CAPÍTULO 2
UN MÉTODO DE REEDUCACIÓN VISUAL
A principios del siglo, el doctor W.B. Bates, un oculista de Nueva York, no se encontraba satisfecho con el tratamiento sintomático aplicado a los ojos. En su búsqueda de un substituto para los anteojos, dedicó sus esfuerzos a descubrir si existía algún método de reeducación para normalizar la visión defectuosa.
Como resultado de sus trabajos con gran número de enfermos, concluyó que la mayoría de los defectos de la visión es funcional, debida a los hábitos defectuosos en el uso del aparato visual. Estos hábitos incorrectos están, en opinión del doctor, invariablemente relacionados con un estado de esfuerzo y tensión. Como era de esperarse, dada la naturaleza unitaria del organismo humano, el esfuerzo afecta no sólo al cuerpo sino también a la mente.
El doctor Bates descubrió, mediante las técnicas correctas, que el constante estado de esfuerzo podía ser eliminado. Cuando se alcanza el alivio -es decir, cuando los pacientes han aprendido a usar sus ojos y su mente en forma relajada-, la visión mejora y los defectos de refracción tienden a corregirse por sí mismos. La práctica de las técnicas de educación sirven para que los hábitos defectuosos, responsables de la mala visión, sean cambiados por hábitos correctos y, en muchos casos, la función queda total y permanentemente normalizada. Ahora bien, es un principio vital ya establecido, que el alivio del funcionamiento tiende siempre a producir una mejoría en el estado orgánico de los tejidos correspondientes. El doctor Bates descubrió que el ojo no era una excepción a esta regla general. Cuando él enfermo aprende a relajar su tensión y comienza a practicar los hábitos correctos para leer, la vis medicatrix naturae puede actuar, con el resultado de que, en muchos casos, a la mejoría de la función le sigue un total restablecimiento de la salud y la integridad orgánica del ojo enfermo.
En 1931 el doctor Bates murió, y hasta el día de su muerte siguió perfeccionando y desarrollando sus métodos para mejorar la función visual. Además, durante los últimos años de su vida, y después de su muerte, sus seguidores de diversas partes del mundo, han ideado cierto número de nuevas aplicaciones eficaces de los aspectos fundamentales que estableció el propio doctor. Gracias a estas técnicas, muchos hombres, mujeres y niños que sufrían diversos problemas visuales, fueron reeducados y han recuperado la normalidad. Para todo aquel que haya estudiado una selección de estos casos, o haya sido tratado mediante el proceso de reeducación visual, es imposible dudar de que hay, por lo menos, otro método idóneo para tratar la visión imperfecta, y que no es el puramente sintomático. Es decir, el que tiene por objeto la supresión de sus causas fisiológicas y psicológicas. No obstante, a pesar del largo tiempo transcurrido, de la calidad y cantidad de los resultados obtenidos mediante su empleo por personal capacitado, la técnica del doctor Bates aún no ha sido reconocida por médicos y oftalmólogos. Pienso que antes de seguir adelante, será útil enumerar y discutir las razones principales que me llevan a oponerme con este estado de cosas que me parece lamentable.