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Cooperación
Treinta minutos más tarde, el Teniente Oswaldo Tena llegó a la oficina del Jefe de la Unidad de Lucha contra el Crimen Organizado, el Mayor Ramiro Recabarren, quien, ante los giros que iba tomando este asunto, había hecho suyo el caso de las dos muertes, tanto la de Emir Barro como la del sicario colombiano, alias “Mortiño”, contando, por supuesto, con la colaboración y ayuda de Oswaldo Tena y su gente. Este involucramiento de Ramiro en el esfuerzo por la solución de estos casos fue para Tena motivo de agradecimiento ya que, por más empeño que le ponía, no había logrado hasta ahora avanzar en la solución de los mismos. Y la fama de Ramiro en la Institución era muy grande. Muy pronto, se decía, lo ascenderían a Teniente Coronel.
Tras golpear la puerta y ser autorizado su ingreso, Oswaldo procedió a informar a Ramiro sobre el descubrimiento del sargento Carranza en la habitación del hotel en la que Gustavo Camposano, alias “Mortiño”, había estado alojado hasta el día de su muerte.
Si el mensaje en la tapa de la cajita, por la que se le pedía a la Policía ecuatoriana que entregara su contenido a la Policía colombiana le intrigó, no dejó de hacerlo menos el texto del papelito:
Don José:
Diego Ernesto Pizano Vélez
Carrera 68, # 182-76 PH 1402,
Bogotá
“¿Quién era Don José? Parecería, por los dos puntos, que se trata de un apodo o sobrenombre y que su verdadero nombre era Diego Ernesto Pizano Vélez. Constaba hasta su dirección. ¿Qué es esto? ¿Por qué pedía que se lo entregara a la Policía colombiana?. “¿Por si no regreso, ellos comprenderán”? ¿Estaba amenazado por ese tal Pizano?”, lucubró.
―Creo, Oswaldo, que vamos a necesitar una mano de nuestros amigos en Colombia. Voy a pedirle a Clarita que me comunique con Jairo Londoño. Él es el más indicado en ayudarnos a resolver este pequeño rompecabezas.
El Teniente Coronel Jairo Londoño seguía al frente de la Dirección de Inteligencia de la Policía colombiana y, junto con sus principales ayudantes, el capitán Carlos Ramírez y el teniente Oswaldo Guevara, había trabajado con Ramiro en solucionar varios casos que involucraban a las Policías de los dos países. Uno de los casos en los que colaboraron estrechamente fue, precisamente, el que tanto afectó a su amigo Gabriel Tomás Sánchez y que terminó con María Esther Cárdenas detenida en Francia y deportada al Ecuador, en donde cumplió dos años de cárcel.
El Teniente Coronel Londoño se encuentraen Washington, le informó a Ramiro su secretaria Clarita. Llegaría a Bogotá hoy en la noche y mañana ya estaría en su despacho. Le había acompañado en su viaje el capitán Ramírez; y el teniente Guevara estaba de vacaciones.
“Bueno”, pensó Ramiro, “si hemos esperado lo más, podemos esperar lo menos”.
Luego de explicarle a Oswaldo Tena quién era el teniente coronel Londoño y sus experiencias juntos, quedaron en que Ramiro intentaría hablar con Jairo al día siguiente y que, de ser posible, procuraría concertar una video conferencia, a fin de que todo el grupo pudiera participar en la misma, inclusive el Gato, si estaba disponible.