Fábulas y leyendas de la mar
«No hay más hermosos caminos que los del mar, que los caminos que saben los salmones y las goletas de antaño y que éstos de los grandes transatlánticos de hogaño. Dan estos caminos poder, riqueza, fantasía». Esto escribía Álvaro Cunqueiro en cierta ocasión, cuando, quién sabe por qué razones, anduvo ocho meses alejado de la mar, él, para quien ésta fue la más fecunda de las musas. Es que, de hecho —quizá como todo gallego de pura cepa—, algo tiene Cunqueiro de ser marino: «Yo me lo merezco», dijo al recibir el premio «La Concha de Vieira» (en la que yace la uña de un percebe), «porque nací al día siguiente de haber comido mi madre una gran fuente de percebes. Por sus frutos los conoceréis…».Sabíamos que Néstor Luján había ido recortando y conservando fielmente, desde hace más de veinte años, todos los escritos sobre el mar de su amigo gallego. ¿Quién, pues, mejor que él para reunir en un libro estos artículos que, de no ser así, habrían quedado lamentablemente dispersos y quizás olvidados para siempre? Y, tal como intuíamos, una vez reunidos y ordenados, conforman un libro cuya unidad reside en la fascinación del mar, pletórico como es de misterios, zoologías quiméricas, fabulosas geografías y estremecedoras leyendas que no hacen sino brindar en bandeja a la fértil e inagotable imaginación de Cunqueiro toda suerte de extraordinarias historias, que él, como le es habitual, convierte con toda naturalidad en hechos reales y vividos. Álvaro Cunqueiro perteneció a esa clase de hombres que creen en aquel refrán provenzal que dice que las canciones antiguas nunca mienten.