Carta al comité en el exilio del IKD[473]
2 de septiembre de 1935
Estimados camaradas:
1. Leí con el mayor interés las cartas circulares alemanas que me envió. En primer lugar, trazan un cuadro informativo de la situación interna. En segundo lugar, demuestran que en Alemania contamos con cuadros de cuya idoneidad marxista nos podemos enorgullecer. Es muy importante lo que dice el informe de J-sobre la situación en las fábricas, que confirma el análisis que presenté en mis comentarios sobre la tesis del Comité en el Exilio.
El segundo informe (sobre la cuestión alemana) también es muy revelador con respecto a la cuestión de la iglesia, sobre lo cual ya se ha discutido demasiado. Es posible que la orientación de algunos camaradas alemanes todavía sea excesivamente propagandística. Esto está vinculado con la posición de Unser Wort[474]. Es necesario fortalecer el periódico. Tiene base en Alemania, y con la intervención de nuestros cuadros podemos ampliarla con éxito. Sin embargo, la condición previa para ello es que Unser Wort aparezca regularmente, dos veces por mes como mínimo, y aunque sea una vez por mes en edición de seis páginas. Esto nos daría oportunidad para dedicar dos páginas a las cuestiones agitativas de actualidad, sin descuidar las teóricas y la información internacional. Insisto en que cada edición debe incluir notas breves (de cinco a diez líneas) sobre las cuestiones internas de las organizaciones obreras. Los informes indican que los camaradas alemanes demuestran gran interés por estos problemas.
2. Se me informa que algunos camaradas piensan, o quizás pensaban, que el viraje respecto de la cuestión del SAP, vinculado externamente al artículo sobre alquimia, se efectuó en forma no totalmente democrática. Considero esta cuestión tan importante para la comprensión del centralismo democrático, que me gustaría decir aquí dos o tres cosas al respecto. Sin ninguna duda, el último congreso del IKD aprobó la línea del acercamiento al SAP. En esa época, los representantes del Comité en el Exilio consideraban que la perspectiva era inútil. Pero, con toda razón, consideraron necesario brindar a la sección alemana la oportunidad de hacer su propia experiencia en este terreno, porque en verdad resultaba mucho más fácil llegar a la conclusión correcta en el extranjero (estando cerca de la dirección), que en Alemania. Pero el sentido de la resolución aprobada por el congreso no era que la experiencia fuera válida eternamente. Se trataba de aplicar una táctica práctica y de resolver el futuro curso de acción con base en los resultados obtenidos. La posición de la dirección del SAP en el extranjero, así como los informes provenientes de Alemania, demostraban sin lugar a dudas que las negociaciones con el SAP no conducirían a nada y que sólo servirían para paralizar a nuestra propia organización. Así pensaba el Comité en el Exilio. Estaban de acuerdo con las conclusiones que yo extraje de nuestra experiencia internacional. Cuando discutí el problema con el camarada Braun, el acuerdo al respecto fue unánime.
¿Qué debe hacer la dirección en este caso? Varios camaradas pensaban que la dirección debía iniciar una nueva discusión, realizando posteriormente sobre la base de la misma un nuevo congreso o referéndum. Eso sería «democracia» auténtica. Tal vez. Pero no quedarían ni rastros de centralismo revolucionario, iniciativa, capacidad de acción, ni sentido de la responsabilidad. Si se procede de manera tal que la militancia sea responsable de todas las cuestiones, no tiene objeto construir una dirección. Basta una máquina de sumar. Dada la situación que reina en Alemania, la idea de la democracia partidaria pura (con exclusión del centralismo bolchevique) es evidentemente utópica. La dirección también debe tener la valentía de proclamar que una actividad aprobada por el organismo inmediato superior, el congreso, ya está perimida, y extraer de ello las conclusiones necesarias. Desde luego, al actuar de esa manera la dirección debe tener la plena seguridad de que expresa la experiencia auténtica de la mayoría de la organización. Y el Comité en el Exilio y el autor del artículo estaban firmemente convencidos de que era así.
¿Se confirmó esta evaluación? Totalmente. Primero, por el hecho de que, tras una breve deliberación, los camaradas alemanes concordaron con que era necesario efectuar el viraje. Segundo, por las últimas piruetas del SAP en el terreno internacional. Repito, una dirección que en un momento crítico es incapaz de encontrar la valentía para efectuar un viraje en veinticuatro horas, por iniciativa propia sin perder tiempo y sin dejar de reflejar la experiencia de la organización en su conjunto, no es digna de llamarse dirección. Por supuesto, corre el riesgo de cometer un error, de ser fustigada por la organización, inclusive de ser desplazada.
Toda profesión entraña sus riesgos, y este es el riesgo que entraña la profesión de dirigente.
Con saludos comunistas,
L. Trotsky