Da igual que muchas de las facultades hayan abandonado la avenida Blasco Ibáñez para trasladarse a las afueras, esta zona sigue siendo universitaria. Aquí residen la mayoría de los jóvenes que vienen a Valencia para estudiar y aquí se reúnen con sus compañeros de clase de lunes a domingo. Los pubs y salas de conciertos son un reflejo de esta realidad.
Lo mejor en un día
No hace falta levantarse temprano para visitar el Museo de Bellas Artes de Valencia
(Clicar),
pero sí reservar unas cuantas horas de la mañana para disfrutar de
sus retablos góticos y lienzos. Después de un recorrido por la
historia pictórica valenciana, no viene mal tomar el aire en los
Jardines del Real
(Clicar),
unos de los más bellos de la ciudad.
Tras la
excursión, uno puede dirigirse al paseo de la Alameda y sentarse en
uno de los taburetes fijos de La
Pérgola (Clicar).
Los deliciosos y contundentes bocadillos que se sirven allí serán
una buena excusa para hacer un descanso en el Jardín de Monforte (Clicar)
y espabilarse con uno de los tés del Café de las Letras (Clicar).
La velada en Blasco Ibáñez no es tal si uno no toma un aperitivo en
la Bodega Fila (Clicar)
y cena en La Malquerida
(Clicar).
Después, es posible disfrutar de una cerveza en El Asesino (Clicar)
y, si el concierto del Wah Wah
Club (Clicar)
no convence, decantarse por el pop de El Tornillo (Clicar).