La naturaleza de un arte
Toda habilidad psicofísica, incluyendo el "Arte de Ver", tiene sus propias leyes. Éstas son establecidas empíricamente por los que desean adquirir esa habilidad, por ejemplo tocar el piano, cantar o hacer equilibrios. Estos individuos descubren, como resultado de una larga práctica, el mejor y más económico método para utilizar su organismo psicofísico con ese objeto particular. Incluso, pueden tener los conceptos más increíbles acerca de la fisiología, pero esto no tendrá la menor importancia mientras tanto la teoría y práctica del funcionamiento psicofísico sea adecuada a su propósito. Si la habilidad psicofísica dependiera para su desarrollo de un amplio conocimiento de la fisiología, nadie hubiera podido aprender un arte. Es posible, por ejemplo, que Bach no haya pensado jamás en la fisiología de la actividad muscular, y si así lo hizo, seguramente sus pensamientos no eran correctos. Esto, sin embargo, no le impidió utilizar sus músculos para tocar el órgano con enorme destreza. Cualquier arte, insisto, responde sólo a sus propias leyes, y éstas son las leyes del correcto funcionamiento psicofísico, aplicadas a las actividades específicas relacionadas con ese arte.
El "Arte de Ver" es similar a las demás artes psicofísicas fundamentales o primarias, como hablar, caminar o utilizar las manos. Estas habilidades elementales son adquiridas comúnmente en la primera infancia mediante un proceso de auto-instrucción, generalmente inconsciente. Sin embargo, se necesitan varios años para formar hábitos correctos para la visión. Una vez establecidos, los hábitos de utilizar correctamente los órganos mentales y fisiológicos de la vista se hacen automáticos, así como pasa con los hábitos de usar la garganta, la lengua y el paladar para hablar o las piernas para caminar. Pero, mientras es necesaria una grave conmoción mental o física para destruir la costumbre automática de hablar o caminar correctamente; de igual manera el hábito de usar correctamente los órganos visuales puede perderse como consecuencia de trastornos relativamente de poca importancia. Los hábitos para el uso correcto son reemplazados por otros incorrectos. La vista sufre y, en ocasiones, el mal funcionamiento facilita la aparición de enfermedades y disfunciones orgánicas crónicas de los ojos. En ciertos casos, la naturaleza produce una cura espontánea, y los viejos hábitos de la visión correcta se restablecen casi de inmediato. Pera la mayoría debe adquirir de nuevo conscientemente el arte que cuando niños aprendieron inconscientemente. La técnica de este proceso de reeducación, es la que han presentado el doctor Bates y sus continuadores.