DOMINIQUE LAPIERRE: CUENTO EPOPEYAS DE ESPERANZA

Os pongo una pequeña entrevista que Blanca de Ugarte le realizó a Dominique Lapierre para ‘El Imparcial’ el 30 de septiembre de 2008. Este original personaje, con su peculiar forma de hablar, esa forma de hablar llena de signos de exclamación, que tanto se contagia.

Admiro a este escritor y activista comprometido, se me hace entrañable. Aquí queda en mi recolección de archivos.

La entrevista empieza así:

Dominique Lapierre irradia vitalidad donde quiera que va. Ha vivido con los más pobres de entre los pobres. Son ellos tal vez los que le han hecho así. Un hombre que cuenta las más bellas y esperanzadoras epopeyas de la Humanidad. Se define como la voz de los que no tienen voz. Hace cuatro años viajó a Sudáfrica para conocer a la “madre Teresa” de este país y volvió con un libro. “Un arco iris en la noche” (Planeta) es una síntesis histórica de esta nación que ha conseguido la reconciliación y la paz de sus pueblos tras siglos de conflicto y 60 años de apartheid.

BLANCA DE UGARTE: “Un arco iris en la noche”, un título inspirado en una frase de Mandela

DOMINIQUE LAPIERRE: Sí, cuando este hombre excepcional salió de la cárcel, llamó a todos los sudafricanos, a los blancos, a los negros y a los mestizos, a unirse en una “nación arco iris”. Este libro es un homenaje, una muestra de amor a Mandela.

BU: Después de escribir epopeyas de la India, de Oriente Próximo, de Estados Unidos o de la URSS, se traslada a un nuevo continente. ¿Qué impresión ha tenido al adentrarse en África?

DL: Fue para mí un descubrimiento espectacular. No conocía nada de Sudáfrica ni de su historia ni sus costumbres. Un paraíso en la Tierra que era desconocido para mí. La primera vez que escuché hablar de apartheid fue a través de mi madre, cuando regresó del mercado sin las manzanas que nos iba a comprar a mi hermana y a mí. Nos dijo: “Niños, no os he comprado las manzanas porque eran de la Sudáfrica del apartheid”.

BU: ¿Cómo surgió la idea de publicar un libro sobre Sudáfrica?

DL: La idea de este libro comenzó de una forma extraordinaria. Un día, un amigo me dijo: “Quiero presentarte ’una madre Teresa de Sudáfrica’”. Como todo lo relacionado con la Madre Teresa me interesa desde hace 27 años, fui al encuentro de Helen Lieberman, una blanca que durante la “noche” del apartheid se había dedicado a aliviar los sufrimientos de los negros poniendo en riesgo su propia vida. La epopeya de esta mujer, héroe de nuestro tiempo, me ha fascinado. Tras pasar unos meses con ella, comencé a interesarme por la historia de su tierra. Sudáfrica es un país mágico cuya historia comenzó con la llegada en 1652 de unos agricultores holandeses para plantar lechugas y combatir así, con sus productos frescos, el escorbuto que afectaba a la tripulación de la Compañía de las Indias Orientales de Ámsterdam a su paso por la punta de África. La idea de que una aventura colonial pudiera comenzar con la plantación de lechugas fue lo más sorprende y atractivo para mí.

BU: ¿Cómo fue posible resumir tres siglos de la historia?

DL: Ha sido muy difícil. Además no existe ningún libro de este tipo. Yo mismo he buscado para mi bibliografía pero hay muy pocos documentos. He intentado reconstruir, para el lector no conocedor, este capítulo de la Historia, cargado de magia de este maravilloso país y de sus pueblos.

BU: En las páginas de “Un arco iris en la noche” hay sufrimiento, odio, enfrentamientos raciales y la dictadura del apartheid. ¿Sudáfrica desde su nacimiento ha vivido una continua guerra civil?

DL: Sí, es cierto. Pero lo extraordinario es pensar que el apartheid no terminó con un baño de sangre.

BU: También relata la formación de nuevas identidades como la de los afrikáners.

DL: Poco tiempo después de llegar de Holanda, los boers (campesinos) pensaron que, para sobrevivir en este inmenso continente de las tribus negras, debían proclamar su encarnación africana. Se llamaron afrikáners y crearon su propio idioma, el afrikáans. Decidieron separarse de las otras razas que vivían en la misma tierra y así, dos siglos antes de su formación, nace el apartheid en la cabeza de los primeros habitantes blancos de Sudáfrica.

BU: En mayo, cerca de Johannesburgo, se produjeron mortales enfrentamientos entre negros sudafricanos y negros de países cercanos como Zimbabue. Ya no son negros contra blancos sino negros contra negros. ¿Cree que ha terminado el apartheid?

DL: El odio entre blancos y negros ha terminado. Lo que nos encontramos ahora en Sudáfrica son problemas étnicos. Jóvenes de países más pobres cruzan la frontera en busca de trabajo y allí, al toparse con algunos feroces zulúes, se produce el conflicto. Un conflicto que, es preciso aclarar: no es racial sino étnico. No es una raza contra otra, es una etnia contra otra, una nacionalidad contra otra. Una situación que también se ha podido vivir en Europa cuando inmigrantes buscan trabajo dentro de nuestras fronteras.

BU: Hablando de racismo y xenofobia, en su libro sitúa el origen del apartheid en el nazismo.

DL: Sí, parte de los cincos millones de blancos fundadores del apartheid, miembros de un partido extremista y nacionalista, viajaron a la Alemania nazi. Conocieron de primera mano lo que Hitler había hecho con sus judíos y concluyeron que los suyos eran los negros. Creían que, para sobrevivir en el océano de los 25 millones de negros, debían crear un sistema de separación original.

BU: El fin del apartheid llegó de la mano de Nelson Mandela. ¿Cómo consiguió la reconciliación de un país completamente dividido que después llamaría “nación arco iris”?

DL: Este hombre es un gigante de nuestra Humanidad, uno de los milagros del siglo XX. Mandela tuvo una visión grande para su país. Después de 27 años de sufrimiento en la cárcel, en lugar de reclamar la venganza y el poder de los negros, llamó a la reconciliación de los sudafricanos. Incluso, durante su ceremonia de investidura a la Presidencia de Sudáfrica, invitó y sentó en la primera fila al juez y al fiscal que, 30 años antes, lo condenaron a prisión.

BU: Todas sus obras literarias llevan consigo un mensaje de paz, libertad y esperanza. ¿Cuál es su papel como escritor?

DL: Soy el portavoz de aquellos que no tienen voz. Por otra parte, está claro que nunca escribiría un libro sobre Sadam Hussein. Cuento epopeyas de esperanza. “La ciudad de la alegría” es una extraordinaria epopeya cuyos protagonistas, que no tienen nada pero continúan en pie, comparten con otros más pobres que ellos, dan gracias a Dios por cualquier bien y son más fuertes que la adversidad. Así, este mensaje que transmiten mis palabras es enviado al resto del mundo.

BU: El primer ministro francés le ha enviado una carta para agradecerle haber escrito “Un arco iris en la noche”, ¿qué le ha transmitido?

DL: En una carta maravillosa. Fillon me agradece haber escrito un libro que explica y no toma partido sobre la historia de este país. Asegura que gracias a los grandes personajes he conseguido contar grandes conflictos cautivando al mismo tiempo al lector. Por último, destaca que mis libros tienen un importante mensaje político.

BU: Revisando su biografía, he constatado que tiene una relación muy estrecha con España. Su hermana vive en nuestro país, la Reina Sofía le ha entregado la Gran Cruz de la Orden de la Solidaridad por la labor en Madrid de su fundación “ La Ciudad de la Alegría ” (www.cityofjoy.org), y también ha escrito “O llevarás luto por mí” dedicada a España y a la figura de Manuel Benítez, “El Cordobés”.

DL: Utilicé como pretexto de la vida del “Cordobés” para hablar de la Guerra Civil. Un joven, hijo de una familia muy pobre de republicanos, procedente de un pueblecito llamado Palma del Río, que, gracias a su coraje y valentía, se convirtió en un ídolo de la nueva España, la España de los Beatles, la España del yeyé. España ha conseguido, como Sudáfrica precisamente, una transición fantástica y admirable que muestra la inteligencia y la generosidad de su pueblo español.

BU: Su grandiosa labor humanitaria iniciada en la India continúa aumentando gracias al 50 por ciento de los derechos de autor de sus libros, que destina a ayudar a los más pobres de entre los pobres. Después de esta experiencia sudafricana, ¿arrancará usted una nueva andadura solidaria en este continente?

DL: Efectivamente. Voy a colaborar con la fundación de Helen Lieberman, la organización humanitaria más grande de Sudáfrica que llama “el futuro de la nación”. Parte de los derechos de autor de este libro irán también a Sudáfrica. Para mí es extraordinario el poder compartir el éxito de mis libros con los más pobres. Es lo mínimo que puedo hacer para cambiar un poco las cosas. Pienso que cuando aparezca en frente de mi Creador y me pregunte qué he hecho en la Tierra, le hablaré de los niños que hemos salvado gracias a nuestra fundación.