CAPÍTULO 12
DESPLAZAMIENTO
Especialmente destinados a fomentar la movilidad mental y ocular, los ejercicios señalados en los capítulos anteriores sirven también, indirectamente, para enseñar el arte de la fijación central. Una vez que se ha aprendido a mirar con los ojos por medio de ellos y la atención en movimiento constante, y a estar menos propensos que antes al vicio de fijar la mirada, tanto física como mentalmente, podemos enfrentar con mayor seguridad métodos más directos para favorecer la fijación central. Pero todavía no se tratará de métodos totalmente directos. Antes de intentar descubrir que siempre vemos una pequeña zona del objeto evaluado con más precisión que todo el resto, es aconsejable dedicar algunas simples lecciones al arte de mirar de una forma continua y concentrada. El balanceo hace que los ojos y a la mente realicen movimientos de considerable amplitud, y el centelleo enseña la velocidad del movimiento y la reacción interpretativa. Pues bien, es necesario aprender por nosotros mismos el desplazamiento en pequeña escala, ya que de estos desplazamientos de ojos y mente depende la visión constante, concentrada y atenta. Como he mencionado, la estructura del ojo y de la mente son de tal naturaleza que la visión normal no puede producirse sin el desplazamiento incesante en pequeña escala.
Al observar cualquier objeto continua y atentamente, la gente con visión correcta realiza, inconscientemente con sus ojos y su atención, movimientos imperceptibles de un punto a otro. Por el contrario, los individuos con visión defectuosa reducen ostensiblemente el número de esos movimientos, tendiendo a fijar la mirada. Por esto, es necesario que adquieran de nuevo, conscientemente, el hábito de realizar estos desplazamientos en pequeña escala, que se adquirió inconscientemente en la infancia y se perdió con el paso del tiempo.