Ambas partes de Ciutat Vella albergan monumentos, museos y cafés llenos de historia. Sin embargo, esta, la formada por La Seu y La Xerea, es mucho más tranquila que su vecina del oeste. Quizá porque aquí descansan la catedral y la Real Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados, y hasta aquí llegan los valencianos a venerar a su virgen.
Lo mejor en un día
Es conveniente visitar la catedral (Clicar)
a primera hora de la mañana. De esta forma, además de evitar
aglomeraciones, se dispone de las fuerzas y del tiempo para subir
al Miguelete (Clicar)
y para tomar después una horchata en la Horchatería Santa Catalina (Clicar).
Tras el tentempié, es hora de callejear hasta la plaza de la Virgen
y de entrar en el Centro
Arqueológico de la Almoina (Clicar).
A pocos
minutos de allí se encuentra Mar
d’Avellanes (Clicar),
un restaurante perfecto para comer, y unas calles más allá, el
Café de las Horas
(Clicar),
un local ideal para disfrutar de una infusión y emprender camino
después hasta el Palacio del
Marqués de Dos Aguas (Clicar)
y hasta la siguiente parada, la plaza Redonda (Clicar).
Acabada la jornada cultural, toca comenzar la noche con una cena en
el restaurante San
Nicolás (Clicar),
seguida de unas copas en el emblemático Café Negrito (Clicar)
y buena música en Pinball
(Clicar).
Si quedan ganas, siempre es posible cerrar la noche bailando en la
Bounty (Clicar).