Entrevista con Fatima y Farida Tahrawi
(madre e hija)
Pregunta: Fatima, ¿quién te contaba a ti los cuentos?
Fatima: Me los contaba la madre de mi padre.
P: Tu abuela…
Farida: Sí, a ella <refiriéndose a su madre> se los contaba su abuela y a mí, mi abuela.
P: ¿Cuándo os los contaban, en qué momento del día?
Farida: Después de cenar mi abuela se ponía a contarnos cuentos para entretenernos y hacer que llegara la hora de dormir.
Fatima: También mientras se iba haciendo la comida, nos juntábamos las amigas y para hacer tiempo nos contábamos cuentos. Cuando se contaban por la noche, era sobre todo en invierno, porque las noches son más largas y por no dormir tanto nos entreteníamos así, no había otro entretenimiento.
P: ¿Qué sentíais o sentís al contarlos?
Farida: Me hace acordarme mucho de cuando era pequeña y nos juntábamos [para contar cuentos]. Me viene a la cabeza la imagen de mi abuela, que es la que me contaba cuentos, y de mi madre con todas sus amigas en el porche.
Fatima: Yo [al contados] me acuerdo muchísimo de mis padres. Y también de mis amigas. Y me traslado a aquella época y a aquel lugar [donde los contábamos].
P: Creéis que los cuentos que me habéis contado han sufrido muchos cambios desde el tiempo en que os los contaban vuestras abuelas.
Farida: Yo creo que no. Hay algunos que no memoricé porque eran temas que no me gustaban. Eran cuentos para personas mayores.
Fatima: Los cuentos los tengo en la cabeza exactamente como me los contaban. Los tengo grabados igual [que los oí]. Como los memoricé siendo muy pequeña, no se me olvidan, aunque hoy ya casi no los cuento.
P: ¿Hay mucha variedad de cuentos?
Farida: Sí. Hay cuentos para niños pequeños, cuentos de animales, cuentos de yenún[31], y muchos más.
P: ¿Creéis que los cuentos, según el tipo que sean, traen buena suerte, mala, etc., al que los cuenta?, ¿influyen en quien los cuenta?
Farida: No es que te dé mala o buena suerte. Es que los cuentos te cambian el ánimo: hay cuentos que te infunden miedo, otros te dan alegría, y entonces te crees que te va a pasar algo bueno… Y cuando te cuentan historias de yenún, crees que te van a salir de un momento a otro. Y todo esto, como se contaba de noche normalmente, y en aldeas de casas muy separadas unas de las otras, pues yo me acuerdo de que nos quedábamos dentro de la casa y no nos gustaba salir.
P: Quieres decir que si cuentas un cuento de miedo, después de contarlo, ¿te da miedo?
Farida: Eso es. A mí me pasa que creo que lo del cuento va a pasar en la realidad, así que lo único que tengo en la cabeza es que me va a pasar lo que estoy contando en el cuento. Creo que me va a pasar lo que le pasa a la protagonista.
P: ¿Hay cuentos de yenún?
Farida: Sí, hay muchos. Pero a nosotras, de pequeñas, no nos los contaban por si nos daba miedo, como íbamos a dormir… Hay cuentos tristes, y en esos te metes en el personaje y te da mucha pena que le pase [al personaje] lo que le pasa.
P: ¿Desde cuándo creéis que existen los cuentos?
Fatima: Ahhh, desde que puso Dios a Adán y Eva encima de la Tierra, desde entonces hay cuentos.
Farida: Los cuentos no son todos invenciones. Algunos son historias verdaderas que le han pasado a la gente. Y como antiguamente no había nada de qué hablar, pues contaban lo que le había pasado a la familia tal o a la familia cual. Y como parecían historias fuera de lo normal se las contaban unos a otros y a otros y a otros y así.
Farima: Sí, eso es, eso es.
P: ¿Os gusta contar cuentos?
Fatima: Sí, me encanta. Me recuerdan a mi aldea, a mi casa, a mis amigas, a aquel entorno. Y me gusta mucho recordar todo esto, porque estoy lejos [de todo aquello].
Farida: A mí me recuerda a mi abuela, la pobre, cuando nos contaba cuentos. Me acuerdo hasta del sitio donde se sentaba. Es como volver a estar con ella. Por eso me gusta mucho contarlos. Aunque ahora no contamos casi. No tenemos a quién.
Alhucemas, casa de las entrevistadas, 23 de agosto de 2002