Capítulo Treinta y uno

—Entonces, lo que estás diciendo es que ¿este hombre está acosando a Mary por el caso en el que está trabajando?— Preguntó Stanley, señalándole a Bradley el resto de su rollo de canela desde el otro lado de la mesa del comedor.

Mary se inclinó y apretó el botón contestador automático que ahora estaba en la mesa de la cocina y reprodujo el mensaje de la noche anterior. —No se limitó a amenazar - llevo a cabo su amenaza —dijo.

—Mary —exclamó Rosie. —No tenía ni idea de que esto fuera tan peligroso.—

Stanley asintió con la cabeza: —¿Qué necesitas que hagamos?

—Lo siento, pero ésta no es mi manera habitual de llevar mis investigaciones —explicó. —No puedo arriesgarme a que tú o Rosie estéis en peligro.

Stanley se volvió y esta vez le señaló a Mary el trozo de rollo que le quedaba en su plato. —Oye nena, he tratado con situaciones mucho más complicadas que ésta —dijo Stanley. —No espero que me entregues un arma, pero sí que me dejes ayudarte.—

Mary negó con la cabeza y estaba a punto de protestar cuando Bradley la interrumpió. —¿Alguno de vosotros recuerda la desaparición de Jessica Whittaker?— Les preguntó.

—Sí, yo lo recuerdo —dijo Rosie, asintiendo con la cabeza. —Me acuerdo porque fue el mismo día en que Renee Peterson se ahogó.

—¿Conocías a Renee Peterson?— Le preguntó Mary.

—Sí, ella trabajó para mí cuando tenía la boutique —explicó Rosie. —Fue durante el tiempo que estudiaba bachillerato.

—Me acuerdo de ella, una chica preciosa, brillante —agregó Stanley. —Su muerte fue una auténtica lástima.

—¿Alguna vez habló ella acerca de su trabajo con el senador?— Dijo Mary.

Rosie sonrió. —Sí, ella pasaba por la tienda cada vez que se aproximaba un gran evento. Yo la ayudaba a escoger la ropa adecuada. De hecho, el vestido que llevó esa noche era de mi tienda. Por su culpa, casi llegó tarde a la fiesta y el senador estaba frenético.—

—¿Cómo lo sabes?— Preguntó Mary.

—El senador le había dado uno de esos buscas tan sofisticados —explicó Rosie. —Mi envío llegó tarde y estábamos en la trastienda haciendo algunos retoques finales, cuando oí el pitido de su busca. Lo sacó y empezó a hablar con él - pero no podía entenderle bien porque no había tal cosa como cobertura celular en Freeport por aquel entonces.

—Entonces, ella lo llamó por el teléfono fijo de la tienda —continuó Rosie. —Él le dijo que nadie del equipo de su campaña había llegado todavía y le pidió que se diera prisa. Ella se burló de él diciéndole que nadie quería estar cerca de un barco que se estaba hundiendo.

—Estaba tan contenta - irradiaba felicidad. Esa fue la última vez que la vi —Rosie suspiró y negó con la cabeza.

—Siempre me he preguntado acerca de su muerte —añadió Rosie. —Había formado parte del equipo de natación de su escuela secundaria. No tenía mucho sentido que se ahogase. Y no creo que el informe del forense revelase que había mucho alcohol en su organismo.

¿Le hicieron un examen toxicológico?— Preguntó Bradley.

—Su madre me dijo que lo hacían habitualmente en este tipo de situaciones —dijo Rosie. —Les hicieron retrasar el funeral un par días por este motivo.

Mary puso su mano sobre Rosie, —Lo siento mucho, tuvo que ser muy duro.—

—Bueno, por lo menos sus padres saben que fue un accidente —dijo Rosie. —No como estas niñas a las que estás ayudando. Tiene que ser horrible no saber durante todos estos años...—

—Sí, tiene que ser horrible —afirmó Bradley.

Mary lo miró. Algo en su voz la hizo sentir que no era un comentario común más. Estudió su cara - su comportamiento era muy profesional, pero podía ver el dolor en sus ojos.

Rosie y Stanley se marcharon poco después, prometiendo no hablar de la conversación que habían mantenido entre los cuatro, con nadie más.

—¿Crees que saben mantener confidencias?— Preguntó Bradley.

—Bueno, a ambos les gustan los chismes jugosos y a Stanley le encanta vacilar —dijo Mary con una sonrisa. —Pero saben que cualquier desliz me podría poner en peligro - guardarán silencio.—

—Son muy buenos amigos, tienes mucha suerte —dijo Bradley.

Mary asintió con la cabeza. —Sí, me acogieron tan pronto como me mudé a Freeport. No sé qué habría hecho sin ellos.—

Bradley sonrió. —Tengo la sensación de que te hubieses apañado por ti misma.

Mary se echó a reír. —Tal vez, pero no habría sido tan divertido.

Mary cogió un par de refrescos light y le dio uno a Bradley antes de sentarse delante del ordenador.

—He estado buscando los antecedentes penales de los miembros del personal de la campaña, y a excepción de un par de multas por exceso de velocidad, todos están limpios —dijo Mary. —También he hecho comprobaciones preliminares sobre todos los otros invitados de la fiesta. Nada a destacar.

—Bueno, sólo porque alguien no tenga antecedentes penales no significa que no pueda ser nuestro hombre —dijo Bradley. —La mayoría de los asesinos en serie son considerados ciudadanos respetuosos y ejemplares antes de ser capturados.

—Por lo tanto, tenemos dos casos, dos casos únicos —dijo Mary. —Un caso involucra el asesinato de una persona, Renee, y otro el caso se trata de unos asesinatos en serie de al menos cinco niñas, ¿no es así?

—Bueno, déjame hacer de abogado del diablo —dijo Bradley, —¿Y si ambos casos están conectados? ¿Y si esto no es sólo una gran coincidencia?

—Sí —coincidió Mary, —las coincidencias no existen.

—De acuerdo, ¿y qué tienen estos casos en común?

Mary sacó los archivos sobre la desaparición de las niñas.

—Veamos, tenemos cinco muertes - si incluimos a Jessica —dijo. —Las fechas de las desapariciones son 6 de julio, 6 de agosto, 6 de septiembre y 6 de octubre. El día de las elecciones de ese año fue el 6 de noviembre.

—Por lo tanto, el período de descanso de nuestro asesino era de 30 días —dijo Bradley.

—Podría significar que él no fue el asesino de Renee porque ya había matado a Jessica.—

—Sí —dijo Bradley.

—O podría significar que él mató a Renee por otra razón, al no ajustarse a su perfil habitual —agregó.

—Bueno, vamos a ver qué más nos encontramos que pueda conectar ambos casos entre sí —sugirió Bradley, cogiendo la mitad de la pila de papeles, y llevándoselos hacia él.

Trabajaron en silencio, examinando cada documento cuidadosamente. Después de una hora Bradley se levantó y se fue a la cocina. Mary se estiró y le miró.

—Te prometí chili —dijo. —Y yo soy un hombre de palabra.

Mary sonrió. —¿Estás seguro? Siempre podríamos hacer unos sándwiches.

Él arqueó una ceja hacia ella. —¿Estás, por algún casual, menospreciando mis habilidades culinarias?— Le preguntó.

—No. Nunca. Jamás se me pasaría por la cabeza —se rió. —Voy a seguir leyendo si no te importa.

—Adelante.

Los sonidos hogareños provenientes de la cocina calmaron el ambiente, mientras Mary continuaba leyendo los archivos, tratando de que su mente se centrase en quién podría indiscriminadamente, acabar con la vida de esas inocentes niñas. No podía apartar la imagen de esas caras angelicales de su mente. Ellas le salvaron la vida y lo menos que podía hacer era ayudarles a pasar página.

Cogió la carpeta con la información sobre las pequeñas y hojeó los archivos hasta que se encontró con el caso de la niña que estaba buscando. La niña que había agarrado a Mary del brazo era Lillian Johnson y era de Gratiot, Wisconsin, justo al otro lado del estado de Illinois. Sus padres la llamaban Lily. Tenía dos hermanos, ambos más pequeños que ella y se comportaba como una madre con ellos. Los padres declararon que nunca jamás habría dejado a su hermano de cinco años ni a su hermana de tres, solos en el patio trasero. Alguien se la tenía que haber llevado a la fuerza. Desapareció el 6 de agosto de 1984.

Conocer el aspecto emocional de los casos, podría nublar su percepción, Mary cambió esa carpeta por la que reunía toda la información del senador. Analizó su itinerario de campaña hasta que una fecha le llamó la atención.

—Espera un momento —dijo en voz alta.

—¿Qué has encontrado?— Bradley dejó de cortar los pimientos y se acercó a Mary mientras ella apartaba todos los periódicos de la mesa, tratando de encontrar su bloc de notas.

—Las fechas, las fechas en que desaparecieron las niñas. ¿Cuáles eran?— Preguntó.

—6 de julio, 6 de agosto, 06 de septiembre, 6 de octubre, y por último, 6 de noviembre —dijo Bradley, —¿Por qué?

—Mira esto —dijo Mary, señalando el itinerario. —6 de agosto de 1984 - discurso político de apertura en Warren, Illinois - a menos de 10 km de Gratiot, donde Lily fue raptada.

—Y todas las otras fechas - todos los otros meses - discursos en los pueblos vecinos —dijo ella, sacando el resto de los archivos y comparándolos.

—Todo nos lleva de nuevo a un solo hombre —dijo Bradley.

—El senador —declaró Mary.