Tarta clásica de requesón
Esta receta sencilla y sabrosa es una manera maravillosa de disfrutar del requesón, un tipo de queso que a veces se nos olvida cuando pensamos en las tartas de queso. A mí me encanta darle un toque especial añadiendo media cucharadita de cardamomo molido, una especia que me apasiona. Otra opción es utilizar canela o ralladura de limón en su lugar. Por cierto, también puedes usar ricotta para preparar esta tarta, y el resultado será aún más cremoso.
Ingredientes
• 160 g de azúcar más 2 cucharadas para espolvorear en el molde
• 750 g de requesón
• 6 huevos
• 50 g de harina
• ½ cucharadita de cardamomo molido (opcional)
Precalentamos el horno a 180 ºC con calor arriba y abajo y engrasamos bien un molde desmontable de 23 cm de diámetro usando mantequilla pomada. A continuación espolvoreamos 2 cucharadas de azúcar por encima y nos aseguramos de que se reparta bien por todo el molde. Esto hará que se forme una costra de azúcar deliciosa y crujiente en torno a nuestra tarta.
Separamos las claras de las yemas. Por un lado, utilizando unas varillas, batimos en un bol las yemas con 80 g de azúcar y el requesón. Añadimos la harina tamizada (con el cardamomo, si lo vamos a añadir), batimos hasta que la mezcla sea homogénea y reservamos. (Quizá en este punto la mezcla tenga una apariencia extraña: es normal, depende del requesón que usemos el aspecto será más o menos «granuloso»).
Por otro lado, en un bol bien limpio, montamos las claras a punto de nieve con una batidora de varillas. Cuando empiecen a hacer espuma incorporaremos poco a poco los otros 80g de azúcar, hasta lograr un merengue firme y brillante.
Con una lengua, incorporamos en dos veces el merengue a la mezcla previa de yemas, usando movimientos envolventes para evitar que se baje. Mezclamos hasta tener una masa homogénea.
Vertemos la mezcla en el molde y horneamos durante 60 minutos. Pasado este tiempo la superficie estará bien doradita y la tarta aún «bailará» un poco si movemos el molde. Dejamos enfriar a temperatura ambiente antes de desmoldar. Está deliciosa tibia, acompañada por un poco de helado de vainilla o de pistacho.