OCHO AÑOS ANTES

Eshonai dio vueltas al topacio entre los dedos y armonizó a Tensión. Los topacios deberían brillar con un tono marrón profundo y calmado, pero aquel daba una perversa luz naranja, como el vivo color a lo largo del lomo de un cremlino sigs para advertir de que era venenoso.

Mirándolo de cerca, a Eshonai le pareció que alcanzaba a distinguir el spren atrapado en su interior. Un dolorspren, moviéndose frenético por dentro de la gema. Aunque… quizá la parte del frenesí eran imaginaciones suyas. El spren apenas tenía una forma definida cuando estaba dentro de la gema, al haber revertido a la neblinosa luz tormentosa que creaba a todos los de su especie. Aun así, era imposible que fuese feliz allí dentro. ¿Cómo se sentiría ella si la encerraran en una habitación y le impidieran explorar?

—¿Esto lo aprendiste de los humanos? —preguntó Eshonai.

—Sí —dijo Venli, sentada y cómoda entre dos de los ancianos en la pequeña sala del consejo, decorada con esteras tejidas y estandartes pintados.

Venli no era una de los Cinco, los líderes de los ancianos, pero parecía creer que su sitio estaba entre ellos. Le había ocurrido algo durante aquellos últimos meses. Si antes era autocomplaciente, había pasado a irradiar egocentrismo y confianza. Venli canturreó a Victoria mientras Eshonai pasaba la gema a uno de los ancianos.

—¿Por qué no nos trajiste esto antes, Venli? —preguntó Klade. El reservado anciano fue el siguiente en tomar la gema—. Ya hace meses que los humanos se marcharon.

—Pensaba que podía estar equivocaba —respondió Venli a Confianza—. Decidí comprobar si podía atrapar un spren por mi cuenta. Seguro que no habríais querido que os molestara con mis caprichos, de haberme equivocado.

—No sabía nada de que pudieran hacer esto —dijo Klade a Reconciliación—. ¿Crees que podrías atrapar un vidaspren? Si lo hicieras, podríamos escoger mejor cuándo adoptamos la forma carnal. Eso sería conveniente.

—Probad esta gema —dijo Venli, cogiéndola y pasándosela a Varnali—. Creo que podría ser el secreto de la forma de guerra.

—Una forma peligrosa —dijo Varnali—, pero útil.

—No es una forma de poder —afirmó Klade—. Estamos en nuestro derecho de reclamarla.

—Los humanos hacen propuestas —dijo Gangnah, la más importante de ellos, a Malestar, un ritmo que se usaba para despertar la solidaridad en una situación frustrante—. Se comportan como si fuéramos una nación unida, no un grupo de familias que se pelean. Ojalá pudiéramos presentarles un frente más fuerte. Ellos han logrado mucho durante nuestros siglos de separación, y nosotros recordamos muy poco.

—Disculpad, ancianos —intervino Eshonai a Reconciliación—, pero ellos cuentan con ventajas que nosotros no tenemos. Una población muy superior en número, antiguos aparatos para crear metales, unos territorios más protegidos de las tormentas.

Eshonai había vuelto hacía poco de sus últimas exploraciones, que los ancianos habían pasado a apoyar sin fisuras. Había intentado rodear el puesto comercial de los humanos para encontrar su hogar. Había armonizado a Decepción más de una vez, porque todos los lugares donde pensaba que hallaría a los humanos habían resultado estar desiertos. Habían encontrado manadas de chulls salvajes y hasta habían visto a lo lejos un sorprendente grupo de ryshadios.

Pero nada de humanos. No hasta que había vuelto a su puesto comercial, que se había transformado en una pequeña fortificación, construida en piedra y habitada por soldados y dos escribas. Los humanos tenían un mensaje para ella esperándola allí. El rey humano deseaba «formalizar las relaciones» con su pueblo, al que se refería como «los parshendi».

Eshonai había regresado con el mensaje para encontrar aquello, a Venli sentada entre los ancianos. A Venli, tan segura de sí misma. A Venli, reproduciendo unas técnicas humanas de las que Eshonai, pese a ser quien más tiempo había pasado con ellos, nunca los había oído hablar.

—Gracias, Eshonai —dijo Gangnah a Apreciación—. Has hecho un buen trabajo en tu expedición. —La forma de trabajo solo tenía caparazón en pequeñas rugosidades al dorso de las manos, y el de Gangnah ya empezaba a blanquear por los bordes. Una señal de su edad. Se volvió hacia los otros y siguió hablando—. Tendremos que responder a esta oferta. Los humanos esperan que seamos una nación. ¿Deberíamos formar un gobierno como el que tienen ellos?

—Las otras familias jamás nos seguirían —dijo Klade—. Ya están resentidas porque los humanos nos prestaron más atención a nosotros.

—A mí la idea de un rey me desagrada —añadió Husal a Ansiedad—. No deberíamos imitarlos en eso.

Eshonai canturreó a Súplica, indicando que deseaba hablar de nuevo.

—Ancianos —dijo—, creo que debería visitar a las demás familias y enseñarles mis mapas.

—¿Qué conseguiríamos con eso? —preguntó Venli a Escepticismo.

—Si les muestro lo grande que es el mundo, comprenderán que somos un pueblo más pequeño de lo que creíamos. Querrán que nos unamos.

Venli canturreó a Diversión.

—¿Y crees que vendrían con nosotros sin más? ¿Solo por ver unos mapas? Eshonai, eres un encanto.

—Consideraremos tu propuesta —dijo Gangnah, y entonces canturreó a Apreciación, indicando que Eshonai podía retirarse.

Eshonai salió a la luz del sol mientras los ancianos hacían más preguntas a Venli sobre la creación de gemas con spren atrapados. Armonizó a Malestar. Luego se obligó a cambiar al Ritmo de la Paz. Siempre se notaba ansiosa después de un viaje largo. No estaba molesta con su hermana, solo con la situación general.

Se permitió vagar hacia la muralla agrietada que rodeaba la ciudad. Le gustaba aquel lugar porque era antiguo y las cosas antiguas le parecían… reflexivas. Caminó a lo largo de la base de lo que una vez fuera un fuerte muro, cruzándose con oyentes que cuidaban de chulls, que transportaban grano desde los campos, que cargaban agua. Muchos levantaban la mano o saludaban a un ritmo cuando la veían. Eshonai se había hecho famosa, por desgracia. Tuvo que pararse a charlar con varios oyentes que querían preguntarle sobre su expedición.

Soportó la atención con paciencia. Eshonai había pasado años intentando inspirar en los demás aquel tipo de interés por el mundo exterior. No iba a malograr aquella buena voluntad.

Al final logró zafarse de todo el mundo y subió al puesto de vigilancia que había en la muralla. Desde allí podía ver a oyentes de otras familias moviéndose por las Llanuras Quebradas, o paseando a sus cerdos más allá del perímetro de la ciudad.

«Hay más que de costumbre», pensó. Una de las otras familias podría estar preparando un asalto a la ciudad. ¿Serían tan audaces? ¿Tan pronto después de que los humanos hubieran llegado y cambiado el mundo?

Sí, claro que lo serían. La familia de la propia Eshonai había sido así de audaz, a fin de cuentas. Era posible que los demás supusieran que la gente de Eshonai estaba obteniendo secretos, o mercancías especiales, de los humanos. Querrían ponerse en posición de recibir ellos las bendiciones de los humanos.

Eshonai tenía que acudir a ellos y explicárselo. ¿Por qué luchar, cuando había mucho más allí fuera que experimentar? ¿Por qué reñir por aquellas ciudades viejas y destrozadas? Podrían estar construyendo ciudades nuevas como hacían los humanos. Armonizó a Determinación.

Entonces volvió a armonizar a Ansiedad al ver una figura que caminaba distraída por la base de la muralla. La madre de Eshonai llevaba una túnica marrón holgada, apagada en comparación con las preciosas pautas rojas y negras de la piel de la mujeren.

Eshonai descendió al suelo y corrió hacia ella.

—¿Madre?

—Ah —dijo su madre a Ansiedad—. Te conozco. ¿Podrías ayudarme? Creo que me he metido en una situación rara.

Eshonai la cogió por el brazo.

—Madre.

—Sí. Sí, soy tu madre. Eres Eshonai. —La mujeren miró alrededor antes de inclinarse hacia Eshonai—. ¿Puedes decirme cómo he llegado aquí, Eshonai? No me acuerdo.

—Estabas esperando a que yo volviera a casa —dijo Eshonai—. Con comida.

—¿Ah, sí? ¿Y por qué no he hecho eso?

—Debes de haber perdido la noción del tiempo —respondió Eshonai a Consuelo—. Vamos, te acompaño a casa.

Jaxlim canturreó a Determinación y se negó a dejarse mover, al parecer volviéndose más consciente, más ella misma a cada segundo que pasaba.

—Eshonai —dijo—, tenemos que afrontar esto. No es solo que me encuentre cansada. Esto es algo peor.

—Puede que no, madre —repuso Eshonai—. A lo mejor es…

Su madre canturreó al Ritmo de lo Perdido. Eshonai no terminó la frase.

—Debo asegurarme de que tu hermana conoce las canciones —dijo Jaxlim—. Puede que estemos llegando a los coletazos de mi vida, Eshonai.

—Por favor, ven y descansa —pidió Eshonai a Paz.

—El descanso es para quienes tienen tiempo que perder, querida —replicó su madre, pero se dejó llevar en dirección a su casa. Se arrebujó en su túnica—. Puedo lidiar con esto. Nuestros antepasados aceptaron la debilidad para crear nuestro pueblo. Sufrieron la fragilidad en sus cuerpos y sus mentes. Yo puedo afrontar esto con elegancia. Debo hacerlo.

Eshonai acomodó a su madre en casa y le puso algo de comer. Se planteó sacar sus nuevos mapas para enseñárselos a su madre, pero vaciló. A Jaxlim nunca le gustaba que Eshonai le hablara de sus viajes. Era mejor no alterarla.

¿Por qué tenía que suceder así? Eshonai por fin tenía lo que había querido de la vida. Pero el progreso, el cambio, no podía tener lugar sin el paso de las tormentas y el transcurrir de los años. Cada día que adelantaban significaba otro día de regresión para su madre.

El tiempo era un amo sádico. Hacía adultos a los niños y luego, regodeándose, implacable, robaba todo lo que había concedido.

Aún estaban comiendo cuando regresó Venli. Siempre ocultaba una sonrisa en los últimos tiempos, como si estuviera armonizando a Diversión en secreto. Dejó en la mesa su gema, la que tenía el spren.

—Van a intentarlo —dijo Venli—. Están pidiendo voluntarios. Yo debo proporcionarles un puñado de gemas como esta.

—¿Cómo aprendiste a tallarlas igual que los humanos? —preguntó Eshonai.

—No fue difícil —dijo Venli—. Solo hizo falta un poco de práctica.

Su madre fijó la mirada en la gema. Se limpió las manos con un trapo y la recogió de la mesa.

—Venli, necesito que vuelvas a practicar. No sé cuánto tiempo más podré seguir siendo nuestra guardiana de las canciones.

—Porque tu mente está fallando —dijo Venli—. Madre, ¿por qué crees que me esfuerzo tanto en encontrar estas formas nuevas? Esto puede ayudarte.

Eshonai armonizó a Sorpresa y miró a su madre.

—¿Ayudarme? —preguntó Jaxlim.

—Cada forma tiene una manera de pensar distinta —dijo Venli—. Eso quedó preservado en las canciones. Y algunas eran más fuertes, más resistentes a las enfermedades, tanto físicas como mentales. Así que si pudieras cambiar a esta nueva forma…

Su madre armonizó a Consideración.

—Yo… no lo había pensado —confesó Eshonai—. ¡Madre, debes presentarte voluntaria! ¡Esto podría ser la solución!

—He intentado convencer a los ancianos —dijo Venli—. Quieren que los primeros en probar el cambio sean oyentes jóvenes.

—A mí me escucharán —dijo Jaxlim a Determinación—. Al fin y al cabo, mi trabajo es hablar para que ellos me oigan. Probaré esa forma, Venli. Y si de verdad has cumplido ese objetivo tuyo… bueno, una vez pensé que ser nuestra nueva guardiana de las canciones sería tu más elevada vocación. No me había planteado que pudieras inventar una vocación de más honor si cabe. Guardiana de las formas.

Eshonai se reclinó, escuchando el canturreo de su hermana a Alegría. Solo que… la cadencia no terminaba de encajar. Era más rápida. ¿Más violenta?

«Son imaginaciones tuyas —se dijo—. No dejes que los celos te consuman, Eshonai. Eso podría destruir tu familia.»

El ritmo de la guerra. El Archivo de las Tormentas IV
portada.htm
portadilla.htm
corporativa.htm
guarda1.htm
guarda2.htm
0001_0000.htm
Introduccion_y_agradeci_0002_0000.htm
Libro_cuarto_El_Ritmo_de_la_Guerra_0003_0000.htm
Mapa_de_Roshar_0003_0001.htm
0003_0002.htm
Cuaderno_de_bocetos_de_Shallan_Urithiru_0003_0003.htm
Cuaderno_de_bocetos_de_Shallan_El_atrio_0003_0004.htm
Prologo_Fingir_0003_0005.htm
Primera_parte_Cargas_0004_0000.htm
Capitulo_1_0004_0001.htm
Capitulo_2_0004_0002.htm
0004_0003.htm
Capitulo_3_0004_0004.htm
Capitulo_4_0004_0005.htm
Capitulo_5_0004_0006.htm
Cuaderno_de_Navani_El_metodo_arnista_0004_0007.htm
Capitulo_6_0004_0008.htm
Capitulo_7_0004_0009.htm
Capitulo_8_0004_0010.htm
Capitulo_9_0004_0011.htm
Capitulo_10_0004_0012.htm
Portafolio_Moda_cantora_contemporanea_0004_0013.htm
Capitulo_11_0004_0014.htm
Capitulo_12_0004_0015.htm
Capitulo_13_0004_0016.htm
Capitulo_14_0004_0017.htm
Capitulo_15_0004_0018.htm
Capitulo_16_0004_0019.htm
Capitulo_17_0004_0020.htm
Capitulo_18_0004_0021.htm
Capitulo_19_0004_0022.htm
Interludios_0005_0000.htm
II_0005_0001.htm
I2_0005_0002.htm
I3_0005_0003.htm
Segunda_parte_Nuestra_llamada_0006_0000.htm
0006_0001.htm
Capitulo_20_0006_0002.htm
Capitulo_21_0006_0003.htm
Cuaderno_de_bocetas_de_Shallan_Brumaspren_0006_0004.htm
Capitulo_22_0006_0005.htm
Capitulo_23_0006_0006.htm
Cuaderno_de_bocetos_de_Shallan_Cripticos_0006_0007.htm
Capitulo_24_0006_0008.htm
Capitulo_25_0006_0009.htm
Capitulo_26_0006_0010.htm
Capitulo_27_0006_0011.htm
Capitulo_28_0006_0012.htm
Cuaderno_de_bocetos_de_Shallan_Cenizaspren_0006_0013.htm
Capitulo_29_0006_0014.htm
Capitulo_30_0006_0015.htm
Capitulo_31_0006_0016.htm
Capitulo_32_0006_0017.htm
Capitulo_33_0006_0018.htm
Capitulo_34_0006_0019.htm
Capitulo_35_0006_0020.htm
Cuaderno_de_bocetos_de_Shallan_Honorspren_0006_0021.htm
Capitulo_36_0006_0022.htm
Capitulo_37_0006_0023.htm
Capitulo_38_0006_0024.htm
Capitulo_39_0006_0025.htm
Capitulo_40_0006_0026.htm
Cuaderno_de_Navani_La_sala_de_la_columna_de_cristal_0006_0027.htm
Capitulo_41_0006_0028.htm
Capitulo_42_0006_0029.htm
Capitulo_43_0006_0030.htm
Interludios_0007_0000.htm
I4_0007_0001.htm
Cuaderno_de_bocetos_de_Shallan_Cultivacispren_0007_0002.htm
I5_0007_0003.htm
I6_0007_0004.htm
Tercera_parte_Canciones_de_hogar_0008_0000.htm
Capitulo_44_0008_0001.htm
Capitulo_45_0008_0002.htm
Capitulo_46_0008_0003.htm
Mapa_de_Makabak_oriental_0008_0004.htm
Capitulo_47_0008_0005.htm
Capitulo_48_0008_0006.htm
Capitulo_49_0008_0007.htm
Capitulo_50_0008_0008.htm
Capitulo_51_0008_0009.htm
Capitulo_52_0008_0010.htm
Cuaderno_de_bocetos_de_Shallan_Alcanzadores_0008_0011.htm
Capitulo_53_0008_0012.htm
Capitulo_54_0008_0013.htm
Capitulo_55_0008_0014.htm
Capitulo_56_0008_0015.htm
Capitulo_57_0008_0016.htm
Capitulo_58_0008_0017.htm
Capitulo_59_0008_0018.htm
Capitulo_60_0008_0019.htm
Portafolio_Moda_de_la_forma_emisaria_0008_0020.htm
Capitulo_61_0008_0021.htm
Capitulo_62_0008_0022.htm
Capitulo_63_0008_0023.htm
Capitulo_64_0008_0024.htm
Capitulo_65_0008_0025.htm
Capitulo_66_0008_0026.htm
Capitulo_67_0008_0027.htm
Capitulo_68_0008_0028.htm
Capitulo_69_0008_0029.htm
Capitulo_70_0008_0030.htm
Capitulo_71_0008_0031.htm
Capitulo_72_0008_0032.htm
Interludios_0009_0000.htm
Cuaderno_de_bocetos_de_Shallan_Altospren_0009_0001.htm
I7_0009_0002.htm
I8_0009_0003.htm
I9_0009_0004.htm
Cuarta_parte_Un_conocimiento_0010_0000.htm
Glifos_alezi_Segunda_parte_0010_0001.htm
Capitulo_73_0010_0002.htm
Capitulo_74_0010_0003.htm
Cuaderno_de_bocetos_de_Shallan_Cumbrespren_0010_0004.htm
Capitulo_75_0010_0005.htm
Capitulo_76_0010_0006.htm
Capitulo_77_0010_0007.htm
Cuaderno_de_bocetos_de_Shallan_Tintaspren_0010_0008.htm
Capitulo_78_0010_0009.htm
Capitulo_79_0010_0010.htm
Capitulo_80_0010_0011.htm
Capitulo_81_0010_0012.htm
Capitulo_82_0010_0013.htm
Capitulo_83_0010_0014.htm
Cuaderno_de_Navani_Daga_0010_0015.htm
Capitulo_84_0010_0016.htm
Capitulo_85_0010_0017.htm
Capitulo_86_0010_0018.htm
Capitulo_87_0010_0019.htm
Capitulo_88_0010_0020.htm
Capitulo_89_0010_0021.htm
Capitulo_90_0010_0022.htm
Capitulo_91_0010_0023.htm
Capitulo_92_0010_0024.htm
Capitulo_93_0010_0025.htm
Capitulo_94_0010_0026.htm
Capitulo_95_0010_0027.htm
Capitulo_96_0010_0028.htm
Cuaderno_de_Navani_Experimentos_0010_0029.htm
Capitulo_97_0010_0030.htm
Interludio_0011_0000.htm
I10_0011_0001.htm
I11_0011_0002.htm
I12_0011_0003.htm
Quinta_parte_Conocer_un_hogar_de_canciones_llamado_nuestra_carga_0012_0000.htm
Capitulo_98_0012_0001.htm
Capitulo_99_0012_0002.htm
Capitulo_100_0012_0003.htm
Capitulo_101_0012_0004.htm
Capitulo_102_0012_0005.htm
Capitulo_103_0012_0006.htm
Capitulo_104_0012_0007.htm
Capitulo_105_0012_0008.htm
Capitulo_106_0012_0009.htm
Capitulo_107_0012_0010.htm
Capitulo_108_0012_0011.htm
Capitulo_109_0012_0012.htm
Capitulo_110_0012_0013.htm
Capitulo_111_0012_0014.htm
Capitulo_112_0012_0015.htm
Capitulo_113_0012_0016.htm
Capitulo_114_0012_0017.htm
Capitulo_115_0012_0018.htm
Capitulo_116_0012_0019.htm
Capitulo_117_0012_0020.htm
Epilogo_Trucos_sucios_0012_0021.htm
Notal_final_0013_0000.htm
Ars_Arcanum_0013_0001.htm
0014_0000.htm
0015_0000.htm
0016_0000.htm
Sobre_este_libro_0018_0000.htm
Sobre_Brandom_Sanderson_0019_0000.htm
Creditos_0020_0000.htm
0021_0000.htm
ncl_indice.htm