6

C=M+D-T

 

En el exterior llovía a cántaros. A ratos parecía que en realidad no llovía, sino que el cielo se había desplomado. Gruesas pepas de granizo golpeaban con rudeza los techos de zinc y  se estaba formando un ligero tapiz blanco en el exterior. De seguro, sería noticia en los diarios de mañana. Pues que una tormenta tan fuerte y una granizada que blanquee una ciudad situada en la mitad del mundo no son cosa de todos los días.

El ruido que producía el granizo en el techo a ratos impedía oír con claridad la voz de Gabriel que se alistaba a dar por concluida su clase.

―Robert Klitgaard, profesor de Desarrollo y Seguridad Internacionales en la Escuela de Postgrado RAND, en Santa Mónica, California, y catedrático de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Harvard, es uno de los estudiosos más notables del tema de la corrupción y ha escrito mucho sobre este tema. Klitgaard diseñó una simple fórmula matemática para representar a la corrupción: C=M+D-T, en donde C representa a la corrupción, M representa al monopolio, D a la discrecionalidad y T a la transparencia. Me gustaría, señores, que profundicen un poco  este tema; busquen en internet artículos de Klitgaard y empápense de su pensamiento. En la próxima clase analizaremos esta fórmula y veremos si la misma es aplicable o no en el país. Quiero que me traigan ejemplos concretos.

Gabriel, como de costumbre, había logrado transmitir a la audiencia sus conocimientos, que cada vez eran mayores, de esa ciencia hermosa que es la Sociología. Estudiar a los seres humanos y sus relaciones sociales; tratar de comprender los procesos que ellos han emprendido y emprenden en el seno de la sociedad, los diversos enfoques que los sociólogos han dado respecto a la sempiterna búsqueda del bienestar; el adentrarse en valores o en realidades materiales, en el comportamiento del mercado o en el accionar político; todo esto le produce un gran entusiasmo que, al ser transmitido a sus alumnos, hacía de él un verdadero pedagogo y el profesor estrella de la Facultad. Una íntima satisfacción que produce el deber cumplido lo invadió al terminar su clase.

―No lo olviden: C=M+D-T

Los alumnos no hicieron mayor esfuerzo por salir de clase. ¡La lluvia que caía era torrencial!

Mientras Gabriel guardaba su computadora portátil y una libreta de notas en su maletín, y pensaba –como siempre, en María Esther y lo interminables que le parecían los días en los que ella debía seguir en el centro de detención- cuando uno de sus alumnos, Carlos Maldonado, se le acercó y le preguntó:

― ¿Tiene tiempo, profe?

―En este momento, todo el tiempo del mundo. ¡Ni loco salgo con esta lluvia! ¿Qué me cuentas, Maldonado?

―Nada especial. A propósito de sus artículos sobre Alejandro Capdevila… quería contarle que estoy haciendo desde ayer una pasantía, que pienso será interesantísima. Estoy trabajando con la gente de la campaña; mejor aún, me asignaron a que sea el asistente del doctor Oswaldo Rojas quien, en realidad, es el Jefe de Campaña de “Cap”. ¿Qué le parece?

―Felicitaciones, Carlos. Creo que va a ser una experiencia muy valiosa para ti.

―De eso estoy seguro. Basta ver lo que sabe del manejo político el doctor Rojas como para tener la certeza de que uno puede aprender maravillas.

―Pero me aprendes sólo de las buenas, ¡eh!

―Seguro― dijo riendo. ―Además, se respira allá adentro un aire limpio. Creo que esa gente odia todo lo que es corrupción y eso me encanta.

―Si es así, eso debería encantarnos a todos. Te cuento que el próximo martes voy a entrevistar a “Cap” y la entrevista saldrá publicada en El Tiempo. A lo mejor, tú apareces por el lugar.

―¿Seguro?. ¿En dónde va a ser?, para ver si me cuelo.

―En la casa de “Cap”, a las siete de la mañana.

―¡Uh, qué pena! Allá no creo que entre. Pero, bueno, estaré atento a la publicación en el diario.

―Yo les comentaré en clase, de todas maneras. Desinformado no estarás.

―O.K., profe; parece que la lluvia amaina y creo que ahora sí me voy. Que tenga una buena noche.

―Lo mismo tú, muchacho.

Gabriel pensó en la suerte de tener alumnos como Carlos Maldonado. Este era un joven de clara inteligencia y, de lo que sabía, de una sólida formación moral. Sus padres habían sido miembros fundadores de una organización dedicada a velar por los niños huérfanos rescatados  de la calle, y él, desde los quince años, estaba también dedicado a esa actividad. Su padre había fallecido hace tres años, luego de ser víctima de un asalto cruento, mientras compraba una torta en una panadería y, desde ese entonces, una de sus preocupaciones principales había sido la de velar por su madre. De físico atractivo: alto, con su metro ochenta de estatura; pelo rubio encrespado y ojos azules; su presencia no pasaba desapercibida para las jóvenes de la universidad. Pero él no les brindaba esperanza. Estaba muy enamorado de Elizabeth Domínguez, con quien salía desde hace tres años, y a quien pensaba hacerla su esposa tan pronto como lograra estabilidad económica y laboral. Por supuesto, y eso Elizabeth lo sabía, sin descuidar el bienestar de su madre. A sus veinticuatro años, Carlos Maldonado era un joven que prometía mucho a la sociedad.

Efectivamente, como Carlos lo mencionó, la lluvia se fue tan súbitamente como llegó; dando paso a un cielo nocturno despejado y con estrellas.

Gabriel Tomás se dirigió a su automóvil y empezó a pensar en cuáles serían las preguntas idóneas para formular a Capdevila en su próxima entrevista. Éstas deberían ser muy bien concebidas, a fin de que la audiencia que leyera sus respuestas pudiera hacerse un retrato claro del candidato. Fundamentalmente, las respuestas debían reflejar la personalidad y el carácter del personaje. En este caso, su aspiración fue que la entrevista pudiera servir para que el público supiera si es, o no, el hombre adecuado para la situación que vive el país. Creo que ahora, o me gradúo de periodista, o me daré cuenta de que soy un fiasco en este oficio, se dijo sonriendo  para sus adentros.

Festín de buitres
titlepage.xhtml
part0000_split_000.html
part0000_split_001.html
part0000_split_002.html
part0000_split_003.html
part0000_split_004.html
part0000_split_005.html
part0000_split_005_0001.html
part0000_split_006.html
part0000_split_007.html
part0000_split_008.html
part0000_split_008_0001.html
part0000_split_009.html
part0000_split_010.html
part0000_split_011.html
part0000_split_011_0001.html
part0000_split_012.html
part0000_split_013.html
part0000_split_014.html
part0000_split_015.html
part0000_split_015_0001.html
part0000_split_016.html
part0000_split_017.html
part0000_split_018.html
part0000_split_019.html
part0000_split_020.html
part0000_split_021.html
part0000_split_022.html
part0000_split_023.html
part0000_split_024.html
part0000_split_024_0001.html
part0000_split_024_0002.html
part0000_split_024_0003.html
part0000_split_025.html
part0000_split_026.html
part0000_split_026_0001.html
part0000_split_026_0002.html
part0000_split_026_0003.html
part0000_split_026_0004.html
part0000_split_026_0005.html
part0000_split_027.html
part0000_split_028.html
part0000_split_029.html
part0000_split_029_0001.html
part0000_split_030.html
part0000_split_031.html
part0000_split_031_0001.html
part0000_split_031_0002.html
part0000_split_031_0003.html
part0000_split_032.html
part0000_split_032_0001.html
part0000_split_032_0002.html
part0000_split_033.html
part0000_split_033_0001.html
part0000_split_033_0002.html
part0000_split_033_0003.html
part0000_split_034.html
part0000_split_035.html
part0000_split_036.html
part0000_split_037.html
part0000_split_038.html
part0000_split_038_0001.html
part0000_split_038_0002.html
part0000_split_039.html
part0000_split_039_0001.html
part0000_split_040.html
part0000_split_041.html
part0000_split_042.html
part0000_split_043.html