PRÓLOGO
Afganistán, 14 años antes
Michael y Pierre se abalanzaron sobre Oliver North protegiéndolo con sus cuerpos. Michael barrió con su mirada hacia el lugar donde había estado North y vio a Dereck incorporándose en medio de una nube de polvo levantado por la lluvia de disparos. Sabían que Dereck había sido herido con la misma ráfaga, pero también que podría sobreponerse debido a su naturaleza were.
—Maldito estúpido… —Dereck, desde el suelo, maldecía en voz alta.
—¡Dereck! —gritó Michael. Tuvo que emplear toda su fuerza para no correr hacia su amigo mientras daba vueltas el cuerpo de North. La sangre en su espalda había manchado la tierra y lo había cubierto casi por completo.
—¡Doctor! —gritó Pierre a su lado mientras ayudaba a contener la sangre que brotaba a chorros de las heridas de North.
Gabriel Royal corrió a ayudarlos. Su rostro reflejaba preocupación. Antes que los dos enfermeros llegaran junto a ellos, Michael levantó a North como si careciera de peso alguno, y buscó ponerlo a salvo. Reno disparó su arma protegiéndolos mientras avanzaba hacia Dereck que ya intentaba ponerse de pie. Por el rabillo de sus ojos pudo ver a Gabriel venir corriendo hacia él. En cuanto estuvo a su lado lo sostuvo con una mano y lo ayudó a levantarse del suelo.
Estaba, al igual que North, herido en la espalda.
Michael dejó a North sobre la tierra protegiéndolo detrás de un tanque. Oliver lo detuvo de la manga de su chaqueta de uniforme y movió sus labios. Nada salió de ellos. Michael maldijo.
Muy malo.
Supo qué cosa preguntaba sin que de su boca saliera ni una sola palabra.
—¿Dereck? —Alcanzó Oliver North a musitar. Sus ojos apenas parpadearon.
—Él está bien, no te preocupes. Está bien —Gabriel buscó los ojos de Michael, ambos entendieron el carácter de las heridas de North, mientras intentaba contener la sangre que salía sin freno. Miró hacia atrás y ordenó:
—Michael llama al helicóptero. ¡Ahora!
—Salvó su vida —le dijo Reno al doctor mientras dejaba a Dereck caer a su lado. Había logrado alejarlo del fuego enemigo.
—Salvaste su vida —repitió Michael esta vez a Oliver North quien lo miraba y agregó en un susurró—: ¡Gracias!
North solo esbozó una media sonrisa y se desmayó.
—¿Estará bien? —la voz de Dereck denotaba su honda preocupación, fue más un grito que una pregunta bajo el infernal ruido de la batalla. Dereck también estaba en el suelo. Podía ver que las heridas de North eran serias, la sangre escapaba sin control de su cuerpo.
—No lo sé. ¡Aquí! —gritó Gabriel a los paramédicos que corrían agazapados y bajo el ruido de las hélices del helicóptero mientras el polvo que levantaba lo obligaba a cerrar los ojos.
A lo lejos los disparos seguían sucediéndose.