Ojos defectuosos que pueden tener ráfagas de visión normal.
En una primera etapa del proceso de reeducación visual, es posible descubrir un hecho notable. Cuando los órganos defectuosos de la visión ejercitan cierto grado de lo que llamo "relajación dinámica", se experimentan ráfagas de visión casi o totalmente normal. En algunos casos, estas ráfagas duran sólo un instante; en otros, periodos un poco más largos.
Ha pasado -aunque no es lo común-, que los malos hábitos que entorpecen la visión desaparecen para siempre y, con la vuelta al funcionamiento normal, se alcanza una normalización completa de la visión. En la mayoría de los casos, sin embargo, esta sensación se va tan rápido como vino. Los viejos y malos hábitos vuelven a aparecer, y no se logrará ninguna otra mejoría hasta que ojos y mente vuelvan a actuar en estado de relajación dinámica, la única forma en que es posible la perfecta visión. A los pacientes que desde hace mucho tiempo padecen de visión defectuosa, la primera ráfaga les provoca una emoción de feliz sorpresa, llegando inclusive al llanto. A medida que el conocimiento del arte de la relajación dinámica va alcanzando niveles mayores, a medida que los hábitos erróneos se reemplazan por hábitos adecuados, a medida que la capacidad visual mejora, las ráfagas que mencionamos se hacen más frecuentes y duraderas, hasta convertirse en un estado continuo de visión normal.
Que ese estado sea permanente: he aquí el fin y propósito de las técnicas educativas elaboradas por el doctor Bates y sus seguidores. Esta ráfaga es un hecho empírico que puede ver cualquiera que cumpla los requisitos que ésta exige. El que durante un instante podamos ver con notable claridad objetos, que normalmente son confusos o hasta invisibles, demuestra que el alivio pasajero del esfuerzo mental y muscular se refleja en un funcionamiento más correcto y en la desaparición temporal del vicio de refracción.