EPÍLOGO

Este era su primer desayuno en Gallia, después de lo sucedido. Cuando apareció por su cocina, Margot preparaba parvadas de galletas caseras.

—¡Margot! ¿Esperas que nos comamos todo eso?

—¡Buenos días señora North… señora Deanna…

—Solo Dee, Margot, olvida el señora. ¿En verdad crees que nos comeremos todo esto? —preguntó acercándose a la isla del centro y sirviéndose una para luego morderla.

—Es para los muchachos, seguro se darán una vuelta para saber cómo se encuentra.

Se encontraba perfectamente bien. Esa mañana al despertar gritó mirándose al espejo. Dereck apareció al segundo sobre ella preocupado.

—¿Qué pasa?

—¡Mi cara!

—¿Qué?

La cicatriz que según el doctor Horowiz permanecería con ella de por vida había sido completamente borrada de su rostro. Y no había señas del duro golpe en su tobillo.

—Conozco a alguien que estará muy feliz de verte —dijo pensando en Gabriel y su vocación médica sobre los efectos de los weremindful en los humanos.

Dee dejó que Dereck tocara su cara y la mirara muy de cerca. No sabía en qué momento había desaparecido. Otra de las muchas cosas que la vinculación del Nehann le había dado. Dereck besó su frente y salió del baño.

Dee se miró y levantó su cabello en una cola de caballo. Antes de salir volvió a tocarse. No estaba ahí, no había marca alguna. ¡Increíble!

—Buenos días —dijo Pierre ingresando a la cocina—Deanna, bienvenida, te ves… preciosa. ¿Y ese olor?

—Hola Pierre, galletas. Margot ha hecho galletas para un año más o menos.

—Solo estaba feliz de tenerla de regreso en casa Dee —agregó la mujer preparando tazas y platos para ponerlos sobre la mesa redonda que ya mostraba una increíble variedad de alimentos: pan fresco, fruta, cereales, dulces. Pierre y Dee tomaron asiento uno frente al otro en el mismo instante en que Reno y André aparecieron. Ambos, uno de cada lado, la besaron en la mejilla.

—Buenos días Deanna. Margot, cómo andan chicas. ¿Y ese olor?

—Galletas —respondieron Pierre, Margot y Deanna juntos en coro.

Reno y André se sentaron uno a su derecha y el otro a su izquierda y extendieron la mano hacia la enorme fuente que Margot depositaba en el frente.

—¿Y Dereck?

—Aquí estoy Pierre. ¿Cómo estás? ¡Galletas de Margot! Excelente. Recuérdame que te aumente el sueldo Maggie.

Dereck miró las dos sillas vacías y ninguna de ellas estaba junto a Dee. Mostrándose ceñudo eligió una y se sentó.

—Claro que lo haré Logan.

—Buenos días —Gabriel con cara de agotamiento se dejó caer sobre la única silla vacía.

—¿Estás bien? —preguntó Dee mirándolo preocupada.

Gabro antes de decir nada se inclinó hacia ella y tocó la mejilla de su rostro.

—¿Desapareció?

—Así parece.

—Tendré que ver eso. Sí, una paciente tuvo un… parto difícil... estuvimos toda la no… che.

La miró y se acercó más hacia ella, Dee retrocedió porque casi la había tocado con su nariz. Gabriel repitió su acción y Dee volvió a alejarse. Todos estaban sorprendidos.

—Son las galletas —explicó Reno con una en la mano y la boca llena.

—¿Qué cosa? —preguntó algo ausente mientras sin ningún tipo de disimulo olía a Dee exageradamente—. ¿Galletas? ¿De qué hablas?

El cuerpo de Dee había vuelto a alejarse de él.

—Del olor que sientes —explicó André.

Gabriel los miró y lanzó una carcajada, se alejó de Dee y tomó una galleta, antes de morderla miró a todos y volvió a reír al tiempo que miró a Dereck y le dijo:

—Felicitaciones… papá.

Margot giró y los miró.

Todos en la mesa hicieron silencio. La cocina entera parecía haber sido congelada en el tiempo, mientras el único movimiento eral el de Gabriel mordiendo la galleta y comiéndola ostentosamente.

—¿Qué? —preguntó Dereck.

—¿Pa-papá? —repitió dudando Dee.

Gabriel solo les dedicó una enorme sonrisa, enarcó sus cejas y dijo:

—Tendré que hacerte una prueba Dee, pero —miró a todos que seguían sin moverse— creo que después de… —miró a André— ¿54? ¿O 55 años? ¿Cuántos tienes? —No esperó la respuesta— Bueno, habrá una nueva generación de weremindful.

Dereck buscó los ojos de Dee y los vio derramarse en lágrimas, mientras instintivamente ella llevaba la mano a su vientre.

—¿Estás seguro?

—Ya te lo dije, Dereck, tendré que hacerles unas pruebas a Dee, pero lo estoy.

Dee llevó las manos hasta su boca y amortiguó un gritó. Dereck empujó hacia atrás su silla y se dirigió hacia Dee, la alzó en el aire y la besó en la boca. Todos empezaron a aplaudir.

Cuando el beso terminó Dereck miró a Dee y movió sus labios para decir:

—Gracias.

Dee levantó sus brazos, lo abrazó con fuerza y se lanzó a llorar y reír a la vez. De pronto fue sacada de los brazos de Dereck y la fueron pasando de uno en uno después de abrazos y besos hasta que Margot la abrazó mientras besaba sus mejillas y le decía.

—¡Bendiciones mi niña, qué hermosa noticia!

Todos se sentaron y Dereck se sentó esta vez a su lado. Tomó su mano y la besó en la palma. Con paciencia y riendo André se ubicó en la silla que dejó libre Dereck.

—Tienes que casarte. No tendremos un sobrino sin reconocer por ahí —repitió Reno con la boca llena otra vez.

Dereck no dijo nada, solo apretó sus dedos entre los suyos y sonrió como un verdadero tonto.

4 meses después

 

—¡Puse los periódicos en la terraza si es lo que estás buscando Dee! —gritó Margot desde la cocina.

—¡Gracias Maggie! —respondió de la misma manera mientras subía.

Muchas cosas habían ido cambiando en la casa, se había ido llenando de muebles, espacios y costumbres nuevas. Desayunar en la terraza era una de ellas. Desde que la había descubierto se había enamorado de ella, de la misma manera que del cuarto del acuario, como llamaba a la sala de televisión. El trabajo de Pierre era realmente genial. Cada vez que se veían, pasaban completamente perdidos hablando de la casa, de decoración, de plantas… desde que había llegado a la casa se había ido acercando a cada miembro de Gallia de una manera diferente pero igual de cálida. La arquitectura y la decoración la unía a Pierre, el manejo de los bienes heredados por Oliver a André, con Gabriel, su salud y ahora su embarazo; y con Reno, la comida. Ese hombre debía de tener una legión de weres dentro de él para comer como lo hacía. Y había descubierto que desde que estaba embarazada comía como si no tuviera mañana. Ya todos se habían acostumbrado a ver las parvas de comida frente a ellos, las burlas sobre el descubrimiento tardío del estado embarazoso de Reno desde que nació eran cotidianas.

Se había servido jugo y leía el periódico. Costumbre que había adquirido desde que empezó a trabajar como maestra. Gabriel la había convencido y ya dictaba clases en el centro comunitario que había creado Gallia para inmigrantes. No podía quejarse, un marido hermoso, una gran familia y un trabajo que amaba.

Sí, a los dos días de descubrir su embarazo le pidió matrimonio, a la semana, el tiempo suficiente para completar sus papeles ya era su esposa. Esos papeles solo eran para los demás, la fuertísima vinculación del Nehann era todo lo que necesitaban.

Tenía el vaso con jugo de naranjas en su mano cuando en la sección policial leyó la noticia que la hizo bajarlo y tomar el periódico con las dos manos. ”SOBRINO DE HÉROE NACIONAL APARECE MUERTO”. La noticia era breve, al parecer el hombre descansaba en sus vacaciones de verano de sus clases en la universidad de Oxford, en la campiña del estado de Washington y fue atacado por algún animal salvaje.

Dereck.

Cerró el diario y supo la verdad.

Levantó la vista y lo vio apoyado como la primera vez que lo vio después de tantos años; de pantalones y camisa vaquera, sus prendas predilectas, anteojos oscuros y espejados, brazos cruzados sobre su pecho…

—Dereck —musitó con dulzura. Y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Dereck se acercó a ella. La izó se sentó con ella en su regazo.

—Cuando lo vi en el periódico, supe que te enterarías.

—¿No ibas a decírmelo?

—Sí, iba a hacerlo, pero no ahora. Buscaba la oportunidad. No llores alma mía. Me prometí que no volverías a llorar.

—¿No te dio opciones?

Dereck lo pensó un momento. No le dio oportunidades para las opciones. Pero decírselo a Dee solo sería preocuparla. La naturaleza were era fuerte en todos ellos. Jules North mató a un gran amigo, e intentó matar a su mujer, no una, muchas veces. Solo había hecho justicia, una justicia were.

—No. Ninguna. Lamento no haber tenido el valor de decírtelo.

—Estoy mal por ti, por haberte visto obligado a hacerlo y estoy mal por Oliver y Dominic. Ellos lo apreciaban y su codicia los llevó a la muerte.

Dereck besó su frente y apretó las manos de Dee que protegían su vientre.

—Es increíble que ante esta noticia, solo sienta alivio —susurró Dee luego de un instante de silencio.

—¿Alivio? ¿North te preocupaba?

—Sí. Nuestro bebé me preocupaba y el que North estuviera suelto y sin que nadie más que nosotros supiéramos qué clase de persona era.

Respiró profundamente y exhaló ruidosamente. Buscó sus ojos y levantó una mano para acariciar el afilado borde de su mejilla.

—Te amo Dereck. Gracias por aparecer en mi vida.

Dereck emocionado bajó la cabeza y la besó.

 

FIN