Quesada
No podía empezar este libro con otra receta que no fuera esta. Crecí devorando esta quesada en todos los cumpleaños y reuniones familiares de mi infancia. Pese a ser uno de los postres estrella de mi madre, lo cierto es que dejó de prepararla cuando crecimos, así que me propuse recuperarla, para que podáis disfrutar de la que, para mí, es la mejor quesada casera –y la más fácil de preparar– del mundo mundial. Incluso ¡tomé el molde prestado de mi madre! Va por ti, mami.
Ingredientes
• 5 quesitos tipo El Caserío
• 300 g de azúcar
• 220 ml de nata para montar
• 500 ml de leche entera
• 3 huevos
• 125 g harina
• 1 yogur natural
Precalentamos el horno a 180 ºC con calor arriba y abajo.
Preparamos una fuente rectangular de vidrio: la engrasamos bien con espray desmoldante o con una fina capa de mantequilla y un poco de harina espolvoreada por encima. La fuente que yo uso es la de mi madre, que se la he robado, y mide 29 x 22 x 6 cm.
En un vaso americano o ayudándonos de una batidora manual (la clásica batidora de brazo para hacer puré es perfecta) mezclamos todos los ingredientes hasta tener una mezcla homogénea. Ojo, queda una masa muy líquida, pero ¡no hay que asustarse! Vertemos la masa en el molde y horneamos durante 80-90 minutos o hasta que se vea cuajado y la superficie esté doradita.
Dejamos enfriar en el molde por completo y después en la nevera, hasta que esté totalmente fría. Desmoldamos y espolvoreamos azúcar glas por encima antes de servir.
Nota: Si usas un molde metálico, la quesada tardará mucho menos en cocinarse. Controla bien su aspecto y sácala cuando se vea cuajada y doradita.