Blue tenía en la mano dos vasos de limonada. Decidió tomarse uno y vació el vaso.
—Es un suerte encontrarlo solo. Necesito hablar con usted.

Supo quién hablaba antes de darse vuelta para encontrarlo. Tadeus Colter Brighton. En honor a la verdad se había mantenido esforzadamente alejado de él, durante los cuatro últimos días. El hombre no le gustaba.

—¿Necesita algo señor Colter?
—Solo hablar. Puedo verme en mi camarote esta noche antes de la cena.
—Por supuesto.
El hombre dio media vuelta y volvió a la mesa en la que se había quedado.

Blue se preguntó qué tema tendría que charlar con él. ¿Acaso esperaba que convenciera a James de casarse con Sophie Taylor? ¿O iba a echarle en cara su relación? Bueno no tenía sentido aventurar hipótesis. Sacudió su cabeza y siguió con su trabajo